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Plan de entrenamiento

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Martes 24 de mayo | Entrenamiento a las 11h en Paterna. Primeros 15 mins abiertos a los mmcc. Miércoles 25 de mayo | Entrenamiento a las 11h en Paterna. Primeros 15 mins abiertos a los mmcc. Jueves 26 de mayo | Entrenamiento a las 11h en Paterna. Primeros 15 mins abiertos a los mmcc.

ORGULLO

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lunes, 14 de marzo de 2011

Del bofetón alemán al guantazo aragonés

Al bofetón recibido en Gelsenkirchen, le ha seguido el guantazo propinado por el Zaragoza. Dos palizas seguidas, en tan sólo cinco días, lleva el Valencia sobre sus espaldas. Y no hace falta doctorarse en futbología para descifrar la causa de los dos fiascos. El equipo no ha sabido afrontar los momentos más delicados de ambos choques. En Alemania, cuando contaba con un marcador favorable, careció de oficio. En La Romareda, tras encajar el primer gol en el minuto 4, tocaba nadar a contracorriente y optó por bajar los brazos y entregarse. En ambos trances, el Valencia careció del carácter y la fortaleza mental que se requieren para sobreponerse a las propias debilidades, más que la fortaleza de los rivales, nada del otro en ambos casos.
Los partidos de fútbol se decantan muchas veces por un pequeño detalle, así sea de la fortuna o del árbitro, por lo que una derrota aislada no es significativa de nada. Sin embargo, si resulta preocupante que, encuentro tras encuentro, el Valencia incurra en los mismos errores y en idénticos despropósitos, sin que Unai Emery halle el remedio para solucionarlos. Es lo que viene sucediendo con su retaguardia. Es de sobra sabido que defender es una misión de todo el equipo, pero ya pueden esforzarse en esa labor tanto individual como colectivamente los medios y delanteros valencianistas si, llegado el momento de la verdad, los especialistas en la materia cantan por soleares, como es el caso. En La Romareda, el recital de disparates defensivos fue memorable.
A este respecto, hay que preguntarle a Ricardo Costa, a qué santo venía esa sonrisa con la que abandonó el campo al ser cambiado. ¿Era irónica o picaresca? ¿Se burlaba del entrenador o se compadecía de si mismo? En el portugués, que no ha respondido en absoluto a las espectativas con las que llegó, tiene la zaga uno de los causantes principales de su endeblez. Que no vaya ahora dándoselas de víctima y mucho menos de sobrado. Su trayectoria está siendo infame.
En fin, que esta semana toca depresión. Esperemos que sea sólo temporal. Si, como se vio en Zaragoza, lo de Alemania no fue un tropiezo aislado, sino que ha acarreado consecuencias, a Emery le corresponde desencadenar esa sucesión de despropósitos para no provocar una epidemia. Hasta ahora, ha sufrido dos traspiés, duros, pero aislados. Hay que intervenir con rapidez para que no se conviertan en sintomáticos. Está en peligro todo lo conseguido hasta ahora.



http://www.levante-emv.com/deportes/2011/03/14/bofeton-aleman-guantazo-aragones/790177.html

