El mismo día, con escasas horas de diferencia, uno en las Torres de Serranos y el otro en l'Oceanogràfic, símbolos del pasado y presente de la ciudad. Valencia y Levante, en un año de dificultad económica general pero de esperanza deportiva para ambos, han querido echar mano del recurso sentimental para hacer el guiño definitivo a sus aficionados. La Senyera, el mayor símbolo de la Comunitat, vuelve siete años después a al armario valencianista y se cuelga por primera vez en la historia en la percha del conjunto de Orriols.
El Valencia presentó en sociedad a su nueva firma de ropa (Joma) y aprovechó para dar a conocer una camiseta dedicada sobre todo a la afición de Mestalla, a la que traslada en el tiempo hasta aquel jugoso final de los setenta con el legendario Mario Kempes como estandarte. El equipo lucirá la próxima temporada las tres equipaciones habituales (el diseño se mantiene prudentemente en secreto hasta que expire el contrato de Kappa) y se reserva la posibilidad de jugar con la Senyera en partidos señalados.
El Levante lucirá el azulgrana, la segunda equipación tendrá el negro como color predominante, y tal y como se había anunciado, la bandera es la base del tercer equipaje. Se trata, sin duda, de la gran novedad para esta nueva andadura en Primera División.
La línea escogida para el Valencia es la de una camiseta sin demasiadas estridencias. Tan sólo en la parte superior de la espalda llevará el logotipo del murciélago y en el interior del cuello se leerá 'Amunt València'. La apuesta levantinista es, si cabe, más arriesgada porque de siempre se había asociado la camiseta con estos colores al club de Mestalla. Ha hecho la firma valenciana Luanvi un diseño más innovador, con el azul mucho más presente en los hombros, también en las mangas y hasta en un costado. El celeste desaparece de la tercera equipación. Por lo que respecta al primero, pocas variaciones. Las franjas azulgrana simplemente pasan a ser más estrechas que la temporada pasada, al tiempo que invierten el orden. El segundo sí que ha recibido una importante remodelación. El negro y blanco, que evoca los colores del club antes de fusionarse en 1939 con el Gimnástico, ya no se distribuyen en barras. Sólo hay una línea a un lado.
Hace ya algunos años, la directiva granota decidió que el Levante tenía que identificarse, por un sinfín de motivos (desde comerciales a políticos) y cuanto más mejor, con todo lo que significara Valencia y la Comunitat. El primer paso fue, de hecho, denominar al estadio Ciutat de València. Ahora, el presidente de la entidad, Quico Catalán, expone sus argumentos. «Somos el Levante, somos los más valencianos del lugar o igual de valencianos que muchos de los ciudadanos que viven en esta comunidad. Es una equipación importante para el club porque simboliza uno de los grandes objetivos que hemos pretendido desde nuestra entrada hace poco más de dos años».
«Es un día importante porque de alguna forma simbolizamos más si cabe el inicio de una nueva temporada, de una nueva ilusión, de un nuevo proyecto liderado por Juan Ignacio Martínez», señaló un Quico Catalán sonriente.
El discurso de Manuel Llorente, por su parte, fue más formal porque tenía delante al propietario de Joma, Fructuoso López, y era el primer acto conjunto, aunque, eso sí, se vio salpicado por la insistente reclamación de un aficionado situado entre el público y fuera de la zona acotada, a pie de las torres. «¡Acaba el campo!» se escuchó en tres ocasiones mientras el presidente valencianista trataba de hilvanar su plática invitando a los representantes de Joma a «seguir creciendo». Llorente podía ignorar los gritos pero, como es de los que no rehúyen el cuerpo a cuerpo, enlazó una cosa con otra y aunque no quiso entrar tampoco en excesivos detalles sí arrancó aplausos entre los presentes. «...Y acabaremos el campo, que no tenga nadie ninguna duda». No dijo cuándo.
En la presentación valencianista el club, por mediación de su director de comunicación, quiso dejar claro que no tiene «la exclusividad de la Senyera», consciente de que por la mañana el Levante había dado su particular paso.
Para ejercer de modelos, un club echó mano de un Rami recién aterrizado (aunque no se la puso y únicamente se fotografió con ella) y el otro de cuatro jugadores de la tierra que sí posaron con la vestimenta: Iborra, Héctor Rodas, Juanfran y Garabato. El central francés, nuevo jugador valencianista, fue sin duda el gran invitado al cuidado e innovador acto celebrado en Serranos. Llegó protegido de sus hermanos y su cuñado y fue, de hecho, quien desveló el secreto de esa camiseta dedicada a la afición. Antes, el Valencia había presentado otras dos camisetas blancas, una con la imagen impresa de Kempes en 1979 y otra con la del Piojo en la final de Sevilla. Estas, por cierto, estarán a la venta en breve.
Hay que tener en cuenta que el club ha tratado de cuidar los tiempos y no estropear el final del acuerdo con Kappa, la anterior empresa que ha vestido al Valencia. El día 30 de junio Joma (firma radicada en Toledo y que también viste al Getafe) desembarcará ya con plenitud aunque la nota más destacada el día de su presentación puede ser que la camiseta que se muestre no tenga publicidad alguna.
Sin patrocinador todavía
El Valencia no ha cerrado ningún acuerdo con firma alguna después de que Unibet ya dijera semanas atrás que no iba a renovar su compromiso. De hecho, en el club de Mestalla se tiene claro que las propuestas que han llegado no son suficientemente importantes y que, salvo cambio, de momento el equipo iniciará la temporada sin patrocinador principal, pese al vacío económico que eso puede suponer.
¿Qué opinan los principales peñistas de esto de tener en el vestidor propio la Senyera? La voz la ponen en este caso los dirigentes de uno y otro lado. A Blas Madrigal, presidente de l'Agrupació de Penyes Valencianistes, le parece «fantástico» que los dos equipos luzcan la Senyera por donde vayan: «Es muy bonito porque ambos equipos formamos parte de la Comunitat». Y añade: «Todos los equipos pueden portarla ya que son un símbolo de identidad muy nuestro».
Por su parte, Ricardo Gimeno, presidente de la Delegación de Peñas del Levante, también está de acuerdo. Afirma además que hubo una época en la que el Valencia «auto adoptó símbolos, como la propia Senyera y el murciélago y ahora que el Levante tiene un papel más protagonista y compartimos división, pues creo que es muy acertada la decisión de nuestro club de adoptar símbolos que resalten nuestra valencianía».