Bankia no está en condiciones de incluir entre sus activos inmobiliarios las parcelas del viejo Mestalla, tal como aseguraron fuentes de la entidad bancaria a Levante-EMV. En ese sentido, se antoja difícil que se culmine la constitución de una sociedad promovida por Bankia y varios inversores privados, mediante la cual se comprarían, antes del mes de marzo, las parcelas del viejo Mestalla a cambio de los 243 millones de la deuda bancaria del Valencia (pese haber sido renegociada en agosto), tal como informó ayer la Cadena Ser.
En la actualidad, el valor en activos inmobiliarios de Bankia, necesitada de liquidez, sobrepasa los 20.000 millones de euros, por lo que no entra en sus prioridades aumentar la cantidad de suelo y se contemplaría con satisfacción que el Valencia continuase haciendo frente, con el mismo rigor y puntualidad efectuados hasta la fecha, con las obligaciones del pago del crédito concedido al club y sus intereses.
Por otro lado, la directriz trasladada por el Banco de España a las cajas es la del "riesgo cero" con todas las operaciones relacionadas con un sector en crisis como el fútbol. Bankia, oficialmente y como es costumbre, no emitió ninguna valoración.
Alternativa más ambiciosa
La operación, en cambio, sí fue reconocida por el propio Valencia, la parte sin duda más interesada en llevar adelante la negociación y en las condiciones descritas. Fuentes del club afirmaron que las conversaciones, "muy avanzadas", son el resultado de un trabajo "de muchos meses" por parte del presidente Manuel Llorente y su mano derecha, el vicepresidente Javier Gómez que, en caso de cristalizar, "solucionarían" por completo los problemas económicos del Valencia. Desde el club también se reconoce que hay una posibilidad de negocio todavía más ambiciosa, y que no se limita a las parcelas de Mestalla. Aparte de los terrenos del viejo estadio, el futuro consorcio se haría con una torre de oficinas del nuevo estadio en la avenida de las Corts y con la ciudad deportiva de Paterna, siempre que previamente fuese recalificada (un compromiso verbal adquirido desde hace tiempo).
Todos esos movimientos patrimoniales se traducirían en unos ingresos de 500 millones de euros para el Valencia. Con esa astronómica cifra, el club podría solventar sus dos grandes problemas de una sola tacada. Retomaría y finalizaría las obras del nuevo estadio (paradas desde hace dos años y medio y en las que faltan por invertir 130 millones), y absorbería los 368 millones a los que asciende la deuda total reconocida por el club.
En el Valencia se asegura que la filtración de la noticia no partió desde el propio club en el que "únicamente dos personas eran conocedoras de las negociaciones", en alusión a Llorente y Gómez. Asimismo, se afirma que la revelación "no ayuda" a que fructifique la operación, a pesar de estar muy avanzada y próxima a un acuerdo.