El consejo encarga a diversas consultoras un plan de negocio para convencer a los inversores de que el proyecto es rentable
C. V. | VALENCIA..-
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El nuevo Mestalla empieza a palpitar después de cuatro años y cinco meses de absoluto silencio. No es que vayan a entrar ya los obreros con el pico y la pala para terminar las obras pero, al menos, la discreta actividad que se registra invita a pensar que la propuesta de Aurelio Martínez y Amadeo Salvo echa sus primeras raíces. Sin ir más lejos, ayer tanto el presidente del Valencia como el máximo responsable de la Fundación se presentaron carpeta en mano en el campo.
No lo hicieron solos. Estuvieron en compañía de personal de hasta tres firmas diferentes a las cuales se les ha pedido presupuesto para que elaboren en las próximas semanas un plan de negocio lo suficientemente atractivo para, en un paso posterior, conseguir la llegada de un inversor.
Durante algo más de una hora y media, Salvo y Martínez, a los que se les unió el nuevo director general del club, Luis Cervera, permanecieron en las entrañas del gigante junto a los técnicos, entre ellos un holandés que hizo el plan del Amsterdam Arena y un arquitecto madrileño de la firma EVATA (aquella que ganó en su día el concurso para hacer el estadio).
Ellos, si al final el Valencia se decanta por escoger su propuesta, son quienes deben plasmar por escrito las mejores condiciones de explotación que debe tener el nuevo Mestalla. Desde el nombre que se le debe dar al estadio, hasta la cantidad ideal de restaurantes así como su ubicación y estilo, pasando también por el número exacto de tiendas y de qué productos, palcos... todo, en definitiva, con el fin de hacerlo más atractivo para que el deseado inversor tenga claro cuánto tiene que invertir para acabar la obra y durante cuántos puede sacarle rentabilidad al asunto.
Desde el Valencia se considera que este es un paso más de los muchos que se tienen que dar, pero es inevitable pensar que en esta particular hoja de ruta que se marcó Aurelio Martínez, este plan de negocios que se va a encargar a una empresa consultora supone un pico importante a tener en cuenta.
De hecho, la idea que baraja el consejo de administración es tener claro en un plazo de unos tres meses como máximo a quién se le va a encargar este primer trabajo. Luego la labor se complicará mucho más porque, ya con los resultados de este proyecto que debe especificar cómo deben ser los negocios de la zona terciaria en la mano, hay que buscar a la empresa que esté dispuesta a invertir.
Al respecto, la sensación más optimista que hay es la de tener más o menos claro antes de marzo de 2014 a quién se le entrega esta misión. El consejo ha decidido que este concurso sea lo más transparente posible para evitar cualquier tipo de suspicacia. Es mucho el dinero que se va a mover y desde luego va en ello el futuro del Valencia y, por añadidura, también el de la Fundación.
Este cuaderno de venta que se quiere llevar a cabo ha tenido ya cierta repercusión. Es por eso por lo que la de ayer no ha sido la única visita que el nuevo campo ha tenido en las últimas fechas. El movimiento ha sido constante. El interés del Valencia en mover el mercado ha hecho que al club hayan llegado bastantes peticiones de personas interesándose en ver exactamente cómo se encuentra en estos momentos la obra y qué se podría hacer aún.
El hecho de que la construcción esté en una fase que supera el punto medio favorece cualquier actuación. Ahora bien, los hay que advierten que si tuvieran que modificarse por circunstancias algunos puntos del terciario, esto podría perjudicar el calendario previsto. Cualquier tramitación extra que exija un cambio en los expedientes que ya hay puede entorpecer la necesidad que tiene el Valencia de poner en marcha lo antes posible el nuevo recinto.
Es mucho lo que hay en juego. No sólo para hacer un Valencia más grande en aficionados sino porque es un tema económico profundo. El club, asfixiado por la deuda, no tiene hoy en día liquidez para darle el empujón definitivo que necesita el fin de las obras. Faltan aproximadamente 150 millones de euros por invertir en la construcción y ningún banco está dispuesto en estos momentos a mojarse en este tema.
De ahí que el Valencia se haya propuesto cuidar los detalles de un tema tan complejo como el de la explotación comercial del nuevo Mestalla, que podría alargarse durante quince o vente años, a cambio de acabar la obra lógicamente.
Precisamente y respecto al tema de los abonados, una de las metas que se fijaron desde la Fundación a los nuevos gestores del club es el de lograr aumentar esa masa de socios. Con 35.000 abonados aproximadamente el año pasado, el Valencia se encontraba en una dinámica peligrosa. En el club existía bastante preocupación por ver qué resultado tendría la campaña de venta de abonos.
Ayer se conoció que ya hay 10.000 socios, un número que produce que en la entidad un moderado optimismo. La cifra es importante si se tiene en cuenta la comparativa con el año pasado. A estas mismas alturas de verano, en 2012 había más o menos la mitad. Pero no se quieren lanzar las campanas al vuelo, sobre todo porque uno de los factores que ha podido favorecer, sin duda, este aumento de pases ha sido la puesta en marcha, por primera vez, del sistema de domiciliación de pagos.