Antonio Badillo / Juan Carlos Villena | Valencia.-
La dimisión ha
cambiado el talante de Llorente. Varona le abrió los ojos y hoy,
despojado de su cargo, el ya expresidente es un hombre distinto.
Liberado. Y locuaz. Al fin es posible encontrar los titulares en sus
palabras, y no en los silencios que tras ellas se ocultan.
-¿Promete decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
-Siempre lo he hecho. Si he de mentir, mejor me callo.
-Así que 'iceman' Llorente tenía lágrimas...
-He
vivido momentos de mucha intensidad y todos me vinieron de golpe. Los
empleados han sufrido mi presencia; la familia, mi ausencia.
-¿Cuánta gente le ha decepcionado en los últimos días?
-Nadie.
Siempre me pongo en el sitio de la otra persona. A mi edad sé que las
cosas siempre ocurren por algo. Sólo tengo agradecimientos.
-El Consell le encargó en 2009 medidas impopulares que ejecutó fielmente. ¿Se siente traicionado?
-En absoluto.
-Ha prometido decir la verdad...
-Francisco
Camps, gran valencianista, todavía me llama para ver cómo van las
cosas. Y Alberto Fabra siempre ha estado ahí cuando lo hemos necesitado,
sobre todo en la operación de Newcoval. Tendrá sus razones para
acometer las últimas decisiones, pero no me siento mal.
-Si no traicionado, al menos sus últimos meses han sido los de un presidente ninguneado.
-Me
habría sentido ninguneado si inicio el proceso que comenzó con la
entrada de la nueva Fundación, si hubiera convivido una semana más con
esa situación. En el momento en que vi eso tomé mi decisión.
-¿Le han consultado el nombre del presidente de la Fundación?
-No.
-¿Y la identidad de algún patrono?
-No.
-Pues ate usted cabos. Y podemos seguir. ¿Tuvieron en cuenta su privilegiada agenda a la hora de buscar un inversor?
-No
creo que hayan encargado a nadie la búsqueda de ningún inversores, pero
igual que han venido al club algunos, o la prensa, también habrán ido a
la Generalitat. Mire, yo lo único que espero es que las personas que
vengan sean mucho más brillantes que nosotros y tengan más imaginación
para superar la
asistencia financiera.
Pero no olvidemos nuestra gestión. Añadimos valor al club con respecto a
2009. Es la primera vez que el equipo se ha clasificado tres temporadas
seguidas para la Champions, ha aumentado el valor de la ciudad
deportiva...
-Percibo cierta ironía cuando habla de la brillantez
de los nuevos patronos, pero como encuentren la fórmula para sortear la
asistencia financiera los van a dejar a ustedes en evidencia.
-En
evidencia no. Si hay una botella (toma una que hay sobre la mesa) y
tiene que salir el agua de ella, sólo puede hacerlo de una forma. En
2009 todo el mundo vio bien que convirtiéramos la Fundación en el
vehículo para salvar el Valencia. Si no el club habría desaparecido. Y
ahí se estableció que las instituciones tenían que aportar dinero por su
condición de patronos mecenas. Luego se desencadenó la crisis y
aparecieron otras prioridades. Hemos buscado todo tipo de fórmulas. Hoy
en día es muy difícil que desde el Valencia salga dinero. Por eso digo
que las personas que están ahora en el patronato tendrán más imaginación
y son más brillantes y audaces. Ojalá.
-¿Qué sintió al oír a Varona robarle el discurso como presidente del Valencia?
-Ese
discurso fue propio de un señor que tuvo un delirio y confundió al
presidente de la Fundación con el del Valencia. Luego me pidió
disculpas. Dimití porque me conozco y no quise dar lugar a ningún
enfrentamiento. En estos cuatro años no he tenido ni cinco días seguidos
de vacaciones y lo he dejado todo de lado. No desconecté del trabajo
nunca y estuve muy a gusto. Y me gustaría seguir, pero desde mi
responsabilidad, gestión y conciencia.
-¿Entiende que el Consell viera en su deseo de designar patronos propios una pataleta?
-El
Valencia quería ejercer el derecho a nombrar unos patronos que irían en
la misma dirección de los de Varona. Eran seis del consejo y luego
personajes independientes de la sociedad valenciana. Si hubiese sido una
pataleta, los designo antes y entonces no habrían entrado los nuevos
patronos ni el presidente. Pero algunos han querido ver aquí un pulso.
Yo simplemente quiero recordar que en 2009 aquí se perdía dinero en
cantidades industriales y hoy este consejo de notables, de gente
imaginativa, se encontrará con un Valencia en mejores condiciones que el
que heredamos nosotros cuando nadie quería entrar aquí.
-Pero
usted se salió del guión que marca el Consell, ese que había seguido
fielmente meses antes al aceptar la salida de todos los consejeros de la
Fundación.
