"La llegada de Peter Lim es lo que menos me disgusta"
Sin ser partícipe del proceso, es una de las voces que menos se han pronunciado abiertamente respecto a la venta del Valencia. Hace dieciocho meses, Fernando Gómez Colomer (Valencia, 1965) salió públicamente a la palestra a exponer un proyecto, Sempre Valencia, que propugnaba el aterrizaje de un inversor en la entidad. De la mano de Juanma Romero y Javier Villalonga, el ex futbolista y ex vicepresidente deportivo del club blanquinegro aseguró tenerproyecto, inversor y un plan deportivo y social a largo plazo.
Aquella iniciativa no salió adelante y contó con la reticencia, entre otros, del consejo de administración presidido por Manuel Llorente y un sector de los aficionados que no daban crédito a su propuesta. Año y medio después, Fernando explica a Valencia News cómo ha vivido la venta del Valencia desde la barrera.
¿Cómo ha vivido Fernando el proceso de venta?
Ejerciendo mi labor como concejal de Deportes en Chiva, y poco más. Realizamos colaboraciones con Javier Cabello en Georgia, pero es complicado llevar a cabo proyectos con gobiernos. También aproveché el tiempo para sacarme el Nivel II en el curso de Entrenador, y ahora busco incorporarme de nuevo a la primera fila del fútbol.
¿Y qué sensaciones le quedan, un año y medio después de aquella rueda de prensa exponiendo el proyecto ‘Sempre Valencia’?
Ha sido un camino muy largo. Pensábamos que la única forma de solventar el problema del Valencia era mediante un inversor que plantease una solución global. Aquellos días propusimos soluciones a nivel social que ya se han llevado a cabo. Cuando el aval dejó de ser válido, dejó de haber preocupación en la Generalitat. Se hizo acceder a la presidencia del club a una persona que dijo que reanudaría las obras del campo, solventaría la asistencia financiera y conseguiría la refinanciación. Y, sin conseguir ninguno de esos tres objetivos, todos se han acabado dando cuenta de que lo que nosotros decíamos era verdad: que la mejor solución era la de encontrar un inversor para hacer viable una recuperación económica y deportiva. Recibimos muchísimas críticas tras aquella rueda de prensa, y ahora no he visto a esas personas decir que teníamos razón. Amadeo Salvo fue designado presidente a dedo, sin elecciones ni otros candidatos, y no pudo aplicar las soluciones que promulgaba. Salvo y Aurelio Martínez se erigieron como juez y parte de un proceso de venta que ha hecho aguas por todos lados. Finalmente se escogió a Lim, que puede cerrarse pronto con el banco, y esa propuesta era por lo visto la que más agradaba también a la afición. Me he hecho la pregunta varias veces: si yo hubiese sido presidente del Valencia, ¿mi inversor hubiese ganado en este proceso o no?
Se refiere a la información de la que disponía Salvo…
Existe posibilidad de entregar todo tipo de información, de acceder a personas con responsabilidad en la decisión final de a quién se vende el club, de usar los recursos de la entidad como convenga, como se ha visto con las dos asambleas informativas… El resto no han tenido esas posibilidades. Pero insisto en algo muy importante: de todas las alternativas que se han barajado, la de Peter Lim es la que menos me disgusta. Viendo al resto de inversores y las personas valencianas que estaban ligadas a ellos para la gestión del club, sinceramente la opción de Lim es la que menos me disgusta a día de hoy.
¿Por qué es la que menos le disgusta?
Especialmente por deméritos de las otras. No conozco a los rusos. No han tenido posibilidad de comunicar su proyecto. Se lo tenían que pagar ellos, algo que no se si ha sucedido con Peter Lim y Amadeo Salvo teniendo el respaldo del club. Si hablamos de tanto dinero, los rusos podrían haber hecho una campaña de publicidad grande, se lo podían permitir. Las alternativas a Lim fueron perdiendo fuerza porque ellos mismos pensaban que iban a perder. No tenían mucho que hacer en el proceso. ¿Para qué se creó la Comisión Gestora, si luego la votación de los patronos se basó en el informe de Pricewaterhouse Coopers? PwC era la consultora contratada por club y Fundación. ¿Qué iba a decir, que la mejor oferta era la de Alvarado o la de Zolotaya? Nadie tenía dudas de que la ‘pole position’ iba a ser para Peter Lim. Veremos qué ocurre con la ingeniería financiera aplicada a calibrar cuánta deuda quedará de aquí a cinco años. En casos anteriores, asuntos como la parcela de Soler han acabado en el juzgado precisamente por cómo se reflejó en los balances.
