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Martes 24 de mayo | Entrenamiento a las 11h en Paterna. Primeros 15 mins abiertos a los mmcc. Miércoles 25 de mayo | Entrenamiento a las 11h en Paterna. Primeros 15 mins abiertos a los mmcc. Jueves 26 de mayo | Entrenamiento a las 11h en Paterna. Primeros 15 mins abiertos a los mmcc.

ORGULLO

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lunes, 16 de enero de 2012

Al Valencia se le activan las alarmas

La falta de chispa del equipo preocupa a técnico y presidenteLlorente baja al vestuario tras la derrota y pide a la plantilla una reacción pensando en el derbi


Al Valencia se le activan las alarmas

El Valencia ha empezado 2012 lleno de dudas. Arrancó el nuevo año con vigor, regalando a su afición un buen espectáculo ante el Sevilla en la noche de Reyes. Luego se dejó ir ante el Villarreal para salvar un punto a última hora gracias a la inspiración de Aduriz y en el Sánchez Pizjuán superó la eliminatoria por muy poco.
El encuentro del sábado ante la Real Sociedad parecía el escenario ideal para enderezar el rumbo, lanzar un guiño a la afición y llegar con fuerza al derbi copero ante el Levante. Parecía, porque el trámite se acabó convirtiendo en pesadilla. Así lo hizo saber Mestalla, que dedicó una sonora pitada a su equipo al final del partido. El motivo del enfado no fue tanto la derrota como la actitud del Valencia, que acumula varios encuentros bajando los brazos en momentos clave, inexplicable y peligrosamente.
«Estuvimos sin frescura, sin chispa y sin nervio. Hicimos un mal partido, en el que sólo completamos un buen primer cuarto de hora. Luego nos quedamos apagados y espesos», reconoció Unai Emery en rueda de prensa. Su mensaje, autocrítico, fue el mismo que pronunciaría minutos más tarde Aritz Aduriz o Pablo Hernández. Nadie quiso echar balones fuera tras uno de los peores partidos de la temporada.
Tras el encuentro, Philippe Montanier -técnico de los blanquiazules- apareció por la sala de prensa de Mestalla diez minutos después de que el árbitro decretara el final. Un tiempo lógico. Se fue Montanier y la llegada de Unai Emery a la rueda de prensa post-partido se demoró y se demoró. Pasaron más de treinta minutos antes de que el de Hondarribia hablara ante los medios. Apareció con rostro serio y preocupado. La decisión de revolucionar el once, dándole la alternativa a seis de los jugadores menos habituales, no había ido nada bien.
«No se puede hablar de los que han jugado y lo hacen habitualmente y de los que no juegan normalmente. Ha sido problema de todos y no hemos sabido encontrar el camino. Hemos perdido en un encuentro muy parejo», explicó Unai, que recordó la «dura eliminatoria» que el Valencia había tenido ante el Sevilla.
Los jugadores blanquinegros iban desfilando por la zona mixta en silencio, con cara de pocos amigos. Pasó Dealbert, el renqueante Feghouli, un desconcertado Aduriz... El presidente había bajado para hablar con ellos. Manuel Llorente no llegó a reunirse con el entrenador, pero sí lo hizo con los futbolistas. Los pitos del público de Mestalla y los tres partidos que el Valencia encadena sin rozar si quiera su mejor versión parecen suficiente motivo.
Aunque se consiguiera el pase en Sevilla, fue preocupante la forma en que los blanquinegros bajaron los brazos tras el definitivo gol de Soldado. Tampoco gustó al valencianismo que Aduriz tuviera que resolver ante un Villarreal en horas bajas, zarandeado ayer por el Atlético de Simeone. La derrota ante los de Montanier en Mestalla (sólo el Real Madrid había conseguido la victoria en el estadio de la Avenida de Suecia), fue la gota que colmó el vaso de la paciencia.
Manuel Llorente bajó al vestuario para pedirle una reacción a sus jugadores. Cierto que no estaban auténticos pesos pesados de la plantilla del Valencia -Soldado o Albelda-, pero el presidente quiso charlas con sus futbolistas para saber las causas por las que tres puntos que parecían fijos se acabaron yendo por el sumidero. El máximo dirigente blanquinegro fue de los últimos en salir del santuario de los futbolistas. Lo hizo aproximadamente 70 minutos después de terminar el encuentro. Y claro, con cara de circunstancias.
Hay tangibles suficientes para entender la preocupación de la cúpula del club. Emery había hablado en la previa de la ilusión por llegar a los cuarenta puntos antes de que finalizara la primera vuelta. Esa marca hubiera significado el techo del vasco desde que se hizo cargo del Valencia. Con 34 puntos, la ambición de Emery es conseguir la victoria ante el Osasuna en el Reyno de Navarra y llegar a los 37, calcando la cifra que consiguió la pasada temporada.
La ausencia de Roberto Soldado provocó que todas las miradas estuvieran puestas en Aritz Aduriz, que desaprovechó una magnífica oportunidad para seguir con la racha y entonarse de cara a unos meses frenéticos para los blanquinegros. Ni él ni el canterano Paco Alcácer consiguieron cantar gol y el Valencia se quedó sin marcar en Liga cuatro meses después. La última vez que no consiguió traspasar la portería contraria fue precisamente contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Aquel encuentro se disputó en el mes de septiembre y desde entonces el equipo dirigido por Emery había anotado al menos un gol en los doce encuentros disputados, seis de ellos en casa y otros tantos a domicilio.
El enfado de Tino Costa
A la derrota y mala imagen del Valencia ante la Real se sumó la airada reacción de Tino Costa en el banquillo. El argentino iba a saltar al terreno de juego cuando llegó la lesión de Sophiane Feghouli, una acción que trastocó los planes de Emery. El técnico mandó sentarse a Tino y decidió dar entrada a Paco Alcácer para dar más mordiente en ataque: «Con Paco introdujimos una alternativa en ataque ya que no estaba Soldado. Jugar con dos puntas -el canterano y Aduriz- para intentar conseguir un gol», explicó el de Hondarribia.
La elección de esta opción táctica de Emery no gustó demasiado a Tino Costa, que se sentó en el banquillo de mala forma e hizo un gesto despectivo hacia el técnico. El vasco, no obstante, prefirió no valorarlo en rueda de prensa: «No me preocupa el gesto de un futbolista, sino lo que ha sido el equipo durante todo el partido, ya que es lógico que los que no jueguen, quieran jugar».
Habrá que ver si el gesto del argentino le pasa factura y Unai lo deja fuera en el derbi ante el Levante del próximo jueves. Al margen del desprecio de Tino Costa, el encuentro ante la Real Sociedad dejó tres grandes damnificados: Parejo, Topal y Ricardo Costa. El madrileño jugó de titular, estuvo bien en los primeros minutos y luego desapareció. La grada personalizó su enfado en el centrocampista cuando fue sustituido por Jonas en la segunda parte. El turco, compañero de Parejo en la medular, no es el de la temporada pasada. Albelda se ha ganado a pulso el cartel de titular y Topal, de momento, tiene que conformarse con ser el comodín de Unai en las convocatorias.
El esbozo de sonrisa también duró poco para Ricardo Costa. El luso volvía la lista después de cuatro meses de castigo -por las críticas a las decisiones del entrenador- ya que el vasco decidió dar descanso a Víctor Ruiz. Había convocado Emery diecinueve futbolistas y el descartado fue él. Costa estuvo con el semblante serio en el palco, sentado junto a su compatriota Miguel y el resto de titulares que descansaron ante la Real.