Mientras se atravesaba los Pirineos, el dirigente fue en busca del entrenador para intercambiar opiniones, esta vez sin Rufete
C. V. | SWANSEA..-
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Djukic está atravesando el peor momento profesional desde que decidió enfocar su carrera como entrenador. Si cuando el equipo iba zozobrando ya lo estaba pasando mal, tras los últimos movimientos protagonizados por el club su posición dentro del Valencia todavía le ha dejado más dañado. El serbio se encuentra solo y eso es algo que salta a la vista. El viaje a Swansea fue un ejemplo de la situación en que se ha visto metido.
Después de la llegada de Rufete y su equipo, existía incertidumbre por saber el estado de ánimo del técnico, que ya desde primera hora de la mañana se sintió observado. Bajó el primero del autocar y llegó acompañado por Illic a la terminal del aeropuerto de Manises, sin apenas cruzar palabra con nadie. Recogió su billete y enfiló directo a la zona de embarque.
Lo mejor vino después, en pleno vuelo. Es habitual que el presidente -siempre se ha hecho así y Amadeo Salvo cumple con la tradición- ocupe el asiento número uno del aparato, situado en la parte izquierda del pasaje. El entrenador, en cambio, tiene la butaca en el otro lado, el de la derecha. Así lo hicieron en un primer momento. Cada uno iba solo, ya que habitualmente ese otro asiento no lo suele destinar el club a nadie, a no ser que se tenga que utilizar por necesidades de ocupación.
Parecía que no iban a dirigirse la palabra después del protocolario saludo. Pero, en plena travesía y justo cuando el avión estaba sobrevolando los Pirineos, Salvo cruzó las ';líneas'; y se sentó junto a Djukic.
Algo menos de media hora duró la charla entre ambos, pero fue suficiente para que no pasara desapercibida. El motivo del diálogo no se sabe, pero desde luego se les vio en diversos momentos gesticular de una manera elocuente.
Luego, el presidente de la entidad se retiró a su asiento y ya no volvió a hablar con el entrenador, visiblemente serio y seguramente más frío que la temperatura que hacía en ese momento en el exterior (-55 grados centígrados). Fue precisamente ese el primer ';cara a cara'; que tuvieron ambos después del convulso martes, en el que también hablaron, pero siempre en presencia de Rufete.
Djukic no se ha sentido nada cómodo con la fórmula que escogió Salvo para presentar a su nuevo hombre de confianza y mucho menos el discurso tan elocuente del presidente hacia su persona. Que las relaciones entre dirigente y técnico se han congelado -tampoco es que antes fueran especialmente intensas- es algo que queda fuera de toda duda, pese a las palabras tranquilizadoras del propio afectado. Djukic siempre ha admitido que a él no le mantendría en el cargo el compromiso público del presidente -que ahora ya no existe- sino en definitiva los resultados. Y estos, precisamente, le están dando la espalda al serbio.
De los jugadores, poco novedoso se puede decir. Ya se sabe cómo suele actuar la amplia mayoría. Este vestuario no está dividido pero ni mucho menos es una piña y cada cual, en esos casos, va por lo general a su bola. De la mesura inicial a la música a toda pastilla en el vestuario.
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