No hubo pitadas a ningún jugador y la afición mostró su apoyo a Pellegrino, nada que ver con la indiferencia que generaba Emery | La gente, con los de casa: Albelda, Guaita y Soldado reciben las mayores ovaciones de la noche
JOSÉ MOLINS | | VALENCIA.-
Las risas entre Llorente y Braulio en el palco, comentando el partido que cerró la presentación, eran esclarecedoras. El nuevo proyecto ha enganchado a Mestalla. Ayer el estadio vibró con la puesta en escena de la plantilla para la próxima temporada, dejando atrás los silbidos y sinsabores de las últimas presentaciones. Todo fueron aplausos. Con mayor o menor intensidad dependiendo del jugador que saltara al campo, pero aplausos al fin y al cabo. Los casi 40.000 aficionados que acudieron a Mestalla demostraron que quieren volver a disfrutar, sentirse de nuevo identificados con el Valencia. Ante la indiferencia que encontraba Emery, Pellegrino notó el calor del público. Y eso que justo enfrente tuvo a Villas-Boas, técnico por el que Llorente y Braulio suspiraron. Sin embargo, el argentino no se llevó una ovación. Se la tendrá que ganar partido a partido. Pero, eso sí, el apoyo ya lo disfruta.
Porque el protagonista de la velada fue sin duda David Albelda. En la recta final de su carrera, el histórico 'seis' sigue siendo el referente de la afición. Lleva diez años así, con el agrio paréntesis de Soler y Koeman. Penúltimo en salir, vio cómo todo el público se ponía en pie para ovacionarle mientras coreaba su nombre de forma espontánea.
También hicieron lo mismo con Soldado, pero a petición del 'speaker'. Los decibelios con el delantero no llegaron a ser tan altos como con el de La Pobla Llarga, aunque sí demostraron el cariño que la afición siente por su goleador. Que es tanto como el de Guaita, ídolo de la portería y que también levantó al público de sus asientos.
Y muy parecido al que recibió Paco Alcácer. Tras anunciar Pellegrino que se quedará en el primer equipo, el de Torrent está más seguro. Fue el tercero en saltar al campo, tras Felipe Ramos y Bernat, y se llevó una atronadora ovación. Entre esos aplausos y los que recibió instantes antes de comenzar el partido, cuando fue homenajeado junto al propio Bernat y Salva Ruiz por la consecución del Europeo sub-19, fue una noche muy especial para él. En este mismo acto el año pasado, tras marcar dos goles, perdió de forma trágica a su padre. Necesita el apoyo del valencianismo, porque lleva camino de ser una estrella.
El primero en abrir el fuego fue el grupo Gran esperanza Blanca, con la canción 'Nostalgia de Bell Ville' dedicada a Mario Alberto Kempes. Dos de sus cuatro miembros llevaron camisetas con el nombre del mítico delantero. A las nueve en punto se sentaron en el palco Llorente y Braulio, justo a tiempo para ver salir uno a uno a los jugadores, con la sintonía de la serie 'Norte y Sur'. A diferencia de otras ocasiones no estaban concentrados, sino que acudieron a las 20:15 al estadio.
Jonathan Viera fue el primer fichaje en salir. Joao Pereira vino después. Buen recibimiento para ambos, pero sin más. Los decibelios subieron con Guardado y con Gago, que llegan con la vitola de estrellas. Y por supuesto Canales, del que ayer el club hizo oficial su incorporación en propiedad.
En una noche con buen ambiente y sin pitadas, el público trató con frialdad a Barragán y Víctor Ruiz. Pero llamó mucho la atención el buen recibimiento que tuvo Banega. El año pasado el argentino, que venía de hacerse una foto con la camiseta del Real Madrid, salió abucheado y tuvo que pedir perdón a la grada. Esta vez todo fueron buenas sensaciones.
Cerró el acto, como suele ser habitual, uno de los emblemas del valencianismo. Último en salir y centro de una de las mayores ovaciones de la noche fue Españeta. El carismático utillero, actor estrella en algunos de los últimos vídeos promocionales del club, puso el colofón a la presentación de jugadores.
Una vez posó toda la plantilla en el centro del campo sonó el himno regional, interpretado en directo por los cuatro cantantes valencianos de 'Il Bello Canto', mientras la Muixeranga de Algemesí realizaba su tradicional castillo humano, culminado con la Senyera, al tiempo que concluía el himno regional, lo que provocó los aplausos de los espectadores y de los futbolistas.
Sin duda la situación económica del club obligaba a una presentación austera, muy alejada de anteriores épocas. Ni siquiera hubo fuegos artificiales y el acto se centró en lo imprescindible.