-En su momento hubo una conveniencia. El Consell se
hizo cargo del aval del IVF y estimó que lo mejor es que sólo hubieran
instituciones. Por eso dimitió el resto. Accedí porque lo vi lógico.
Pero si ahora volvían a entrar patronos independientes, por qué no los
quince del Valencia. Se lo había comentado a Císcar.
-La maniobra de su dimisión la habría firmado Bobby Fischer.
-¿Por qué?
-Con esa simple jugada de estrategia ha conseguido que la nueva Fundación esté desgastada a la semana de su nacimiento.
-Igual
la Fundación que había antes no hubiera entrado en esos debates. Yo no
tengo la culpa de su situación. Pensaba que estas personas, que llevaban
tiempo reuniéndose, lo tenían todo más preparado. De hecho, presentaron
a un vicepresidente deportivo y no creo que lo sea para llevar el
fútbol de seis añitos. Y no creo que a un economista como Aurelio
Martínez lo pongan para dirigir los números de la Fundación, que maneja
1,8 millones de euros. Ahí se estaba presentando una estructura que
luego iban a poner en el Valencia. Y como no lo esconden, sin que me
digan nada me voy. Ahora está habiendo reuniones y podrían llamar al
miembro nato de la Fundación, que es el Valencia, pero no lo hacen. Hay
un presidente en el club.
-Luego ha descolocado a Varona.
-Yo
tampoco me esperaba ese discurso. Cuando hablé con Císcar me transmitió
que la nueva Fundación se dedicaría a gestionar cómo pagar el crédito y
los intereses, no a gobernar el club. No sé si Varona fue en plan
comando, pero hizo un discurso más propio de un presidente del Valencia.
Pero la decisión no la tomé en ese momento, sino cuando al leer la
prensa siento que he provocado la guerra de Hiroshima.
-En
cualquier caso, tampoco debe sorprender que el dueño de una empresa
ejerza un control sobre la misma. Tal vez el error fue el servilismo de
Piles, juez y parte.
-No, no, no. La Fundación no está para
decidir si hay que renovar al entrenador o si hay que fichar a un
jugador. Esta es una sociedad anónima con un consejo designado por la
junta general. El máximo accionista debe fiscalizar a través de las
juntas, y si ve que lo ninguneamos cursa un requerimiento y convoca una
asamblea extraordinaria, como hizo Dalport. Es lo que ha pasado durante
estos cuatro años con la Fundación, que nos tenía que aprobar la gestión
con los balances encima de la mesa antes de ir a la junta. Otra cosa es
que en una relación normal informáramos de nuestros pasos al máximo
accionista. Pero para fiscalizar u opinar, ponte tú a ejercer de consejo
de administración y punto.
-¿Qué vibraciones le transmite Federico Varona?
-No puedo opinar de alguien con quien he hablado diez minutos.
-¿Cree en su proyecto democratizador?
-No
sé más que lo que he leído, si los que van al campo tienen que votar o
sólo los accionistas. Lo que entiendo es que las consultas se hacen en
la junta de accionistas. Como desconozco lo otro no voy a juzgarlo. No
sé nada porque no invitan al Valencia a sus reuniones.
-¿Y a quién votaría el accionista Llorente en esas elecciones?
-Trabajo con realidades, no hipótesis.
-Imagine que tiene en sus manos tres papeletas: ¿Sesé, Fernando o Rus?
-Con
Alfonso Rus siempre he tenido una buena relación, fue una de las
personas básicas en la concepción de la Fundación en 2009 y estuvimos
con él cuatro o cinco meses buscando fórmulas de financiación para la
misma. Pero no digo si prefiero a uno u otro.
-Hablemos de los
inversores. No debe de ser fácil para un empresario chino, por poner un
ejemplo, entender la idiosincrasia del valencianismo, la peculiar
filosofía de Mestalla...
-En estos momentos la situación del Valencia no la entiende ni un señor de China ni uno de Catarroja.
-Y
no sería más creíble ante este entorno complicado intentar que esa
inversión viniera desde dentro. Atrayendo hacia el Valencia a un
inversor de la Comunitat.
-¿Por ejemplo?
-Hay un discurso en
la calle que piensa, antes de jeques o empresarios rusos, en alguien
como por ejemplo Juan Roig liderando a un grupo de gente de aquí.
-Juan
Roig da muchos pasos adelante en la sociedad valenciana. Más no se le
puede pedir. Está muy centrado en su empresa, que tiene a 74.000
familias dependiendo de su esfuerzo. Eso es más importante que el
Valencia. A partir de ahí, Juan Roig da credibilidad donde esté.
-En
una reciente reunión dijo usted a Fabra que el Consell ha heredado la
mejor empresa pública. ¿No cree que este discurso, en la actual
coyuntura, queda caduco?
