#YoEstoyConelMestalla
Partidos del Valencia CF
Partidos del Mestalla
Partidos del Valencia Femenino
ORGULLO
lunes, 22 de marzo de 2010
fotos Valencia Almeria
la verdad que ayer no fue un partido de salirse,volvió el mago que ya iba siendo hora de que vaya apareciendo,¿sera por que ahora tiene sombra en el banquillo?.
Cesar se sale y cada vez esta mejor,esta hecho un chavalin.
El que me gusto mucho fue fernandes de central,ayer se le noto la implicación,en dos años que lleva aquí res de res.
partido muy flojo el del valencia que lo principal son los 3 puntos y que por fin sumamos después de un tiempo sin hacerlo.
El mestalla se dejo 2 puntos al final del choque
El Valencia Mestalla, con un equipo de circunstancias a consecuencia de las expulsiones del pasado partido y las exigencias del primer equipo, arañó un empate a dos en su visita al Villajoyosa, uno de sus rivales directos en su lucha por la permanencia.
De nuevo, el Valencia CF – Mestalla no ha aprovechado una gran ocasión para recortar puntos a sus adversarios por la permanencia en la categoría de bronce. Los hombres de Óscar Fernández estaban dominando el encuentro y lograron adelantarse por dos veces en el luminoso pese a estar en inferioridad numérica. Una jornada más, las decisiones arbitrales no favorecen a los blanquinegros. Primero era Víctor el que inauguraba el marcador para los valencianistas y posteriormente, el mismo futbolista era expulsado por roja directa en una jugada muy dudosa. Tras la reanudación y pese a ser uno menos, Timor ponía el 0-2 tras lanzar una falta. En el último tramo del encuentro, y con el esfuerzo realizado, los locales lograron empatar. En definitiva, un punto amargo ante un rival directo por la lucha de la permanencia.
http://www.superdeporte.es/valencia/2010/03/22/punto-amargo-valencia-mestalla/89984.html
De nuevo, el Valencia CF – Mestalla no ha aprovechado una gran ocasión para recortar puntos a sus adversarios por la permanencia en la categoría de bronce. Los hombres de Óscar Fernández estaban dominando el encuentro y lograron adelantarse por dos veces en el luminoso pese a estar en inferioridad numérica. Una jornada más, las decisiones arbitrales no favorecen a los blanquinegros. Primero era Víctor el que inauguraba el marcador para los valencianistas y posteriormente, el mismo futbolista era expulsado por roja directa en una jugada muy dudosa. Tras la reanudación y pese a ser uno menos, Timor ponía el 0-2 tras lanzar una falta. En el último tramo del encuentro, y con el esfuerzo realizado, los locales lograron empatar. En definitiva, un punto amargo ante un rival directo por la lucha de la permanencia.
http://www.superdeporte.es/valencia/2010/03/22/punto-amargo-valencia-mestalla/89984.html
El talento de Silva
Los goles de Villa valen su peso en oro pero el talento en el fútbol moderno también cuesta lo suyo. Y ahí entran en escena tipos como Silva, que parece que no están pero cuando aparecen hacen el mismo daño que gente que está acostumbrada a verse en la pelea por el pichichi. El menudo canario es capaz de reunir una pizca de todos los componentes que endulzan los rigores tácticos que hoy en día se imponen en las pizarras de los vestuarios. No siempre se juega contra equipos tan alocados y generosos como el Werder Bremen. Por eso, la participación de futbolistas capaces de escaparse de guiones estrictos se sitúa en planos de cierta importancia.
Sólo hay que fijarse en lo que pasó ayer en Mestalla para darse cuenta de que Silva es para este Valencia un complemento de lujo para ocasiones en las que Villa no puede seguir exprimiendo su veneno. En Alemania, en ese partido tan antológico que jugó el Valencia por el marcador -otra cosa bien distinta es por la pureza de su fútbol-, Silva fue culpable directo de tres de los cuatro goles que marcaron los valencianistas. Le dio uno a Mata y dos a Villa. Es pues el socio ideal para la gente de área. De ahí que cuando atrapa el balón, lo único que debe hacer el resto es estar en alerta máxima porque puede pasar cualquier cosa. Y pasó.