Pero dicho informe de PwC insistía en que no debía ser considerado definitivo para orientar el voto a los patronos…
Tampoco se tuvo en cuenta el informe de KPMG. Si te llega el informe de PwC, después de unos honorarios según se dice de seiscientos o setecientos mil euros, y dice que la mejor oferta es la de Lim, ¿tu que votarías siendo patrono y sin entender al detalle todas las propuestas? Y a eso hay que sumar que las ‘ofertas vinculantes’ no fueron tal, porque estos días Peter Lim todavía está negociando con Bankia y modificando su oferta. Se suponía que las cantidades debían estar cerradas el 1 de abril. Por eso creo que el proceso de venta ha sido chapucero y ha hecho aguas por todos lados, y lo digo desde la imparcialidad. Me da igual quien gane, estoy absolutamente fuera del asunto. Yo quiero lo mejor para el Valencia, mientras que las personas que están ahí quieren lo mejor para ellos.
¿Le sorprendió la ‘goleada’ en el Patronato, con unanimidad y veintidós votos a favor de Lim?
Siendo la votación a mano alzada, no me sorprendió.
Explíquese.
¿Cómo vas a votar al que no va a ganar?
Entonces, ¿por qué ningún patrono pidió que la votación fuese secreta?
Supongo que por la presión popular. Yo les entiendo. Por ejemplo, gente como Fernando Giner es gente preocupada por el Valencia, y podría haber votado también en conciencia, en sobre cerrado, a Peter Lim. Pero, como presidente de la Asociación de Futbolistas, ¿cómo iba a votar a un ofertante que no resultase ganador? Se ha querido que los patronos votasen a mano alzada para ver que se votase a quien ellos querían. Hubo un juicio popular en el que se estableció cuál era la mejor oferta. Y ese juicio popular tuvo tanto poder que los veintidós votaron a favor. Y lo digo sin haber tenido contacto personal con ningún patrono. Hay que ponerse en la piel de los demás.
¿No cree que el 22-0 legitima a Peter Lim como comprador?
Voy a sonar repetitivo: insisto en que la oferta de Lim es la que menos me disgusta. Pero hablamos de un presidente, de un presidente de la Fundación y de unos patronos todos puestos a dedo, y que han votado sin haber visto toda la información de las otras propuestas. Y deben tener en la conciencia que sólo han votado la venta de las acciones, de la propiedad del club. Pero deben saber que, si acaba saliendo mal, será porque vendieron la propiedad a alguien que no era el adecuado. Se ha perdido el tiempo. El 10 de diciembre fue la Junta de Accionistas. ¿Por qué no se presentó una semana después Peter Lim a comprar las acciones? Luego ya se habría arreglado con Bankia, como está ocurriendo ahora. Se han perdido siete meses que van a afectar a la temporada que viene. Y hay que recordar que el fútbol se mueve por resultados deportivos: si no salen adelante, aquel que esté al frente de un club se meterá en problemas.
Fernando, durante la entrevista / Foto: VLC NEWS
Fernando salió a dar la cara en enero de 2013, y sin embargo no ha estado presente en el proceso de venta del Valencia.
Quizá no sea muy listo, pero desde luego no soy tan tonto como para realizar aquella rueda de prensa sin tener realmente un inversor. Quizá podríamos haber entrado al club como lo hizo Salvo, apostando por una refinanciación, salvar la asistencia financiera y reanudar el campo. No hubiésemos necesitado los dieciocho meses que pedíamos por aquel entonces. Aquella rueda de prensa se llevó a cabo porque durante el segundo semestre de 2012 los contactos de Javier y José Villalonga habían dado sus frutos, y encontramos un inversor muy importante, con una capacidad económica muchísimo mayor que la de las personas que han accedido ahora al club, que mostró su interés en el Valencia. Eso sí, siempre sostuvimos que necesitábamos información: o bien acceder al club para realizar unas auditorias que poder entregar al inversor para ajustar su propuesta, o que se llevase a cabo aquel famoso cuaderno de venta que se dijo en febrero de 2013 que se realizaría, con las auditorias correspondientes. Pedimos dos meses, sólo dos meses, de tener acceso a la información. La Generalitat no llevó a cabo el cuaderno de venta tras pagar los 4,8 millones de intereses, ni nos firmó la autorización para que el inversor viniese a negociar. La Generalitat se lavó las manos, y por lo tanto yo no he participado en el proceso abierto este año. Un proceso articulado de una manera en la que nuestro inversor no estaba interesado. No estaba dispuesto a participar en una subasta pura y dura, y más teniendo en cuenta las filtraciones y cómo han salido de ‘escaldados’ los proyectos que no han resultado ganadores. Pese a la capacidad económica del inversor, hubiésemos perdido también.
El mismo 1 de abril se conocían ya detalles de los siete ofertantes. ¿Se refiere a eso?
Todos los que no han resultado vencedores han sido, además, muy criticados. Ha sido tremendo. Insisto: me alegro de que nuestro inversor no haya participado, porque visto el desarrollo de las cosas también hubiese resultado malparado. Y es gente con mucho dinero, pero no idiota. En ese sentido, no me siento perdedor porque ni hemos participado en el proceso y, además, se ha acabado haciendo aquello que propusimos hace año y medio: vender a un inversor.