-Sería propietario de la primera marca de
la Comunitat , que tiene un campo de fútbol con una edificabilidad
ahora mayor, otro en construcción donde ya se ha invertido 150 millones.
Una entidad que, si se gestiona bien como en estos cuatro años, verá
crecer cada vez más su valor.
-Pero ese discurso hoy en día no puede tener vigencia.
-Mire,
todos hemos asumido responsabilidades en otra época que condicionan las
actuaciones de ahora. No podemos renunciar a nuestra responsabilidad
por algo que hicimos en 2009 y que entonces fue bien visto por todos.
-¿Se
puede reanudar el estadio sin vender el Valencia o lograr que arrimen
el hombro las instituciones, algo hoy por hoy implanteable?
-Paramos
las obras porque las cuentas del club no podían soportar más pagos ni
intereses. Hemos tratado de combinar lo deportivo con lo económico,
porque si no se acaba el oxígeno. Y hemos conseguido que esas dos cosas
vayan paralelas.
-¿Ve Llorente alguna salida para la Fundación y el Valencia distinta a la venta del club?
-Eso corresponde al consejo que va a entrar.
-¿Qué siente, tras tantos años de búsqueda, al ver que aquí todo el mundo parece traer un inversor bajo el brazo?
-Tenemos que vivir de realidades.
-¿Ha
manejado usted alguna oferta creíble? Al Consell llegó la noticia de
que Llorente podría vender el Valencia a un fondo catarí.
-Cuando estuve en Catar teníamos una reunión de la UEFA y aprovechamos para hacer gestiones de patrocinio, pero nada más.
-Sus
cifras están ahí. En cuatro años redujo la deuda en 180 millones, pero
más de la mitad de ese dinero procede de un crédito a la Fundación que
no se ha pagado ni se sabe como abonar.
-Hemos reducido la deuda
en casi 200 millones. No soy capaz de hacer milagros pero fui parte
activa de la ampliación de capital. Las cosas no son tan fáciles. Esas
personas que dicen que no hemos hecho nada me gustaría que vinieran a
hablar conmigo y me dijeran las soluciones. Lo más fácil es destruir.
Hemos ganado en credibilidad, con los jugadores, con los estamentos, en
la UEFA...
-¿Debió dimitir antes, una vez que el gran objetivo de su mandato, el acuerdo con Newcoval, se fue al garete?
-La
operación de Newcoval no salió de la chistera. Se gestó con Bankia y
Rodrigo Rato la dio por solucionada. No me la he inventado, estaba
aprobada. Pero ocurrió lo mismo que ha pasado con la gente, como yo, que
compró acciones de Bankia. Por eso no tengo que dimitir. Hubiera
dimitido si vendo Mestalla y no lo cobrao, como en su momento se vendió
una parcela por 90 millones de euros y no se ingresó. O si se lo queda
una sociedad de iluminados de esos que van ahí por el mundo. O si firmo a
un patrocinador por seis millones diciendo que están avalados y luego
no aparece el dinero. Y nadie le dijo al señor Soler que dimitiera.
Estoy orgulloso de no haber malvendido Mestalla.
-Con el
entrenador en el aire, la Champions todavía lejos y los jugadores en la
parrilla de salida... ¿Qué futuro aguarda al Valencia?
-Valverde
está contento en este club y cuando las aguas se calmen creo que
seguirá. El Valencia tiene un futuro grande, una buena plantilla, un
buen entrenador y una afición importante. Y un patronato con gente que
viene con mucha energía y que traerá ganas e ilusión. Todo eso es
positivo.
-¿Cómo permitió el impermeable Llorente que el consejo le impusiera la designación de José Antonio García Moreno?
-García
Moreno no vendió sus 1.500 acciones. Él y su familia son muy
valencianistas. Fue una decisión del consejo y como tal la acepté. A
partir de ahí, se trata de una persona impetuosa y no me gustó para nada
su discurso. Así se lo dije.
-¿Cómo se siente Braulio, obligado a hablar de sus planes con un empresario al que desconoce?
-Nosotros
no vamos a renovar al entrenador sin que esté consensuado con ellos,
porque van a formar parte del consejo a partir de junio. Pero lo normal
es que esas conversaciones fueran privadas. Quedaron en un sitio y
apareció en la prensa. Eran dos personas en esa reunión y hay uno que sé
que no lo dijo. ¿Qué interés movía al otro?
-Andrés Sanchis ya le tiene donde quería: en Picassent... pero en su casa.
-(Sonríe)
En Picassent, pero no en mi casa sino en la otra, me ha querido tener
más gente que Andrés Sanchis. Me hicieron una denuncia falsa y ahora
vendrá el juicio. Hubo una persona, Fernando Gómez Colomer, que
presuntamente fue el encargado de ir llevando el papel de la denuncia
anónima.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-04-13/llorente-discurso-varona-propio-201304130112.html