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ORGULLO

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martes, 9 de noviembre de 2010

Emery: ´Hay un partido con once y otro con diez´

Unai Emery condicionó la derrota del Valencia en el Sánchez Pizjuán a la actuación del colegiado Iturralde González, que mostró una rigurosa roja directa a Mehmet Topal. "Hay un partido con once jugadores y otro con diez jugadores. Creo que el árbitro se ha equivocado, ha condicionado mucho el partido y es una gran ventaja contra un gran rival".

El técnico vasco también argumentó la decisión de mantener un pivote sobre el terreno y los dos delanteros tras quedarse con diez jugadores. "He reconvertido el equipo en un 4-3-2 con Joaquín y Mata para darle equilibrio al centro del campo y para poder asistir a los dos puntas". Una fórmula que legitimó asegurando que "había opciones de poder empatar y de ganar pero el 2-0 ha sentenciado el partido".

Emery insistió en la inferioridad numérica para explicar la derrota. "Con once ha intentado hacer lo que tenía que hacer pero con diez ya era mucha ventaja para el Sevilla y más en su estadio". Ha añadido que el Valencia "pudo empatar y hasta ganar" antes del segundo gol sevillista, aunque el tanto de Alejandro Alfaro "sentenció el partido".

Además, Emery ha mostrado su "plena confianza" en sus jugadores y aunque la derrota deja al Valencia "cabizbajo", ha abogado por "seguir trabajando para levantar la cabeza y recuperar el cuarto puesto que hoy dejamos", ha concluido.


A César le vuelve a traicionar el músculo


Hubo muchos protagonistas en el Pizjuán, demasiados seguramente, porque el gran beneficiado de la revuelta fue el Sevilla, que echa al Valencia de las plazas de Champions. Otro 'grande' (como diría el desmemoriado Alexis) que le vuelve a dejar huérfano de puntos a Unai Emery. No hay forma de que este Valencia salga vivo de alguno de esos campos donde hay que dar la cara. En estas dos temporadas y pico que lleva el entrenador vasco al frente del equipo, Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Villarreal y Sevilla han sabido torpedear una y otra vez al Valencia hasta el punto de que el balance global logrado por los blanquinegros cada vez que han visitado estos escenarios sólo produce un escalofrío de tristeza.

Un empate (0-0), uno solo y precisamente en Pizjuán en la temporada 2008-09. Del resto de experiencias, mejor olvidarlas porque todo fueron victorias locales. La matemática, como el algodón, no engaña: de 36 puntos en juego disputados, sólo un empatito. ¡Puaj! Así es imposible. Es la china que tiene Emery en su mocasín, a quien la Liga se le ha puesto ahora cuesta arriba. Más de matemáticas: de los últimos doce puntos en juego, sólo ha rascado un mísero empatillo con el Zaragoza.

El Valencia se ha atascado en sí mismo y lo peor es que a Unai se le está liando la cosa. Con lo bien que había empezado el curso y conforme van pasando las fechas se le van presentando problemas. Que si el Chori sigue sin enchufarse y ya se habla de que quiere cambiar de aires, que si Banega se mete en arenas movedizas, que si el 'patillas' de Iturralde se pasa de frenada con Topal, que si César se lesiona...

Lo del veterano guardameta tuvo su miga. Fue, por cierto, un lunes en el que se habló más de la cuenta de porteros. Para empezar, porque al valenciano Palop se le metió en la lista sevillista y al final fue el descartado por los problemas físicos que arrastra. Antes, se había quedado en casa Moyà para el Valencia por sus problemillas en los isquios. Eso hizo que Guaita entrara en su cuarta convocatoria liguera y al final, en el desbarajuste 'porteril', la musculatura de César se asustó (pinchazo en el gemelo derecho esta vez) y el bueno de Guaita tuvo que jugar tras el descanso sus primeros minutos de la temporada. A los nueve minutos Negredo le había amargado la noche y Alfaro acabó por estropeársela aún más.

