SALVA FOLGADO. HOY Mucha gente asiste perpleja a los tejemanejes del superagente de futbolistas Jorge Mendes cuando ese destino ya estaba escrito en el momento en el que Salvo intimó con Peter Lim...
VALENCIA.
Entiendo que todos tenemos prisa por saber, por conocer. La prensa -yo el primero- y sobre todo la masa social del club que vivía antes angustiada y ahora hastiada, pero siempre pendiente de que se firme, de una condenada vez, el estrafalario proceso de venta del Valencia. Ahora que parecía que se había instalado la primavera valencianista seguimos sin asistir al capítulo final. A la firma del documento que lo oficialice y lo dé por cerrado. Parece que ese momento nunca llega. Es como si el tiempo se hubiera congelado. ¿Seguimos en invierno? Pero si la marmota ya había anunciado que cambiábamos de estación.
Y el ruido sigue. El zumbido que siempre ha acompañado al proceso no cesa. Miles de abejas zumbando alrededor del panal esperando la ceremonia. Y desde las dos orillas del río se siguen alimentando las hogueras del ego y las del interés. Porque todos los zánganos llevan mucho tiempo preparándose para el vuelo nupcial. Porque en ese rito de fecundación todos quieren copular en pleno vuelo con la abeja reina hasta caer extenuados al suelo pero con el deber cumplido.
Y los notables de la sociedad que el 17 de mayo decidieron que la mejor oferta era la de Peter Lim, volverán a encerrarse otra vez a decidir si la propuesta del empresario de Singapur -que era una y ahora es otra- sigue siendo la más jugosa para el Valencia. Entiendo que siguen pensando lo mismo pese a que las cosas han cambiado según trascendió la semana pasada. Repito lo que ya dije cuando concluyó aquella histórica sesión de aquel sábado de mayo. Espero que los 22 prohombres de la sociedad valenciana no se equivocaran entonces y no se equivoquen ahora. Como bien describió un lector en un comentario sobre aquella opinión, eso significaría que todo está podrido.
Mientras, la planificación sigue en una pesada calma chicha a la espera de ese golpe de viento que no acaba de llegar. Y mucha gente asiste perpleja a los tejemanejes del superagente de futbolistas Jorge Mendes cuando ese destino ya estaba escrito en el momento en el que Salvo intimó con Peter Lim. Porque Lim trabaja con Mendes igual que trabaja con Kenyon. Y esto ni es bueno ni es malo en lo apriorístico. Siempre hay un repre de moda en los clubes. Y en la acera de Mestalla hay muchos ejemplos: Miguel Santos, Miguel Ángel Cermeño, Giovani Becali o García Quilón. En diferentes fases siempre suele aparecer un agente de cabecera que hace más negocios que el resto del gremio. Bien, pues ese, hoy en día y en este periodo determinado, es Mendes. Y el Valencia fala en portugués en materia deportiva.
El problema no radica en que sólo se trabaje con un agente, el problema está en que no se reconozca quién está detrás moviendo los hilos. El club tiene que ser transparente: nada que temer, nada que esconder. Bueno, el problema también se encuentra en el género que te ofrece. Y buena mercancía, Mendes tiene. Saldos, también.
Y el rosario de nombres no cesa pero ninguno es de relumbrón para una inversión que se supone millonaria. El penúltimo en aparecer es el del portero del Benfica -mercado portugués, claro- Jan Oblak, que vale 20 millones y al que Mendes llevó a Portugal junto a Mijatovic. Antes, dos jugadores del Rio Ave: el defensa centralMarcelo y el mediocentro Filipe Augusto, los dos relacionados con Mendes, los dos relacionados con Nuno, futurible para el banquillo del Valencia e íntimo del representante.
Cuenta la leyenda que Mendes empezó haciendo fortuna con la gestión de unas vallas de publicidad para el campo del club en el que jugaba, luego con un videoclub que pasó a ser una cadena y más tarde con una discoteca donde conoció a Nuno. Curioso, se hizo amigo de un portero -pero de fútbol- en una discoteca. Su primer pelotazo como agente lo dio traspasando a Nuno al Deportivo de la Coruña. Ahí empezó su amistad. Ahí empezó su colección de jugadores.
Dos amistades van a acabar con Pizzi. La de Lim con Mendes y la de Mendes con Nuno. Y el argentino, que creo que no ha acabado de enamorar a toda la hinchada, se marchará sin poder demostrar lo que podría hacer con toda una temporada por delante. No creo que sea un drama que Pizzi se marche, lo que sucede es que su sustituto es, otra vez, una incógnita.
Antes de Nuno y de sus jugadores en el Rio Ave, surgieron los nombres deRodrigo, Enzo Pérez, Kouyaté y Jackson Martínez. El otro día leí aquí a Jesús Bernal hablar de Enzo Pérez. A mí un buen amigo me había hecho la misma reflexión. Mucho dinero, muy caro. Y el dinero sólo se debe invertir en un fuera de serie. Hasta aquí ningún superclase aparece vinculado al Valencia. Espero que no se cabree Héctor Gómez pero ni siquiera Jackson Martínez sería un fichaje de relumbrón. Es un buen delantero que también se pagaría caro según el mercado actual, me gusta, pero no es el crack que enloquece a la grada. Llamadme exigente pero esperaba algo más.
Haced la prueba. Salid a la calle y preguntadle a cualquiera por Enzo Pérez. El 95 por ciento no lo conoce. Y a Jackson muchos, tampoco. Y a Kouyaté... Bueno, ahora que ya han salido en medios, sí. Pero cuando se les relacionó por primera vez con el Valencia, pocos los conocían. A eso me refiero. Hay pasta luego llegarán grandes jugadores, ¿no? Y no estoy en contra de los jugadores anónimos, al contrario, pero se nos está vendiendo otra cosa: mucho dinero, un gran proyecto.
En todo caso siempre nos quedará Portugal. ¿Hay alguien que fala portugués en la sala?