«Yo sólo hablo de que hemos de clasificarnos para la Champions. Sobre otras cuestiones no me pronuncio». Así de categórico se mostró Manuel Llorente cuando LAS PROVINCIAS lo interrogó ayer sobre la posibilidad real de que David Villa cambie de aires este verano.
El presidente blanquinegro guarda prudente silencio, pero en su fuero interno celebra que se esté cumpliendo escrupulosamente el guión diseñado por él mismo cuando accedió a la presidencia: el asturiano se quedó entonces en Mestalla contra todo pronóstico, si esto no se tuerce mucho contribuirá a que el Valencia retorne a la rentabilísima Champions League y, en puertas de un Mundial, su cotización crece como la espuma de cara a una presumible venta.
El jugador aprendió la lección en la Copa Confederaciones y, sin un representante que controle su futuro, ya ha avisado de que no alimentará la rumorología desde Sudáfrica. Pero eso no significa que aguarde un verano tranquilo. Es marzo y la subasta por el Guaje ya sube de tono. Si hace una semana se avanzaba desde Inglaterra que el Manchester United está dispuesto a tirar la casa por la ventana, ahora el Barcelona se suma al baile.
De momento, el club catalán lo hace de forma indirecta. Nada de negociaciones. Sólo globos sonda. Tanteo del terreno, consciente de los problemas económicos de un Valencia que presupuestó el ingreso de 40 millones a través de la ventas de activos. El Barça supone que a Llorente le flojearán las piernas y que el Guaje se sumará al juego como ha hecho Cesc Fábregas.
Pero eso difícilmente ocurrirá. El Valencia ni se ha detenido aún a pensar qué jugador o jugadores abandonarán la entidad a final de temporada, ya que la respuesta a esa pregunta está sujeta a demasiadas variables. No es lo mismo, por ejemplo, abordar la cuestión con la financiación de las obras del nuevo estadio resuelta que asfixiados por la precariedad actual.
Llegado el momento, también habría que analizar las reglas del mercado. El Valencia sabe que el gol está muy caro y no sería tarea fácil encontrar un sustituto para Villa, mientras que en otros casos, como el de Silva, el relevo ya ha llegado en el mercado de invierno ('Chori' Domínguez) y además a un precio de auténtico saldo. Pero aun así es Villa el que más posibilidades de venta tendría, por una mera cuestión de edad. Si no se va este verano, con 29 años y revalorizado por un Mundial en el que aspira al máximo protagonismo, ya no lo hará. Y eso sería una gran gestión desde el punto de vista deportivo, pero una arriesgada apuesta económica.
Todas estas cábalas, en cualquier caso, llegarán más adelante. El Valencia sabe que el tiempo juega a su favor y no va a precipitarse, por mucho que compradores como el Barça quieran cerrar la operación antes del 30 de junio por aquello de las elecciones a la presidencia y, tras ello, la llegada a los mandos del club de una nueva junta directiva.
También es pronto para hablar de las cantidades en que se podría establecer un traspaso. El Valencia aspira, como poco, a las cifras que se manejaron el año pasado, a pesar de que se teme al efecto de la crisis. Se entiende en el club que vender a Villa por cerca de 50 millones sería ahora un movimiento coherente: tiene un año más y a ese dinero habría que añadir lo que ingresará el equipo en la Champions, a la que difícilmente habría accedido sin el concurso del asturiano.
Respecto a la postura del Barcelona, es tan cómoda como poco ética. No se ha dirigido al Valencia y todo apunta a que tampoco lo hará durante los próximos meses. La táctica a seguir es dejar correr el tiempo y que se cumplan dos premisas: una, que sea el entorno valencianista el que deslice la intención de acceder a la venta de Villa y, la segunda, que el propio futbolista comience a presionar a su club.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-03-06/valencia-frota-manos-mientras-20100306.html
