Los aficionados al fútbol solemos pasar de la euforia al desánimo a una velocidad pasmosa. En el viaje que acompañamos a la penya Amuntgranotes la temporada pasada a Madrid íbamos alegres a la ida cantando en el autobús «¡el año que viene, Levante-Liverpool!». Confiábamos en que nuestro equipo se acercaría a los puestos UEFA si ganaba en el Vicente Calderón. Pero a la vuelta, con un cuatro a uno a cuestas, los cánticos desaparecieron y oímos decir a alguien en voz baja «puede que no sea a Liverpool sino a Girona donde viajemos la próxima temporada». Viendo el partido del domingo pasado ante el Getafe experimentamos bajadas y subidas semejantes de ánimo. Cuando se adelantó en el marcador el equipo de García Plaza se nos vino el mundo abajo. Cuando empató Juanlu renacimos con fuerza. Y aunque hubiéramos querido saborear un triunfo agradecimos mucho la igualada. Porque con cero puntos la inquietud nos habría dominado en las dos semanas interminables que estamos viviendo hasta la siguiente jornada.
El puntito logrado permite que nos levantemos de mejor humor por las mañanas y aguantemos sin perder los nervios una historia como la que nos cuentan referente a ataques desproporcionados al Levante en la radio autonómica, aprovechando una polémica con Quico Catalán. Un periodista de la misma, de cuyo nombre no queremos acordarnos y que no hace mucho tildó de «macarra» a Ballesteros después del partido de Mestalla, se ensañó con Quico, que había realizado unas declaraciones poco afortunadas, tratándolo casi de responsable del conflicto actual entre la liga profesional y las radios. Además denunció públicamente al Levante como club que debe dinero a las radios. Se manifestó con una forma de ser propia de un candidato a campeón del antilevantinismo. Desde Radio Nou, que se financia con los impuestos de todos los valencianos, sean del Valencia o de cualquier otro equipo de la Comunidad. Por nuestra parte le aconsejamos, si quiere apaciguar sus vehemencias contra el Levante, que se compre una diana, ponga en ella de fondo el escudo granota y practique lanzándole dardos.
Más tarde, el viernes 2 de septiembre, surgió otro tema que desbordó el vaso de nuestra hartura respecto al también ente público Canal Nou. La querida esposa, viendo con nosotros la información deportiva de esta cadena en el telediario del mediodía, comentó que se sabe de memoria las caras de Unai Emery y Juan Carlos Garrido pero no la de Juan Ignacio Martínez —al que definitivamente no llamaremos JIM porque esa denominación nos recuerda una marca de calzoncillos—. Mientras lo comentaba nos íbamos quedando anonadados viendo como hablaban del Valencia, del Villarreal, del Elche, del Hércules, del Villarreal B y del Alcoyano. Comprobando que no hablaban del Levante, que no salió un solo segundo, ni uno solo, a pesar de ser un equipo valenciano de Primera. «Tenéis razón para quejaros, mucha razón», afirmó la querida esposa. Pero pocos minutos después nos dijo un estudioso amigo granota: «Quizás el club tenga algo de culpa en el tema al no generar noticias dignas de atención». Este comentario nos condujo a la reflexión pero apenas suavizó nuestro desánimo ante el menosprecio del ente radio televisivo valenciano hacia el Levante. Por eso optamos seguir clamando a los cuatro vientos por el tema aun sabiendo que estamos predicando en el desierto.
http://www.levante-emv.com/deportes/2011/09/06/predicando-desierto/837230.html