Ojo, que Guaita no tuvo ninguna incidencia en el resultado final. El chaval trató de comerse como pudo el marrón porque a nadie le hace gracia torear con ejemplares como el sevillista y, encima, con un futbolista menos sobre el terreno de juego. Incidencia esta, por cierto, que no provocó ningún cambio de planes en Unai. Es curioso. Tanto se le ha machacado a Emery con eso del 4-4-2, que ahora te expulsan a un tipo como Topal antes del descanso (con 0-0 en el marcador) y en lugar de retocar el esqueleto táctico del equipo, lo mantiene más o menos hasta el final porque Aduriz y Soldado bailaron juntos hasta en la ducha. Se pasó de un 4-4-2 a un 4-3-2. Otro sistema más para la lista. A estas alturas, cada aficionado se ha convertido en todo un experto de sistemas.

A esa cuestión, pocas cosas pueden aportar los porteros. Ellos, con parar ya tienen bastante. Desde luego, hubiera sido curioso escuchar la conversación que tuvieron sobre el césped César, el doctor Joaquín Mas y el fisio, Pepe de los Santos. La cara del guardameta resistiéndose al cambio fue para la foto. Casi daba hasta miedo. Es la segunda vez que el futbolista cae lesionado en lo que va a ser su año de despedida. Ya se perdió el partido contra el Mallorca, ante el Logroñés en Copa y frente al Zaragoza en Mestalla. Cada vez que César hace un gesto, pero de los de verdad, de los que dicen que algo le ha pasado en su cuerpo, todo el mundo piensa lo mismo. Al final, hasta Emery va a tener razón en su cabezonería de impedir que Guaita progrese fuera.

Algo bueno tendrá este entrenador que ya ha superado en número de partidos a Quique Sánchez Flores. El problema es que no ha mejorado sus cifras, por muy poco, todo hay que decirlo. Quique tiene 45 victorias (44 Unai), 18 empates (en eso coinciden) y 23 derrotas (24 Emery). A Quique, por cierto, le cortaron el cuello en Sevilla. Con Emery impera la cordura.

http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-11-09/cesar-vuelve-traicionar-musculo-20101109.html


Contra todos los elementos

En una noche llena de despropósitos, el Valencia cayó ante un rival directo como el Sevilla, lejos de su mejor versión, que le alcanza en la clasificación al aprovechar la superioridad numérica que le regaló Iturralde González con la injusta expulsión con roja directa de Topal a los 25 minutos de juego. Nada le salió bien al Valencia, que perdió por lesión a César antes del descanso. Además, Unai Emery tampoco supo gestionar correctamente la recomposición de líneas del equipo con uno menos, ya que prefirió mantener, en una arriesgada apuesta, a dos delanteros natos antes que reforzar el maltrecho centro del campo. Más allá de la mala suerte y del indudable intervencionismo arbitral, la derrota acentúa la dinámica casi kami-kaze en la que el Valencia se ha instalado en el último mes, con cuatro jornadas sin conocer el triunfo.
Y eso que el envite arrancó con buenas sensaciones. Hasta que Iturralde decidió acaparar un protagonismo que pertenece a los futbolistas y se cargara el partido, el Sevilla-Valencia tuvo la intensidad de siempre. Ninguno de los dos equipos atraviesa su mejor momento, pero se adivinaba un choque prometedor en cada internada de Capel y Perotti, que camuflaron la ausencia de Navas; en la solvencia defensiva del Valencia para despejar cada envío dirigido a las cabezas de Kanouté o Luis Fabiano; o en las contras en las que Mata, Soldado y Aduriz destapaban la vulnerabilidad de la pareja de centrales formada por Alexis y Cáceres, dos defensas con grandes aptitudes pero faltos de liderazgo. Los dos contendientes, cortados por el mismo patrón, casi simétricos, hasta se repartían las oportunidades de peligro. César y el poste se unieron para impedir el gol de Luis Fabiano, que se anticipó bien al primer palo para rematar un centro de Perotti. Al Valencia le costaba maniobrar, con Fernandes demasiado rígido para desplegar el juego, pero aún así Mata casi logró inaugurar el marcador al aprovechar un fallo de Dabo y plantarse solo ante Varas. El sustituto de Palop aguantó en la salida, no se lanzó de primeras abajo y desvió con reflejos con el pie.