Pasó que después de una hora de relativo tostón, a Silva se le encendió la luz. En su cerebro desfilaron cuando controló el esférico casi en la frontal un sinfín de posibilidades. Cuestión matemática debió pensar. Repasó todas las opciones y eligió la más jugosa para su equipo. Casi sin mirar, adaptó su cuerpo a la exigencia del pase y le puso el balón a Mata, que ya sabe muy bien cómo se las gasta el canario. Entonces fue todo más fácil. Mínimo toque de control y golpeo para ajustar al palo. Resultado de la operación: gol, y partido porque ahí se acabó la cómoda supervivencia que había mantenido vivo hasta ese momento al Almería.
Acabar con un 1-0 hubiera sido un corto obsequio para los treinta mil y pico aficionados que acudieron con fidelidad y entrega a la resaca europea. Por eso, ocho minutos después, otra vez los de siempre volvieron a liarla. Esta vez, con papeles cambiados. Tampoco les va nada mal, por cierto. Si la costumbre hace que sea siempre Silva al que le basta un poco de olfato para encontrar a Villa, en esta ocasión sucedió a la inversa. Fue el asturiano el que asistió al canario que hasta desde el suelo es capaz de convertir en gol balones que parecen perdidos.
Mestalla, ahora sí, pudo respirar con cierta comodidad porque, la verdad sea dicha, desde muy pronto comenzaron a palparse sensaciones un tanto extrañas. El panorama que ofrece el equipo valencianista está plagado de matices y equipos como el Almería que vienen con líneas moderadamente optimistas pueden complicar resultados. Teniendo un entrenador tan ilustrado como Juanma Lillo, se entienden algunos de los aspectos que ofreció ayer tarde el cuadro andaluz. Y, por cierto, hasta le vino bien al Valencia tener delante un equipo que pretende aplicar una filosofía interesante pero que en esta ocasión se quedó a medio camino.
Con la clasificación para la Champions tan exigente y marcado por las nueve bajas actuales, la tarde en Mestalla se presentaba casi como el tiempo. Con excesivas dudas. Las palpitaciones de la grada de temor a dejar escapar la oportunidad superaban con creces a la alegría que podía dar sumar una victoria en casa. A todo eso, se unía precisamente la coyuntura en la que se ha visto inmerso Unai Emery que cada semana debe rebuscar en su plantilla para encontrar parches consistentes.
Esta vez, se decantó por Lillo para el lateral y por recurrir a Fernandes como central. Qué curioso. El portugués andaba más fuera que dentro en la dinámica de grupo en los últimos compromisos y, aunque sin estridencias, completó un pulcro partido, hasta el punto de ser uno de los pocos que mantuvo un nivel interesante. Eso da una clara muestra de cómo estaba el resto.
Pues el resto estaba para aguantar y poco más. Sobre todo en el centro del campo, donde el Valencia demostró una carencia importante. Baraja, que venía de haberse vaciado en Alemania, y Banega no congeniaron. Y no es por la voluntad del vallisoletano, que le puso todo el ahínco posible, sino por el partido que se marcó el argentino. Pese a estar fresco, ya que no jugó contra el Werder Bremen por sanción, Banega marcó uno de los puntos clave del partido. Desapareció por completo y eso el Valencia lo acusó de manera sensible. Quizás, y es una posibilidad, porque Banega no fue capaz de adaptarse a la personalidad de su compañero de escena. No es lo mismo tener al lado a Albelda, a Marchena o a Maduro, que tener a un Baraja, que pese a las limitaciones que físicamente puede llegar a tener -a pesar de eso su esfuerzo fue notable-, al que le gusta participar mucho más en la elaboración del juego. De ahí que a Banega le tocó buscar un espacio que nunca encontró. Anduvo tan perdido que si Emery -con bronca incluida- no lo cambió fue (esta vez no le habrían pitado) precisamente porque en el banquillo no había ni un solo centrocampista puro.
