Transita el primer tercio de Liga para el Valencia sin los complejos que tanto asustan a Emery pero con la percepción de que Barcelona y Real Madrid vuelven a escurrírsele de las manos. Todo el discurso ambicioso con el que Manuel Llorente ha espolvoreado en las últimas fechas al valencianismo, hablando de que el equipo tiene que entrar en la pelea de los grandes, se enfrió en la junta del sábado. Horas antes de jugar contra el Madrid, la sensación que dejaron los accionistas es de satisfacción por el trabajo de la secretaría técnica (ovación incluida para Braulio con petición de renovación), de cierta comprensión ante la situación real de los clubes y las posibilidades deportivas de unos y de otros. Eso sí, la gente quiere volver a dar guerra.
No obstante, resultó curioso que en esas seis horas de asamblea, en la que hubo libertad por parte del consejo para que todo el mundo hablara de lo que quisiera, no se contabilizara una sola mención, ni de pasada, a Unai Emery. Y eso a pesar de que salieron bastantes nombres propios relacionados de alguna u otra forma con el presente y la historia del valencianismo.
No se habló ni para bien ni para mal del entrenador. ¿Por qué? Dar una respuesta rotunda a esta incógnita tiene sus riesgos ya que, aunque se debatió y bastante sobre el preocupante vacío que registra Mestalla, nadie entró a cuestionar el juego del equipo. El técnico parece contar pues con cierto beneplácito aunque a la hora de la verdad Mestalla no le suele pasar ni una y al mínimo desliz le suelta una sonora andanada.
En su cuarta temporada como director de orquesta valencianista y teniendo en cuenta que este año existe el lunar de que no se ha disputado todavía la primera jornada de Liga por aquello de la huelga, Emery repite más o menos el guión de sus anteriores episodios. Si acaso se demuestra, con respecto a los dos primeros cursos, que hay una mínima diferencia de 2 puntos (antes 5 y ahora 7) respecto al margen que lleva el líder.
Es precisamente eso lo que se le pide este año a Emery. Que si Real Madrid y Barcelona van a decidirse entre ellos mismos quién gana el título de Liga, al menos que no lo hagan con la abrumadora diferencia que lo consiguieron la temporada pasada. Ser campeón de la 'liga terrestre' está bien pero a algunos les llega a cansar, aunque no quede otro remedio que aceptarlo.
Se cumple la jornada 13 y lo mejor que le ha podido pasar a este Valencia es que, pese a haber perdido contra el Madrid, al menos se ha suturado la herida abierta que había entre equipo y afición a raíz sobre todo del comunicado. La única duda es hasta cuándo durará esa impresión. El público, al fin y al cabo, lo único que pide a sus futbolistas es que se vacíen y no desperdicien hora y media de fútbol.
Eso, y estar lógicamente en las plazas de Champions. Si es tercero mejor que cuarto, lógicamente. En ese sentido, la trayectoria en lo que se lleva de competición es bastante fiable, pese a las lesiones de peso que hay. Es uno de los argumentos más sólidos de los que puede presumir Unai, con sus defectos y virtudes, y mientras eso ocurre siempre tendrá margen de maniobra para la toma de decisiones. Aunque alguna de ellas sean discutibles.
El problema para el entrenador llega con el tema de la actual Champions y a la espera de ver lo que ocurre en la Copa del Rey, a escasas semanas de que arranque. Este miércoles, el Genk llegará a Mestalla en la penúltima cita de esta primera fase. Después de lo que ha hecho el Valencia en los dos últimos encuentros disputados (contra Levante y Real Madrid), son pocas las dudas que hay sobre las opciones de victoria. Los belgas no deben asustar. El gran miedo será ver lo que pasa en la última jornada en Londres, cuando el Valencia se la tenga que jugar contra el Chelsea.
Son las asignaturas que tiene siempre pendientes Emery. Al entrenador se le atragantan las eliminatorias, casi tanto como los partidos contra los equipos más poderosos. En eso no ha encontrado el vasco una mejoría fiable en sus cuatro años de trabajo blanquinegro.
Al menos ha conseguido que Miguel sea 'buen chico' en su último año de contrato y que Banega, pese a que ha cometido alguna que otra 'banegada', fuera hasta la inoportuna lesión el jugador más entonado. Con Soldado fino, el Valencia tiene bastante trabajo hecho.