HÉCTOR GÓMEZ. HOY Hay que ayudar a Pizzi para que siga haciendo un equipo. Hay que tener paciencia porque el argentino ha dado muestras de saber lo que se hace...
VALENCIA.
Ha sido tan nefasta la primera vuelta del Valencia CF y se han acumulado tantos errores que ahora a cuando se pierde duele el doble. Duele el doble por ver que el tiempo se agota, por comprobar que la temporada se escapa y que el sueño anhelado de la Champions es ya un imposible.
Creo que las derrotas duelen el doble, porque cada guantazo de realidad hace que se frene en seco esa ilusión que todos tenemos por volver a ver a nuestro equipo arriba. Por verle pelear en lo alto de la tabla, y cada derrota hace que nos demos cuenta que la temporada está siendo mala y bastante dura.
El equipo mostró en Vallecas su peor versión desde que llegó Pizzi, junto con la segunda parte que se marcó en Balaídos ante el Celta. No hubo en los futbolistas la tensión de las últimas semanas. Faltó la solidaridad y la convicción en lo que se hacía de los últimos partidos y se terminó pagando. Creo que el equipo se vio muy superior a su rival durante los primeros veinte minutos, pero después de la doble ocasión de Alcácer y Vargas, el equipo se deshinchó.
El Rayo, que se está jugando la vida, empezó a creérselo, siguió creyéndoselo y terminó haciendo el gol que a la postre le daría la victoria. El equipo pudo al principio, pero desapareció muchos minutos y cuando quiso ya era tarde, como reconoció Keita tras el partido.
Perder en Vallecas, frente a un equipo que ocupa puestos de descenso duele. Perder cuando el equipo parecía haber arrancado en la Liga y todos habíamos marcado el partido del próximo domingo ante el Athletic como el termómetro para calibrar las opciones reales de abordar la cuarta plaza, duele mucho más. Pero hay que ser realistas y aceptar que esta es ya una temporada de transición. Aceptar que la Champions es una utopía ahora mismo imposible. A no ser que se gane todo de aquí al final.
Hay que ayudar a Pizzi para que siga haciendo un equipo. Hay que tener paciencia porque el argentino ha dado muestras de saber lo que se hace. De hecho, me empieza a preocupar que en las salas de prensa vea los partidos como el resto de los mortales. Eso hasta hace poco era impensable en un entrenador del Valencia CF. Pizzi sabe que equipo quiere y como quiere que juegue su equipo. Además, lo mejor de todo es que tiene muy claro los métodos a utilizar para llegar a ese fin, y no le importa lo más mínimo los nombres de los que le acompañen en ese viaje.
Pizzi se ha ganado el respeto del valencianismo y debe seguir trabajando en la misma línea de coherencia y humildad. La Europa League debe ser el gran objetivo de la temporada. En la Liga asegurar la séptima plaza sería importante. Eso sí, pedirle más a este cuerpo técnico no sería ético, ni moral. Los imperios no se construyeron en un día, ni en dos. Y a este Valencia CF nos lo habían arrasado. Se está en el camino del éxito y todos debemos sumar para volver a ver a un equipo ganador.
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