Fue esa ausencia la que permitió que en el centro del campo Bernardello, Soriano y M'Bami pudieran más o menos, nivelar el cúmulo de despropósitos que unos y otros se habían encargado de plasmar. Eso, a quien realmente benefició, fue a la defensa valencianista y sobre todo a Fernandes, que se 'comió' al acomodado Goitom ante la indiferencia del resto de rojiblancos. La preocupación sólo llegó del lado de Lillo, sobre todo cuando el lateral recibió la primera amarilla. Ahí sí estuvo bien Unai, que en el descanso echó mano del recurso de Alba para evitar males mayores como la expulsión a los que, dicho sea de paso, uno parece ya estar acostumbrado. Se hace extraño acabar un partido con once y con todos los jugadores sanos. Menos mal.
Aún así, hay ocasiones que todo depende del criterio arbitral. A Teixeira le reclamaron los andaluces la segunda a Lillo, pero ahí sí estuvo bien el colegiado, tan quisquilloso en acciones absurdas como la de retrasar el saque de una falta porque el balón estaba a un metro de la zona exacta de la infracción. Cosas en las que se entretuvo Teixeira -hasta en cuatro ocasiones ayudó al infractor al no favorecer el saque rápido- y las que ayudaron al público a prestar algo de atención al juego.
La gestión del juego de ataque de ambos equipos era bastante deficiente, unos por falta de claridad y otros por ausencia de calidad. Unai tenía poco margen para la maniobra pero a Lillo -el entrenador, no el lateral- no le salieron bien los cambios. Había interés en ver cómo reaccionaría el Almería con media hora por delante tras el gol del siempre avispado Mata. Pero a los andaluces les vino grande el partido. Tanto que ni tan siquiera cuando se plantaron ante César supieron encontrar el camino del gol. Raro era también que no apareciera en escena César. Ya en el tiempo cumplido desbarató un balón en un uno contra uno. El Valencia, afianzado en la tercera plaza, puede presumir de tener un ataque de lujo y un portero que da muchas garantías de cara a inversiones ambiciosas si se saben administrar con cabeza. Después de lo que ocurrió en Bremen, partidos como los de ayer pueden saber a poco. Reflexión, por cierto, facilona y hasta errónea si uno pierde la visión global del momento en el que se encuentra el curso. Pese a todo, no estaría de más que el Valencia comenzara a afinar su repertorio fuera de casa.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-03-22/talento-silva-20100322.html
Sólo hay que fijarse en lo que pasó ayer en Mestalla para darse cuenta de que Silva es para este Valencia un complemento de lujo para ocasiones en las que Villa no puede seguir exprimiendo su veneno. En Alemania, en ese partido tan antológico que jugó el Valencia por el marcador -otra cosa bien distinta es por la pureza de su fútbol-, Silva fue culpable directo de tres de los cuatro goles que marcaron los valencianistas. Le dio uno a Mata y dos a Villa. Es pues el socio ideal para la gente de área. De ahí que cuando atrapa el balón, lo único que debe hacer el resto es estar en alerta máxima porque puede pasar cualquier cosa. Y pasó.
Pasó que después de una hora de relativo tostón, a Silva se le encendió la luz. En su cerebro desfilaron cuando controló el esférico casi en la frontal un sinfín de posibilidades. Cuestión matemática debió pensar. Repasó todas las opciones y eligió la más jugosa para su equipo. Casi sin mirar, adaptó su cuerpo a la exigencia del pase y le puso el balón a Mata, que ya sabe muy bien cómo se las gasta el canario. Entonces fue todo más fácil. Mínimo toque de control y golpeo para ajustar al palo. Resultado de la operación: gol, y partido porque ahí se acabó la cómoda supervivencia que había mantenido vivo hasta ese momento al Almería.
Acabar con un 1-0 hubiera sido un corto obsequio para los treinta mil y pico aficionados que acudieron con fidelidad y entrega a la resaca europea. Por eso, ocho minutos después, otra vez los de siempre volvieron a liarla. Esta vez, con papeles cambiados. Tampoco les va nada mal, por cierto. Si la costumbre hace que sea siempre Silva al que le basta un poco de olfato para encontrar a Villa, en esta ocasión sucedió a la inversa. Fue el asturiano el que asistió al canario que hasta desde el suelo es capaz de convertir en gol balones que parecen perdidos.
