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ORGULLO

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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Rueda de prensa

Emery: ´El equipo ha mostrato solidez y madurez´


El entrenador del Valencia, Unai Emery, afirmó que el equipo era consciente de la importancia del partido y de la necesidad de la victoria y con un encuentro "completo" ha asentado las posibilidades de clasificación y mejorado su autoestima. "Cada partido es un examen y nosotros habíamos suspendido los dos anteriores. Hoy en casa, queríamos estar cómodos y ganar. La victoria es importante por seguir optando a ser primero de grupo", indicó tras la victoria del Valencia por 3-0 ante el Rangers en Mestalla.

Para el técnico del Valencia, la actitud del equipo siempre ha sido buena, aunque en el encuentro de hoy, sin el marcador en contra, "ha mostrado solidez y madurez ante un rival que defiende bien".

"Lo que nos interesa ahora es ganar los dos partidos que quedan. Si los ganamos seremos primeros y esa es nuestra mentalidad", afirmó el entrenador del Valencia cuando fue preguntado por el resultado que le interesa que se dé en el encuentro Rangers-Manchester United, siempre y cuando el Valencia gane al Bursaspor en la próxima fecha.



Smith: ´No hemos aprovechado nuestras opciones´



Walter Smith, entrenador del Rangers, afirmó que esperaba encontrarse con unas circunstancias distintas, ya que su equipo envió dos balones al poste y, sobre todo el primero, a los ocho minutos de juego habría cambiado la dinámica y el ritmo del partido.

"En esta competición hay que aprovechar las oportunidades y estoy un poco decepcionado porque no hemos aprovechado nuestras opciones como sí que supo hacer el Valencia, al que felicito", indicó.

De cara al futuro señaló que deben obtener resultados positivos para meter presión al Valencia, aunque ve difícil el futuro puesto que el equipo español que va a tener que jugar ante su afición el próximo partido, mientras que ellos reciben a un equipo del potencial del Manchester United.

Toda una liberación

En Mestalla se jugaron dos partidos. Uno sobre el césped y otro en las gradas. ¡Vaya con la afición del Glasgow! Cinco mil aficionados silenciaron, inicialmente, a los veinticinco mil del Valencia, pero los goles de Soldado enmudecieron a los escoceses. Y es que los ánimos de unos y otros eran bien diferentes. Los escoces estaban entregados —para eso habían viajado—, a los valencianistas había que reconquistarlos. Y se no tó. Desde el primer minuto, los escoceses se desgañitaron mientras los valencianistas, asombrados por la desértica imagen de las gradas, esperaban expectantes a ver cómo salía su equipo. ¿«Empanao»? Anoche no. La pancarta que se exhibió en la grada sur: «Esperit blanc i negre», espoleó a los valencianistas, que desde el arranque estuvieron animosos.
Dos lanzamientos de Mata y sendas paradas de McGregor sirvieron para que Mestalla olvidara, dejara el bocadillo para el descanso y se vistiera de jugador. El equipo necesitaba el aliento de la grada y ésta, a la mínima que el equipo le hizo creer en él, se entregó. Y lo hizo sin pedir nada a cambio, aunque el Valencia, agradecido, ofreció ante un auténtico frontón lo mejor de su repertorio. Así sí. Y, entre cántico y cántico, Mestalla vivió el gol de Soldado como una liberación. Los suspiros de los aficionados simbolizaban la liberación de toda la presión acumulada; el abrazo de los jugadores, una inyección de moral. El objetivo, por predisposición, actitud y empeño, estaba más cerca.
En el descanso, más de un aficionado se frotaba los ojos —y no por el mal estado del césped—. ¿El Valencia de anoche era el mismo que el del sábado contra el Zaragoza? Sobre el papel sí, pero en la práctica no. Ni una sola semejanza —aunque el sistema con el que jugaba el Rangers era similar al de Gay—. El de anoche fue un grupo solidario y ambicioso que, con un gol en el marcador, buscó el segundo y no frenó en su empeño. Y Soldado lo consiguió. Cierto es que la Liga de Campeones es un escaparate que actúa como revulsivo para cualquiera, pero, sea por lo que sea, el Valencia recuperó las sensaciones perdidas y la confianza que se dejó en el Camp Nou. Y Mestalla, el disfrutar con su equipo.
¿De Emery? El técnico, como siempre, se hartó de gesticular en la zona pegada al banquillo y dar órdenes a los suyos. Y, como ocurre cuando el equipo gana, no escuchó ni un solo reproche. El vasco ya sabe lo que es dirigir a un equipo que gana un partido de Li ga de Campeones. En Bursa lo vio y celebró desde la grada.
El técnico, los jugadores y la grada consiguieron alargar las expectativas de pasar a octavos. Y Llorente, con hacer más caja.


