ALBERTO SANTAMARÍA. HOY Pero para nochecitas, la del 31 de enero de 2014. Era la previa del duelo que iba a medir al conjunto entonces entrenador por Juan Antonio Pizzi con el todopoderoso Fútbol Club Barcelona...
VALENCIA.
Hoy se cumple justo una semana del ‘Robo de San Mamés'. Un atraco como una catedral, nunca mejor dicho. Solo así puede calificarse lo sucedido el pasado jueves en el partido que enfrentó al Valencia ante el Athletic Club. Y luego Tebas, Iturralde o el Sursum Corda que digan lo que les de la gana y denuncien a quien crean conveniente. Fernando Teixeira Vitienes y su asistente le birlaron dos puntos a un equipo que hoy sería tercero y aventajaría en un punto al Atlético y en cinco al Sevilla en esa lucha encarnizada por los puestos Champions. Pero no hubo premeditación. No creo en ni en campañas ni en conspiraciones en contra del club blanquinegro. Porque si éstas existieran, el colegiado cántabro no se hubiese esperado al minuto 90 para que Orban resbalara, Viguera fallase su primer remate y entonces dar validez al gol ilegal de Aduriz. Es absurdo. Un sinsentido. Incluso para aquellos que argumentan que la esperpéntica actuación de Teixeira tuvo algo que ver con el enfrentamiento entre Amadeo Salvo y Javier Tebas, también se equivocan. La Liga, de la que es presidente este último, no designa a los árbitros. Los trencillas se deben a su Comité Técnico, un órgano dependiente de la Real Federación Española de Fútbol hacia la que el propio Salvo ratificó "el respaldo absoluto a todas las actuaciones de su Presidente, Don Ángel Mª Villar" firmamdo debajo de un comunicado que se acordaba tres días antes de la disputa del encuentro en El Botxo. ¡Qué nochecita la del pasado jueves!
Pero para nochecitas, la del 31 de enero de 2014. Era la previa del duelo que iba a medir al conjunto entonces entrenador por Juan Antonio Pizzi con el todopoderoso Fútbol Club Barcelona deMessi, Neymar y compañía. Vamos, lo mismo que sucederá el sábado -y a la misma hora-. Sin embargo, en un céntrico hotel de la ciudad condal, los jugadores de la primera plantilla vivían más pendientes del móvil que del propio encuentro. El recién estrenado director deportivo trabajaba a contrarreloj para cambiar la fisonomía de la plantilla de arriba a abajo. Rufete estaba on fire y el futuro de varios de los futbolistas dependía de los movimientos de ajedrez de las últimas horas del mercado de invierno. Vezo, por ejemplo, leyó su precontrato para jugar en Elche y Ricardo Costa tuvo pie y medio en Turquía...hasta que una llamada advirtió de que el pasaporte deOtamendi no era comunitario. En fin, ya conocen la historia: el Valencia acordó la cesión del argentino y una vez firmada, los rectores cayeron en el 'pequeño' detalle de que no podían inscribir al futbolista en competición alguna e intentaron dejar sin validez la operación; el Oporto se negó y cinco días después, la entidad de Mestalla terminó solucionando el problema fichando al defensor. De inmediato, lo cedió al Atlético Mineiro para recuperarlo seis meses más tarde y convertir al internacional albiceleste en el mejor fichaje de una temporada a la que le restan siete fechas para concluir. No sé si algún día, Ricardo Costa contará lo que ocurrió aquella noche en una de las habitaciones, pero si Otamendi no hubiese ocupado plaza de extranjero, el portugués no hubiera lucido el brazalete la tarde siguiente.
Eso sí, Rufete cumplió con su tarea. El de Benejúzar cerró los fichajes deSenderos y Vinicius. Todos se equivocan. En la noche de marras, el club decidió apostar por Vinicius y no por Otamendi. No cabían los dos. En una decisión consensuada con el técnico, al Valencia le urgía más un delantero que un segundo zaguero. Ahí queda eso. Tanto fue así que se pagaron 3,5 millones de euros por el 50% del joven brasileño quien -según información de la cadena COPE- percibe una ficha de 1'9 millones de euros brutos por temporada -más de lo que hoy cobra Parejo-. Además, Postiga y Pabón estaban fuera, Jonas no le gustaba al Lagarto, Vargas no era un nueve, nueve y no se creía en Paco Alcácer. Han leído bien. No se creía en él. El de Torrent, que había valorado la opción de abandonar la entidad pocas semanas antes, jugó como titular en el Camp Nou porque no había dónde elegir. Pizzi lo tiró a los leones y Paquito se los merendó. Anotó el 2-3 y certificó la victòria blanquinegra en Can Barça diez años después.
El 1 de febrero de 2014 cambió la suerte y la vida deportiva de Paquito. Siete días más tarde volvería a ver portería. En este caso, ante el Betis y por partida doble. Su ascensión ya fue imparable. Dos meses más tarde llegaría la remontada contra el Basilea, su hat-trick y con él su confirmación como uno de los atacantes referencia del balompié mundial. Ya en la actual campaña firmó su renovación, mejoró su contrato, la selección llamó a su puerta y sólo una lesión de rodilla le impidió participar de la última convocatoria de Del Bosque. Pasado mañana el 9 de la Roja será el encargado de asaltar de nuevo el coliseo del líder. Lo logró la temporada anterior. ¿Por qué no repetir el sábado?