La Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia trabajan decididamente en impulsar la reanudación de las obras del nuevo estadio de Mestalla para inicios de 2012. De hecho, la UTE FCC-Bertolín, encargada de la construcción del recinto deportivo del Valencia Club de Fútbol, ya prepara la reactivación de los trabajos —como queda constatado en las imágenes, captadas ayer por ABC en las obras de la avenida de las Cortes Valencianas—, suspendidos desde el 25 de febrero de 2009.
La alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, se ha fijado como prioridad poner todas las facilidades con objeto de que este proyecto emblemático para una Valencia vanguardista se retome cuanto antes. El nuevo estadio, que desde la entidad se concibe como la «piedra angular» para la viabilidad económica del club, volverá a avanzar en su edificación entre enero y febrero de 2012. Los trabajos, contrariamente a los planes previstos por el actual presidente de la entidad, Manuel Llorente, comenzarán a desarrollarse antes de que el Valencia y Bankia, principal acreedor de la sociedad deportiva con 250 millones de euros, resuelvan la venta de las parcelas del actual estadio valencianista. Una de las alternativas en las que trabaja la entidad financiera pasa por la búsqueda de un grupo de inversores para participar en esta compra, que rebajaría la deuda del Valencia de 370 millones de euros hasta los 120 millones.
Sin embargo, fuentes consultadas por este diario advierten que las empresas constructoras del nuevo Mestalla se guardarían una opción preferente sobre alguno de los sectores de los terrenos donde se sitúa el estadio de la avenida de Suecia a modo de garantía para reactivar las obras a pleno rendimiento sin que el club salde de antemano su deuda y consiga financiación para reiniciar los trabajos. El Valencia tiene invertidos 150 millones de euros —las obras se suspendieron cuando incurrió en una deuda de 52 millones—, pero le restan otros 150 para completar esta
proyecto emblemático para la ciudad.
Operaciones candentes
La reanudación de las obras del nuevo estadio permitiría borrar una profunda cicatriz en la zona noroeste de la ciudad y brindaría al Valencia la posibilidad de reflotar sus arcas y corresponder a sus obligaciones deudoras. Bankia es el actor principal y todas las operaciones clave para la resolución del «sudoku» financiero están candentes. La normativa europea para la banca privada en cuanto a su vinculación con un sector de riesgo como es el del fútbol añade urgencia a la necisidad de hallar una solución. La nueva reglamentación exige a la banca provisionar suficientemente sus operaciones con entidades futbolísticas. A Bankia le urge pues ver satisfechos los cerca de 250 millones que le adeuda el Valencia.
También preocupa, en este caso a la Generalitat, el aval del Instituto Valenciano de Finanzas sobre el crédito concedido de 74 millones de euros por Bancaja a la Fundación del Valencia en agosto de 2009 para la suscripción de más del 70% de las acciones ofertadas en la ampliación de capital de la entidad. Préstamo que se amplió un año después en seis millones de euros para responder a los intereses generados. Es el Valencia el que debe responder a las deudas que son ya un serio problema para Bankia. Los próximos dos meses serán claves de forma imperativa en el reinicio de las obras del nuevo Mestalla y la venta de las parcelas del viejo coliseo.