El capitán pone en pie a Mestalla cuando Valverde le sustituye y el
malagueño recibe las iras de la grada por sus declaraciones
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
David Albelda es una leyenda para
el valencianismo. Isco, una anécdota. Aunque la segunda parte de la
reflexión tiene un punto de amargura para el seguidor del Valencia. El
malagueño fue 'la niña bonita' de la grada durante varios años. Y se lo
ganó con su juego en Paterna. Era la perla de la cantera. Emery no quiso
ver su calidad y el club, no nos engañemos, tampoco. Hasta ese renglón
casi todos los aficionados están de acuerdo. Pero, a partir de ese
momento, a Francisco Román Alarcón le traicionó su entorno y, también
hay que decirlo, su falta de madurez.
Hace unos días Isco
escribió un nuevo episodio equivocado. Cargó contra la afición cuando
fue la afición, precisamente, la que más le apoyó cuando en algunos
informes de los técnicos 'estaba algo gordito'. Es por ello que anoche,
la afición, no le perdonó la rajada. No se acordaron de su madre, por
suerte ya que eso sería también denunciable, pero la música de viento
acompañó cada una de sus intervenciones en el partido. Que fueron, por
cierto, instrascendentes. El fútbol maravilloso de Isco se ahogó en los
nervios, porque para un deportista tan joven no es agradable jugar en un
ambiente así. Te llames Isco o Albelda.
Porque a David Albelda
el fútbol le ha devuelto lo que siempre se ganó con su entrega. El
capitán pasó unos años de nubes negras, con una parte de la afición que
nunca entendió aquella denuncia. Aunque fuera para Koeman y Soler al
final el denunciado era la entidad, gobernada en esos instantes por esos
dos apellidos. A Albelda le quedan muy pocos partidos en Mestalla, y el
aficionado lo sabe. Anoche se vació una vez más en el cesped y cuajó
una gran actuación. Cuando Víctor Ruiz, pitado por su fallo en Cornellà,
salió por él Mestalla se puso en pie. Y le tributó una ovación
inolvidable, de esas que erizan la piel. David se marchó pausado,
mirando a las cuatro esquinas. Escaneando el momento. Su momento. Isco
le miraba en la distancia. Tan cerca y tan lejos. Un ídolo y un ídolo
caído. Un ejemplo de un veterano a una perla.
Pese a su mal
partido, Pellegrini no cambió a Isco. Y es que el ingeniero tiene muchas
tablas. El técnico, al que no le importaría en algún momento de su
carrera sentarse en el banquillo del Valencia, sabía que eso hubiera
matado al chaval. Hubiera sido el final del juicio sumarísimo al que le
sometió Mestalla. Un trago que el malagueño no pasó gracias a su
entrenador ya que en cualquier otro estadio hubiera sido, por
rendimiento, uno de los tres cambios antes del final del encuentro.
Anoche Pellegrini le indultó, aunque durante el partido vivió una
presión constante. Isco también tiene un buen ejemplo en su actual
vestuario. Cuando Joaquín salió del Valencia nadie se acordó de lo que
había costado (Soler sí lo sabe), sino de su recuerdo. El gaditano nunca
ha cargado contra la afición de Mestalla. Joaquín e Isco, las dos caras
de una moneda. La moneda que ayer no sacó cara ni cruz, sacó a Albelda.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-04-21/albelda-ensena-camino-isco-20130421.html