Calma tensa tras el esperpento


Nunca imaginó Manuel Llorente que su regreso de Zaragoza sería tan duro, tan tortuoso. Lo hizo por carretera, en el coche de Braulio Vázquez, coordinador de la secretaría técnica, y el desplazamiento, que en condiciones normales hubiera sido placentero, se convirtió en una pesadilla. Por la mente del presidente del Valencia pasaron una y mil veces imágenes del lamentable espectáculo que ofrecieron sus jugadores sobre el césped de La Romareda, donde fueron humillados como la temporada pasada.
Llorente bajó al vestuario al término del partido. Diversas fuentes consultadas coinciden al relatar que Unai Emery no dio tiempo a que hablara el dirigente. «Presi, no hay excusas. Un desastre, una vergüenza», le dijo el entrenador, mientras el presidente lucía una cara de póquer que asustaba. Su respuesta, parca en palabras. «Hay que ganar al Sevilla». Emery considera que la debacle de Zaragoza fue «un accidente, en un partido para olvidar y que venía condicionado anímicamente por la derrota de Alemania», que costó la eliminación de la Champions League.
Ayer, transcurridas unas horas de la humillante derrota de La Romareda, la calma tensa se mantenía entre los responsables del Valencia, quienes realizan un esfuerzo por mentalizarse de que sólo fue un accidente que no tiene por qué empañar la trayectoria del equipo a lo largo de la actual temporada.
Sin embargo, a Manuel Llorente no se le olvida que la actitud de algunos jugadores no fue la mejor en Gelsenkirchen y que la de todos los que salieron en Zaragoza ni siquiera existió. «Se puede perder un partido, pero no de esta forma», repitió el presidente hasta la saciedad en la madrugada de ayer, de vuelta a casa. Llueve sobre mojado y entiende que en ese aspecto una parte importante de la responsabilidad es también del entrenador. Y lo lleva clavado.
A falta de diez jornadas para que finalice la Liga, Llorente no se ha pronunciado sobre el futuro de Unai Emery, manteniendo su postura de la pasada campaña. La indefinición del presidente evidencia que mantiene dudas. De lo contrario, saldría a la palestra para anunciar la renovación. Ni siquiera puede afirmarse con rotundidad que el tercer puesto asegure la continuidad de un técnico que da la sensación de que se ha liberado, de que se ha soltado el pelo, como ha demostrado en sus últimas comparecencias públicas, en las que ha aparecido sonriente, distendido y bromeando.
Emery no espera
Unai Emery está cansado de que se le cuestione por unos u otros motivos: deportivos y personales. Su entorno más cercano se postula en que se le valora más lejos de Valencia que en la propia ciudad. Y eso le duele a un entrenador que no va a esperar a que el club se pronuncie. Su representante trabaja en el asunto, en encontrarle un nuevo destino y, si lo encuentra, se comprometerá. Es decir, puede producirse la situación que el club le plantee la renovación y que el técnico agradezca el gesto, pero decline seguir unido a la entidad de Mestalla otra vez por un mísero año más.
La rumorología de un mercado que empezó a moverse hace algún tiempo, apunta a que Emery podría incluso haberse comprometido ya con el Atlético de Madrid si, como parece, Quique Sánchez Flores firma con el Sevilla. Lo que sí ha podido comprobar LAS PROVINCIAS es que el vasco figura en la agenda de Miguel Ángel Gil. Su adiós a Mestalla tampoco sería un drama para una afición valencianista que, si bien le ha mostrado su descontento en algunos momentos, en la mayoría de decepciones ofrecidas por el equipo se ha postulado con indiferencia.
Diez jornadas
Con la mencionada calma tensa afronta el Valencia las diez últimas jornadas del campeonato en las que, como dijo siempre Luis Aragonés, se decide todo. Y no van a ser fáciles para un equipo que no muestra la solvencia debida en Mestalla, donde tiene que recibir, entre otros, al Sevilla el próximo domingo y, posteriormente, a Villarreal y Real Madrid. A domicilio visitará a Getafe, Osasuna, Espanyol o Deportivo, algunos de cuyos recintos no se le dan nada bien al equipo valencianista.
Llorente no quiere ni oír hablar de acabar en el cuarto lugar y tener que jugarse la presencia en la próxima edición de la Champions en una eliminatoria previa durante el verano. La fortuna acompañó ayer al Valencia, que vio como el Villarreal, su rival directo en la pelea, dejaba escapar dos puntos en el tiempo de prolongación, cuando el Sporting empató al transformar un penalti. La ventaja blanquinegra no se redujo al mínimo. Los castellonenses quedan a tres puntos. Mas bueno será tener presente que es sólo un partido.
Miguel y Chori
La pugna, probablemente, va a continuar hasta el final. La actitud del vestuario va a tener una importancia decisiva. Y el tacto con el que se manejen presidente y entrenador ante la plantilla influirá sin duda. Ahora mismo tienen dos patatas calientes: Miguel y Chori. El primero, apartado y con expediente informativo en marcha; su compañero, en situación de aparente normalidad, pero extraoficialmente también fuera del equipo y sin visos de volver, salvo cambio espectacular en las próximas jornadas.
Todo apunta a que el asunto de Miguel Brito se puede resolver esta semana. Llorente, Emery y Braulio Vázquez deben pronunciarse y decidir qué se hace con el lateral, quien no goza del apoyo generalizado del vestuario. Se ha escuchado alguna voz favorable al regreso del portugués, pero también mucho silencio. Nadie sabe qué hacer. Es necesaria la estabilidad interna, tanto como no transmitir una imagen de debilidad en lo que a imponer disciplina se refiere.