El morbo del partido de entrenamiento de ayer no estaba precisamente dentro del campo. Estaba en el banquillo (del rival) y de reojo en la enfermería. Por un lado José Mari Bakero -segundo en su día de Ronald Koeman y actual preparador del equipo polaco- y por otro David Albelda, que fue a la Ciudad Deportiva a tratarse con los fisios. Por apenas unos instantes no hubo un cara a cara entre ambos. Mientras Bakero atendía a los periodistas casi sobre el mismo césped a la conclusión de la 'pachanga', el centrocampista valenciano -llevado al ostracismo al igual que Angulo y Cañizares por Koeman- firmaba autógrafos a unas decenas de metros del lugar, en el parking. A Bakero se le preguntó lógicamente por Albelda. Se lo esperaba. «No tengo ningún problema, si me lo encuentro, en saludarlo. Pero hablar de ese tema... está cerrado. Me acuerdo de todo lo bueno», apuntaba el ahora técnico, que tiene a su equipo concentrado en La Manga.
Aún así, Bakero trataba de dar una vaga explicación a lo sucedido con los tres valencianistas: «Profesionalmente, las cosas a veces son muy duras y a veces son fantásticas. Viví los dos extremos y aprendí una barbaridad. Respeto a Albelda como profesional y como persona. No tengo ningún problema».
La presencia de Bakero en Valencia va unida, ineludiblemente, a cuestiones nada dulces. De Albelda y compañía se pasa de inmediato a su trabajo con Koeman y la manera en la que se salieron de la entidad, tras dejar al equipo con el título de Copa en el bolsillo pero con el precipicio del descenso a la vuelta de la esquina. «Son etapas en los clubes. Hay momentos de una convulsión brutal, unas veces porque el equipo no va y otros porque la directiva crea situaciones complicadas. Se enreda todo, vivimos muchos cambios con crispación social. Tuvimos la fortuna de ganar una Copa. Si tuvimos que ver para lo malo, también para lo bueno».
Rehuye entrar en la polémica sobre el poso que ha podido dejar en el seno del valencianismo y Bakero opta por el camino más fácil. «Cuando mires el curriculum del Valencia, miras las Copas que tiene. Lo demás, cada uno que lo recuerde como quiera».
Destinado a buscarse el jornal a Polonia, donde llegó para unos meses y ha renovado, Bakero no pierde detalle de lo que pasa en la liga española ni tampoco de lo que hace el Valencia. «Es un equipo muy alegre y sobre todo ese trío de ataque, es precioso de ver. Están dando espectáculo». Los elogios se los lleva a capazos el Barça, el equipo con el que triunfó como futbolista. «El año pasado estuvo increíble y este está muy bien. Tiene una manera de jugar que es una maravilla de ver. El Madrid no se puede permitir muchos tropiezos, aunque tiene una grandísima pegada y en los últimos dos meses ha mejorado bastante».