¿Sigue sosteniendo que el proyecto ‘Sempre Valencia’ hubiese mejorado la actual situación que vive el Valencia?
Sí, y además habríamos ganado mucho tiempo. Los contactos con la Generalitat se iniciaron en enero de 2013, una semana después de nuestra rueda de prensa. Probablemente esta temporada no la hubiésemos perdido.
¿Le da la sensación de haber tocado a la puerta equivocada?
No exactamente. Pienso que nos equivocamos al presentarnos como novedad y explicar lo que podía suceder de forma tan directa. Todo el mundo se asustó cuando nos oyó plantear la venta del club. Nos veían con reticencia, y más cuando todavía había una aval de la Generalitat, unos préstamos de más de trescientos millones de euros con Bankia y un sentimiento valencianista por parte del aficionado, no lo olvidemos. A la gente no le cuadraba esa solución. Nuestro mensaje fue muy claro, pero el mundo periodístico está guiado por los intereses. Hubo varios periodistas que arrastraron a otros muchos a contemplar nuestra postura con incredulidad. No creían en nosotros. La frase siempre era la misma: “¡Si tienen inversor, que lo traigan!” Y el inversor no se podía traer sin una base de información y sin saber qué vas a comprar. Quizá había gente a la que no le gustase que nosotros fuéramos los gestores valencianos de ese inversor. Eso también ocurre en la actualidad: hay gente a la que no le gusta oír nombres como el de Llorente o Albelda vinculados a Cerberus, o Amadeo Salvo vinculado a Peter Lim.
¿Jugó eso en su contra?
Por aquel entonces, mantener al gestor que había en el club le convenía a muchos periodistas de los que trabajan en esta ciudad.
¿Y si trasladamos esa pregunta a las instituciones? ¿Cree que políticamente usted no estaba bien visto?
No, ¿por qué? Debería ser al contrario. Alberto Fabra era presidente de la Generalitat en aquel momento, y antes había sido alcalde de Castellón durante los tres años que yo trabajé allí. Con Fabra siempre he mantenido una buena relación. Y en aquel momento, Jose Luis Olivas ya no era presidente de Bancaja. Manuel Llorente sí seguía en la presidencia del Valencia, eso sí. Creo que la Generalitat tenía muchos otros problemas aparte del del Valencia. En el momento en que el aval desapareció de la ecuación, ellos dejaron de tomar cartas en el asunto.
¿Qué le ha parecido el ‘desmarque’ de la Generalitat desde que en diciembre se ‘congelase’ la sentencia sobre el aval del IVF?
Fue una buena decisión que la Generalitat dejase de intervenir en este proceso, por lo menos abierta y públicamente. Es lógico, aunque siempre debe demostrar una preocupación por lo que ocurre con el Valencia CF. Tiene su patrono en la Fundación, igual que el Ayuntamiento, la Diputación…
‘Sempre Valencia’ se diluyó con el paso de los meses. Así como usted no ha participado en el proceso de venta, ¿le consta que alguno de los otros integrantes haya seguido interesado en buscar inversor para el club?
No me consta. Sinceramente, no me consta. Y si lo ha podido tener, evidentemente no lo ha conseguido. Una vez abierto el proceso de venta, permanecer al margen o intentar una negociación desde fuera era imposible.
Ese inversor que ustedes encontraron en 2013, ¿qué habría traído al Valencia?
Una solución global. Resolver el crédito con Bankia. Acabar el estadio, aunque no pudimos decir en cuántos años habría estado finalizado porque ese detalle se tenía que concretar después de entrar. Siempre recuerdo el tiempo que tardó en venderse el Inter de Milán, tras once o doce meses de conversaciones. Aquí sólo pedíamos dos. Jose Villalonga siempre me decía lo mismo: “Fernando, si el inversor viene, es para cerrar”. Es lo mismo que está haciendo Peter Lim ahora: negociar. Lleva desde el 17 de mayo en ello. Y a nivel deportivo, es lógico que el dueño de un club quiera verlo lo más arriba posible. ¿Qué ha pasado en Manchester, en París o en Mónaco? Cuando uno hace una inversión así, luego espera que el equipo vaya bien.
¿Le sorprendió que, tras dejar la presidencia, se vinculase meses después a Manuel Llorente con la oferta de Cerberus?
No me sorprende. Siendo sinceros, hay determinadas personas que no pueden volver al Valencia. Lo digo desde el más profundo sentimiento valencianista. Hay personas que no pueden volver jamás. Pero el fútbol es muy llamativo económicamente, es un trabajo público que te da mucho dinero. Es… apasionante. Quizá por eso trató de vincularse a esa propuesta.