Atletico de Madrid Valencia

Partido del Valencia contra el Atlético de Madrid.




esta afición no se mereció la imagen esperpentica que dio su equipo,en la que habían esperanzas puestas en los de Emery sacasen los 3 puntos y se aprovechara el empate en casa del sevilla,pero no este equipo desde Tenerife no es el mismo,hay pocos jugadores implicados y así no se puede ir a ningún sitio.
Esta afición no es conformista y le pedirá al equipo un plus el lunes en mestalla para sumar 3 puntos sino queremos ver como el Sevilla nos coge.

Este equipo no tiene que conformarse así de esa manera,cuando el presidente pide que la afición esta ahí apoyando al equipo ahí estamos.
Espero que en otro viaje nuestro equipo no haga el ridículo porque sino mejor nos quedamos en Valencia y en la televisión de la peña se ven de maravilla los partidos.

P.D: Se cuidan de maravilla,eh.... jeeee,jeeeee.

la hora de reivindicarse

Para Miguel Ángel Moyá (4-2-1984), los últimos 210 minutos disputados del Valencia han sido uno de los episodios más complicados de digerir de su trayectoria como profesional de los guantes y el balón. Todavía está en carne viva y sin suturar la decisión que adoptó Unai Emery el último jueves cuando decidió prescindir del mallorquín y que fuera el veterano César el que se comiera una competición como la Europa League, bocado 'reservado' hasta ese momento para su compañero. Ese gol de Brujas en la ida pesó tanto que el técnico, atendiendo a unos y a otros, apostó por uno de esos relevos que al tratarse de la portería siempre dejan secuelas importantes. A Moyá, con la Copa del Rey ventilada semanas atrás, no le quedaba ninguna otra vía de entrada a la alineación, sobre todo porque si algo está demostrando César es un estado de forma envidiable.

El destino ha querido que la oportunidad para reivindicarse llegara más pronto de lo esperado. El lunes que viene, Moyá será el portero titular del Valencia en el encuentro contra el Racing en Mestalla. Con cuatro amarillas César, era cuestión de tiempo que el extremeño tuviera que descansar de manera forzada. Y lo cierto es que en el Vicente Calderón puso a prueba en más de una ocasión la paciencia de Pérez Burrull y también, por qué no decirlo, la de la grada rojiblanca, que la tomó con él casi desde el principio. No es el primer campo al que acude César que el público se desahoga con él, un jugador que enciende los ánimos de los espectadores tanto de manera inconsciente (con sus paradas salvadoras) como conscientemente (porque suele participar con gestos cuando los ánimos se calientan más de la cuenta). César, respaldado por su veteranía y por su extrovertido carácter, le echa descaro allá por donde va.

A César le cayó la amarilla en el Calderón en el último minuto de partido, quizás en la acción en la que menos la había merecido (tras la entrada de un rival). Antes ya había recibido la advertencia del árbitro por sus pérdidas de tiempo y también le lanzó el balón a éste (menos mal que no se percató) después del famoso penalti que transformó Forlán. «Encararse con un adversario, sin llegar al insulto ni a la amenaza», fue lo que provocó la amonestación de Pérez Burrull. En ese momento, si hubo alguien a quien rápidamente le funcionó el cerebro fue a Moyá. Eso le abría la puerta de la titularidad. No era, ni mucho menos, la forma pretendida por el mallorquín de colarse en el once, pero es la única que se ha encontrado en el camino.

Entre César y Moyá hay buen rollo. Es difícil que no lo haya por la forma de ser de los protagonistas. En el calentamiento en el estadio del Atlético, por ejemplo, Moyá se fundió en un abrazo con César, de esos que ajenos a la atención mediática y del público sólo sirven para inyectar ánimos al que va a jugar.

El problema es que el lunes que viene, César no podrá devolverle el gesto. Será Dani Hernández, el meta titular del Mestalla, quien esté en la suplencia. Y seguro que en esta ocasión, Mestalla se cuida y mucho de expresar el mínimo disgusto con Moyá, que hay que recordar empezó siendo el titular para la Liga pero acabó cediendo el rol por sus propias actuaciones, circunstancia que él mismo ha llegado a reconocer. Además, a Moyá no le ha importado lo más mínimo postularse a favor de la continuidad en el Valencia tanto de César como de Unai Emery.

El mismo domingo, en el hotel de concentración, Moyá recibió la visita de su representante, Manuel García Quilón. El agente, en su charla con el futbolista, trataba de quitarle presión añadida y explicarle que la situación, aunque curiosa, no es preocupante por el hecho de que su contrato con el Valencia no se reduce a este año. Con tiempo por delante para demostrar si fue acertada o no la inversión de un Valencia escaso de potencial económico, a Moyá le persigue precisamente esa media docena de millones de euros que costó su fichaje. Va a tener que convivir con eso, al menos hasta que a la afición del Valencia deje de temblar cuando el balón circula por el área. El lunes, para el mallorquín, empieza un nuevo camino, el de la reivindicación.