Mestalla, ahora sí, pudo respirar con cierta comodidad porque, la verdad sea dicha, desde muy pronto comenzaron a palparse sensaciones un tanto extrañas. El panorama que ofrece el equipo valencianista está plagado de matices y equipos como el Almería que vienen con líneas moderadamente optimistas pueden complicar resultados. Teniendo un entrenador tan ilustrado como Juanma Lillo, se entienden algunos de los aspectos que ofreció ayer tarde el cuadro andaluz. Y, por cierto, hasta le vino bien al Valencia tener delante un equipo que pretende aplicar una filosofía interesante pero que en esta ocasión se quedó a medio camino.
Con la clasificación para la Champions tan exigente y marcado por las nueve bajas actuales, la tarde en Mestalla se presentaba casi como el tiempo. Con excesivas dudas. Las palpitaciones de la grada de temor a dejar escapar la oportunidad superaban con creces a la alegría que podía dar sumar una victoria en casa. A todo eso, se unía precisamente la coyuntura en la que se ha visto inmerso Unai Emery que cada semana debe rebuscar en su plantilla para encontrar parches consistentes.
Esta vez, se decantó por Lillo para el lateral y por recurrir a Fernandes como central. Qué curioso. El portugués andaba más fuera que dentro en la dinámica de grupo en los últimos compromisos y, aunque sin estridencias, completó un pulcro partido, hasta el punto de ser uno de los pocos que mantuvo un nivel interesante. Eso da una clara muestra de cómo estaba el resto.
Pues el resto estaba para aguantar y poco más. Sobre todo en el centro del campo, donde el Valencia demostró una carencia importante. Baraja, que venía de haberse vaciado en Alemania, y Banega no congeniaron. Y no es por la voluntad del vallisoletano, que le puso todo el ahínco posible, sino por el partido que se marcó el argentino. Pese a estar fresco, ya que no jugó contra el Werder Bremen por sanción, Banega marcó uno de los puntos clave del partido. Desapareció por completo y eso el Valencia lo acusó de manera sensible. Quizás, y es una posibilidad, porque Banega no fue capaz de adaptarse a la personalidad de su compañero de escena. No es lo mismo tener al lado a Albelda, a Marchena o a Maduro, que tener a un Baraja, que pese a las limitaciones que físicamente puede llegar a tener -a pesar de eso su esfuerzo fue notable-, al que le gusta participar mucho más en la elaboración del juego. De ahí que a Banega le tocó buscar un espacio que nunca encontró. Anduvo tan perdido que si Emery -con bronca incluida- no lo cambió fue (esta vez no le habrían pitado) precisamente porque en el banquillo no había ni un solo centrocampista puro.
Fue esa ausencia la que permitió que en el centro del campo Bernardello, Soriano y M'Bami pudieran más o menos, nivelar el cúmulo de despropósitos que unos y otros se habían encargado de plasmar. Eso, a quien realmente benefició, fue a la defensa valencianista y sobre todo a Fernandes, que se 'comió' al acomodado Goitom ante la indiferencia del resto de rojiblancos. La preocupación sólo llegó del lado de Lillo, sobre todo cuando el lateral recibió la primera amarilla. Ahí sí estuvo bien Unai, que en el descanso echó mano del recurso de Alba para evitar males mayores como la expulsión a los que, dicho sea de paso, uno parece ya estar acostumbrado. Se hace extraño acabar un partido con once y con todos los jugadores sanos. Menos mal.
Aún así, hay ocasiones que todo depende del criterio arbitral. A Teixeira le reclamaron los andaluces la segunda a Lillo, pero ahí sí estuvo bien el colegiado, tan quisquilloso en acciones absurdas como la de retrasar el saque de una falta porque el balón estaba a un metro de la zona exacta de la infracción. Cosas en las que se entretuvo Teixeira -hasta en cuatro ocasiones ayudó al infractor al no favorecer el saque rápido- y las que ayudaron al público a prestar algo de atención al juego.
