LEVANTE-EMV VALENCIA
El futuro del Valencia es incierto y algunas alternativas sobre su destino van ganando fuerza, irremediablemente, con el paso de los días. Resulta obligatorio buscar posibles salidas, por muy inauditas que parecieran sólo hace unos meses. Con la negativa de Bankia a financiar sus operaciones inmobiliarias y la Fundación sin suficiente solvencia para hacer frente al préstamo con el que adquirió el poder accionarial, las opciones del club por salir adelante en caso de no poder hacer frente a sus obligaciones se van limitando. Y muchos dedos señalan, obligatoriamente, a la Generalitat Valenciana. Es una cuestión de lógica. El Consell podría convertirse en el "salvador" del Valencia para evitar la bancarrota convirtiéndose en el máximo accionista si el asunto no se arregla. Y no hay señales evidentes de que eso vaya a suceder a corto plazo.
El Valencia tiene de plazo hasta finales de diciembre de este año para devolver a Bankia un préstamo de 245 millones de euros, que está avalado por el estadio de Mestalla. Un mes antes, la Fundación debería haber pagado otros 81 millones a la entidad bancaria, un dinero que cuenta, en este caso, con el aval del Consell a través del Instituto Valenciano de Finanzas. Esta entidad ha solicitado ya el embargo del estadio José Rico Pérez, después de que la Fundación del Hércules haya incumplido los plazos para devolver su crédito.
La situación del Valencia ha llevado la preocupación a la administración autonómica y a la municipal, pese a que la primera no lo muestre públicamente. "Con más de 90 años de historia, con la solera que tiene el Valencia y con el apoyo de la inmensa mayoría de la sociedad valenciana, será capaz de llegar a acuerdos", manifestó el pasado viernes el vicepresidente y portavoz del Consell, José Císcar. Los acuerdos pasan por una renegociación del préstamo de 245 millones con Bankia, una opción que no se presenta muy viable en la coyuntura económica actual y con el sistema bancario en plena tormenta. El Ayuntamiento de Valencia, a través, de su teniente de alcalde, Alfonso Grau, echó un capote al club al asegurar que le dará margen para que devuelva los 17 millones que debe en concepto de permuta del suelo por el nuevo estadio.
Pero la solución a la crítica situación del Valencia sólo admite hechos y no palabras. Si la entidad que dirige Manuel Llorente no encuentra la forma de refinanciar sus obligaciones con Bankia, el Consell tendrá que dar un paso: Pagar el préstamo al banco y, cambio, quedarse las acciones en propiedad. Entraríamos, por tanto, en una dimensión desconocida en el mundo del fútbol. Desde el entorno de la Generalitat ya se han oido las primeras voces al respecto, según avanzó ayer el diario El País. El Gobierno valenciano admite, aseguran esas fuentes, que no le temblaría el pulso para tomar las riendas del Valencia y decidir, de paso, el futuro del nuevo estadio de Mestalla, que sigue parado desde el mes de febrero de 2009.
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