Otro pinchazo con la afición

No le vendría mal a míster Walter Smith venirse una temporadita por Valencia y echarle un ojo a lo que la prensa dice de Unai cuando las cosas le salen medio regular. Aquí y no se sabe muy bien por qué, los periodistas no le solemos pasar ni una al entrenador del Valencia. Se le reparte leña hasta cuando acierta con las rotaciones, cuando desdibuja el dibujo, cuando ve lo que nadie imagina y cuando no imagina lo que todos ven, y hasta cuando el equipo se cuela en la cabeza de la liga española. Al tal Smith, para más señas técnico del Rangers, le debería caer hoy uno de esos meneos que no suelen dejar indiferentes a nadie por la racanería tan burda que exhibió el equipo escocés.

El de anoche fue, en cualquier caso, un partido de esos que sólo serán recordados cuando en un futuro haya que tirar de hemeroteca ante un nuevo emparejamiento con estos mismos protagonistas. Para las estadísticas quedarán los dos goles de un valenciano como Soldado y poco más. Otros aspectos, en cambio, pasarán desapercibidos cuando en realidad no tienen por qué quedar en el olvido.

Por ejemplo, a Tino Costa hay que decirle que está muy bien que marque goles, que los celebre como le venga en gana (como si le da por hacer el pino-puente), pero lo que nunca debe hacer es quitarse la camiseta. Si lo hace por enseñar tableta -véase abdominales- vale, pero que lo haga cuando el árbitro pite el final del encuentro. De lo contrario, se ganará tarjetas amarillas tan inocentes como dañinas para el equipo. A un tipo tan profesional hay que felicitarle cuando lo hace bien y darle un tironcete de orejas cuando patina.

Pero tranquillos, hay más tironcetes que dar. Por desgracia, lo que podía y fue una fiesta para los valencianistas, no fue del todo completa. Y el club no debe mirar para otro lado y escabullir el bulto. Cómo puede ser que en una cita como ésta, donde hay en juego tanto (no sólo prestigio sino bastantes millones de euros), Mestalla presente la entrada que ofreció. En Bursa, el Valencia se encontró con un estadio más reducido pero casi lleno, en Glasgow el Ibrox Stadium estaba casi a tope pero anoche el recinto blanquinegro dio una sensación un tanto decepcionante. No por los que fueron, que estuvieron de cine, sino precisamente por los aficionados que no estuvieron. Ahí el consejo debe hacer examen y autocrítica porque si contra el Glasgow, un equipete con cierto tirón, la entrada no llegó ni a los tres cuartos, contra el Bursaspor veremos lo que pasa. Los precios ya no se pueden tocar, pero puede servir de lección, por ejemplo, para la siguiente eliminatoria.

Al menos, los presentes se marcharon más que satisfechos por el resultado y por la entrega de sus jugadores. Y, quizás, hasta los miles de escoceses también se fueron contentos. No sólo por los litros de cerveza que engulleron sino porque para ellos fue una fiesta lo de Mestalla. Bastantes minutos después de haber acabado el encuentro y mientras la policía preparaba el dispositivo de desalojo, no cesaron de ofrecer su amplio repertorio de cánticos. Antes, y ahí va otro de los tirones de oreja, se dedicaron a molestar tirando objetos desde donde estaban a los espectadores situados más abajo. Dos de ellos fueron desalojados del estadio por este motivo.

Es difícil que Braulio Vázquez y Javier Gómez, en su animada charla del descanso, hablaran en el palco de esta cuestión. Fernando, por cierto, los observaba tres filas más arriba. Curiosa imagen. Es más probable que Braulio le estuviera diciendo al vicepresidente que lo del césped hay que arreglarlo de una vez por todas. El equipo sufre. El terreno de juego va de mal en peor y si el otro día ni la manita de pintura enmascaró el desastre, la cosa va mucho más en serio. Da cierta penilla verlo. Menos mal que al terminar el encuentro varios empleados del Valencia se dedicaban ya a fotografiar el terreno de juego con el objetivo, se supone, de tomar cartas en el asunto. Al menos, con los 800.000 euretes que entran en caja por este triunfo se puede maniobrar.

http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-11-03/otro-pinchazo-aficion-20101103.html