La gestión del juego de ataque de ambos equipos era bastante deficiente, unos por falta de claridad y otros por ausencia de calidad. Unai tenía poco margen para la maniobra pero a Lillo -el entrenador, no el lateral- no le salieron bien los cambios. Había interés en ver cómo reaccionaría el Almería con media hora por delante tras el gol del siempre avispado Mata. Pero a los andaluces les vino grande el partido. Tanto que ni tan siquiera cuando se plantaron ante César supieron encontrar el camino del gol. Raro era también que no apareciera en escena César. Ya en el tiempo cumplido desbarató un balón en un uno contra uno. El Valencia, afianzado en la tercera plaza, puede presumir de tener un ataque de lujo y un portero que da muchas garantías de cara a inversiones ambiciosas si se saben administrar con cabeza. Después de lo que ocurrió en Bremen, partidos como los de ayer pueden saber a poco. Reflexión, por cierto, facilona y hasta errónea si uno pierde la visión global del momento en el que se encuentra el curso. Pese a todo, no estaría de más que el Valencia comenzara a afinar su repertorio fuera de casa.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-03-22/talento-silva-20100322.html
Rueda de prensa
Unai Emery:
Destacó el esfuerzo de sus jugadores después de jugar un partido muy intenso el pasado jueves en Alemania para seguir adelante en la Euroliga. El técnico del Valencia CF ha dicho que era un partido "para darlo todo" y también ha querido agradecer el esfuerzo de la afición pese a que la climatología no acompañaba. "Después del esfuerzo del juego volvíamos a la competición que marca la regularidad. Lo considerábamos de mucha importancia porque llega el final de temporada y hoy era un día para darlo todo. La afición ha estado con el equipo en un día que ha llovido y con la unión de todos el equipo ha dado la cara y ha ganado el encuentro".
Había pocas opciones y Manuel Fernandes ha hecho un gran trabajo y ha estado muy concentrado como central. Hay que alabar su esfuerzo por una posición que no es la suya y el buen partido que ha hecho", dijo Emery, quien tras esta victoria tiene como objetivo que el equipo descanse y se prepare para afrontar los próximos encuentros. "Hay muchas más adversidades de las que esperábamos, pero el equipo está ahí y los que menos oportunidades han tenido han demostrado que son importantes.
Juan Manuel lillo:
Señaló tras la derrota de su equipo en Valencia, que el rival fue superior en la primera parte, pero le marcó los goles en la segunda.
Llegamos vivos al descanso cuando nos había atropellado el camión y nos han marcado cuando mejor estábamos, agregó el técnico del Almería, quien reconoció que el Valencia les hizo más daño cuando más equilibrado estaba el encuentro.
Antes nos habían cosido a pases por dentro y daba la sensación de que a nosotros el 0-0 nos parecía una conquista, cuando nuestra ilusión era que el Valencia, que venía con mucha moral, no se animara.
"Además, no supimos concretar las ocasiones de que dispusimos ante el Valencia", concluyó el técnico vasco del equipo andaluz.
Destacó el esfuerzo de sus jugadores después de jugar un partido muy intenso el pasado jueves en Alemania para seguir adelante en la Euroliga. El técnico del Valencia CF ha dicho que era un partido "para darlo todo" y también ha querido agradecer el esfuerzo de la afición pese a que la climatología no acompañaba. "Después del esfuerzo del juego volvíamos a la competición que marca la regularidad. Lo considerábamos de mucha importancia porque llega el final de temporada y hoy era un día para darlo todo. La afición ha estado con el equipo en un día que ha llovido y con la unión de todos el equipo ha dado la cara y ha ganado el encuentro".
Había pocas opciones y Manuel Fernandes ha hecho un gran trabajo y ha estado muy concentrado como central. Hay que alabar su esfuerzo por una posición que no es la suya y el buen partido que ha hecho", dijo Emery, quien tras esta victoria tiene como objetivo que el equipo descanse y se prepare para afrontar los próximos encuentros. "Hay muchas más adversidades de las que esperábamos, pero el equipo está ahí y los que menos oportunidades han tenido han demostrado que son importantes.