...Y apareció Iturralde
El partido avanzaba y nadie se acordaba de Iturralde, que levanta suspicacias de antemano en todos los estadios, con tantos histriónicos antecedentes. Anoche reclamó su parte del pastel. Los adjetivos, los titulares, los flashes de las cámaras, los mensajes airados en las redes sociales. Todo es suyo, nada escapa a Iturralde. Topal fue a presionar una pelota dividida. El mediocentro turco iba pasado de frenada y llegó tarde al balón, que despejó sin complicaciones Cáceres, al que no llegó a propinar ninguna patada, ni plantillazo. Tal vez sólo se podía castigar una posible obstrucción. Pero el central uruguayo, con unas admirables dotes interpretativas, saltó y se retorció de dolor. Iturralde picó el anzuelo y mostró la roja directa a Topal. Con un tic autoritario, no le regaló ni el mínimo gesto de caballerosidad de dejarle que se levantara del suelo antes de enseñarle la tarjeta. La inferioridad numérica no fue la única desgracia. Pronto se unió la lesión de César, que con su veteranía y pillería transmite seguridad, bajo palos y a sus compañeros, y desquicia a los rivales. El meta extremeño aguantó a duras penas sobre el campo hasta el descanso.
En lo que restó de primera parte, el Valencia se defendió con orden, sin complicarse la vida y sin conceder oportunidades de peligro. En todo caso sí se veía a Fernandes excesivamente solo en la medular para contener la salida de balón sevillista. A la hora de reconstruir el equipo, Emery prefirió no reforzar el centro del campo, obligando a Mata y Joaquín a multiplicarse en defensa. Gregorio Manzano, técnico sevillista, vio que le sobraba un hombre en el medio. Le sobraba músculo y le faltaba pólvora, por lo que retiró a Romaric para dar entrada a Negredo, que se unió a Luis Fabiano y Kanouté en ataque.

La sentencia definitiva
La resistencia visitante se derrumbó a la contra, a los dos minutos de la entrada de Negredo, después de reclamarse un posible penalti a Mathieu. Guaita rechazó en corto un disparo lejano de Cáceres y Negredo remachó con oportunismo.
Al Valencia se le ponía el partido casi imposible. Joaquín y Aduriz probaron disparos desde lejos a Varas, pero las fuerzas, con uno menos, fueron decreciendo progresivamente. Emery sustituyó a Mathieu, agotado, por Jordi Alba y mantuvo a los dos delanteros. El Valencia, en su búsqueda por empatar, quedaba más expuesto a recibir el gol de la sentencia definitiva. Y así sucedió con una apertura a banda de Kanouté, que vio el hueco dejado a su espalda por Alba. El centro fue remachado a placer por Alfaro.
El partido acabó con el público local coreando los pases de sus futbolistas, aguantando la posesión del balón. Soldado tuvo, en una jugada con varias carambolas, la posibilidad de recortar distancias. Pero ayer el Valencia estaba completamente gafado. Otra noche, una más, para olvidar.

Se acentúa la mala racha del equipo

Con el de anoche son ya cuatro las jornadas consecutivas de Liga en las que el Valencia no ha logrado vencer. Su último triunfo lo obtuvo el pasado 2 de octubre, ante el Athletic de Bilbao en Mestalla por 2-1. Luego perdió en el Camp Nou por 2-1 y volvió a caer por 1-2 ante el Mallorca en Mestalla, donde tampoco pudo vencer al Zaragoza (1-1). Una racha de cuatro jornadas sin sumar los tres puntos no se producía desde marzo de 2009 cuando encadenó seis partidos ganar, desde que derrotó al Almería en Mestalla hasta que se impuso al Racing en Santander. Los seis rivales fueron Osasuna, Málaga, Deportivo, Valladolid, Numancia y Recreativo, ante los que sumó tres empates y tres derrotas.
Además, Unai Emery sigue sin lograr derrotar a domicilio a su colega de banquillo Gregorio Manzano.
Ambos técnicos se han enfrentado en cuatro ocasiones con Manzano como local y Emery de visitantes. El balance es favorable al jienense con tres triunfos y un empate, y 6 goles a favor por 3 en contra.