Juan Manuel lillo:
Señaló tras la derrota de su equipo en Valencia, que el rival fue superior en la primera parte, pero le marcó los goles en la segunda.
Llegamos vivos al descanso cuando nos había atropellado el camión y nos han marcado cuando mejor estábamos, agregó el técnico del Almería, quien reconoció que el Valencia les hizo más daño cuando más equilibrado estaba el encuentro.
Antes nos habían cosido a pases por dentro y daba la sensación de que a nosotros el 0-0 nos parecía una conquista, cuando nuestra ilusión era que el Valencia, que venía con mucha moral, no se animara.
"Además, no supimos concretar las ocasiones de que dispusimos ante el Valencia", concluyó el técnico vasco del equipo andaluz.
Valencia cf - Almeria
Arropado por su excelente repertorio atacante, en el que destacó la aportación mágica de Silva, autor de una asistencia y de un gol, el Valencia se reencontró con la victoria ante el Almería después de una sequía de tres partidos sin triunfos. Los tres puntos llegan, además, en un momento muy propicio, por los tropiezos en la jornada de sus más inmediatos perseguidores, salvo el Mallorca, en la lucha por una tercera plaza a la que los blanquinegros se agarran con más fuerza. Y también con más argumentos. El Valencia, pese a las numerosas bajas que arrastraba en defensa, realizó un partido muy serio y convincente, en todas sus líneas.
El equipo mostró por momentos las dos caras de una misma moneda. Arriba el equipo era un martillo que golpeaba una y otra vez al Almería, mientras que la cruz era la defensa, muy castigada por las múltiples ausencias. Aún así, la actuación del líbero Fernandes y de Lillo de inicio, y de Jordi Alba tras el descanso fue más que correcta.Fernandes no perdió la posición y se compenetró de manera óptima con Dealbert. Anularon a Goitom y sólo Piatti desequilibró.
Con la retaguardia tan debilitada, el Valencia pensó, como reza el dicho, que la mejor defensa era un buen ataque. Conservar la posesión y mantener la pelota todo lo lejos posible del área blanquinegra. El equipo arrancó en tromba, dispuesto a cerrar cuanto antes la contienda. En los primeros 25 minutos contó con ocho ocasiones claras en las que Alves demostró su habilidad con los reflejos. En esos minutos, y bajo una lluvia incesante, el Valencia hilvanó un juego incisivo. Banega y Baraja -que ayudó mucho en defensa- apenas tenían oposición para armar envíos a Silva, Mata, Pablo y Villa. Teixeira Vitienes anuló, correctamente, un gol de Mata.
El partido se trabó tras el descanso, ya que el juego de los dos equipos estuvo plagado de imprecisiones, sobre todo en ataque.
El Almería, algo más replegado, encontraba espacios a la contra, pero no los aprovechaba. El Valencia tenía cada vez más problemas para llegar a la meta de Alves, sobre todo por la espesura de su juego en el centro del campo.
Sin embargo, en una de las acciones ofensivas del Valencia apareció la calidad de sus jugadores y un excepcional pase de Silva permitió que Mata, con la derecha abriese el marcador de mestalla.
El Almería abrió sus líneas y el Valencia encontró espacio a la contra. En la primera que tuvo, Silva hizo el 2-0 seis minutos después tras una buena jugada de Villa.
Tras el 2-0, el Valencia se sintió más cómodo, llegó con cierta frecuencia a la portería del Almería y trató de que el partido no tuviera ritmo para impedir que el rival marcara y se metiera de nuevo en el encuentro.
El cuarto de hora final fue plácido y sirvió para que Mestalla, que ofreció una aceptable entrada pese a la desapacible tarde lluviosa, homenajeara con sus aplausos a Mata y Silva, dos de los grandes protagonistas. César, con un par de intervenciones postreras, también recibió la ovación de todo el estadio por su portentosa temporada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)