PAU FUSTER
No pudo disputar el Trofeu Taronja porque su rodilla derecha exigía descanso, pero el ´6´ aún va a dar mucha guerra. Tiene ilusión y entrenar al lado de los jóvenes le da más energía, porque sabe lo difícil que es con 34 años estar en un equipo top
Cuando se ve entrenando al lado de un chaval de 17 años, como Salva Ruiz, ¿qué piensa?
—Bueno, son situaciones que siempre se han dado en el fútbol. Evidentemente estoy contento y satisfecho de poder estar tantos años en la élite, en un equipo de máximo nivel como el Valencia. Comienzo con 34, en septiembre cumpliré 35, y poder estar en un equipo que te da la ocasión de jugar la Champions€ Por todas estas cosas me siento un privilegiado, evidentemente, cuando ves a gente como Salva (Ruiz), Paquito (Alcácer) o Juan Bernat me siento un privilegiado, y lo primero que pienso es que ojalá tengan la suerte que he tenido yo de estar muchos años aquí. Son valencianos y sería interesante.
—¿Nunca ha pensado en probar una aventura más exótica o siempre ha tenido en su cabeza competir al máximo nivel hasta colgar las botas?
—La verdad es que vives el día a día, por momentos uno lo piensa y se le pasa por la cabeza, pero al mismo tiempo creo que el privilegio es en 34 o 35 años estar en un equipo top. Todos aquellos que pueden tener este privilegio no piensan en abandonar y probar una aventura exótica.
—¿Eso va en los genes? ¿Siempre le inculcaron el esfuerzo máximo?
—Es un poco de todo, evidentemente debo estar agradecido al físico y cómo me está respetando a pesar de haber tenido lesiones importantes, sobre todo en mis primeros años; un ligamento cruzado con 20 años, el tobillo con 23 ó 24, y poder estar aún al máximo nivel, pues algo de genética hay. Y luego supongo que, entre otros factores, cuidarse, entrenar en condiciones, ser competitivo€
—¿Cómo se ilusiona? ¿No percibe un desgaste al estar tanto tiempo en el mismo equipo?
—El desgaste viene sobre cómo avanza la temporada, pero la ilusión sale de tener y estar tantos años compitiendo al máximo nivel, ver a gente que pueda tener 14 ó 15 años menos o que Salva me doble la edad, y poder entrenar con ellos. Eso ya es un motivo para ilusionarte, te respeta el cuerpo, ves un poco todos los equipos y compruebas que esa especie de futbolistas que llevaban mucho tiempo en sus equipos comienzan a desaparecer, miras también a tu generación y ves que eres un privilegiado, y otra gente que ha tenido que dejar el fútbol. Hay muchos motivos para seguir peleando e ilusionarte.
—¿Su hijo David ya percibe que es jugador de fútbol?
—No, sólo que le gusta. Cuando le preguntas de qué equipo es te dice que es del VCF, pero no creo que tenga la percepción de lo que se dedica su padre.
—Debe ser una sensación bonita ver cómo su hijo le ve jugar.
—Evidentemente, él lo ve pero no tiene esa percepción al cien por cien, necesitará unos meses más.
—Cuando pasea con él por el césped de Mestalla, ¿qué le viene a la cabeza?
—La verdad es que nada, que disfrute, que juegue€ es más por la distracción de él que otra cosa.
—Ya llevan unas semanas con el nuevo técnico, al que conoce de su etapa como futbolista, y le da mucha importancia a escuchar tanto a los jugadores como las opiniones de su cuerpo técnico.
—Cada uno tiene sus métodos, pero evidentemente, en el momento en que formas a un equipo de trabajo quiere decir que es un equipo. Esto ha de sacarse entre todos y hay que ayudarse, si Mauricio cree que la manera de progresar para él es recibir información de los demás me parece muy lógico y muy normal. Para eso tienes a un segundo entrenador o a un preparador físico, para que te puedan aportar cosas.
—¿Ha tenido con usted, con quien compartió vestuario en su etapa como futbolista, una charla individual?
—No, no. Conforme lo veo yo desde mi perspectiva, le veo muy dialogante con todos, acepta todo tipo de información de cualquiera, pregunta a todos por igual independientemente de los años que llevas.
—Él insiste en ejercicios en los que se refuerza la idea de que sean los propios jugadores los que toman las decisiones, ¿percibe que quiere que seáis más independientes?
—Lo que quiere es que seamos partícipes, más que independientes. Es algo bueno que la gente se implique, que se tomen decisiones, que la gente colabore en todo lo que rodea. Al final, cuando hablamos del equipo puedes pensar sólo en los jugadores, pero el equipo somos todos; desde la primera persona que puede ser el presidente hasta cualquiera, los jardineros, los empleados€ Todos participan para que el VCF sea mejor día a día.
—Han hablado ya del régimen interno, ¿Pellegrino va a tener un bastón para no pasar ni una?
—No, la idea es hacer un código interno más o menos fácil para que se pueda cumplir y donde todo esté más o menos ligado para los casos de indisciplina que pueda haber. Si está bien atado en un documento no hace falta después ir con la vara.
—Es normal que los nuevos fichajes lleguen con ilusión, ¿cree que son ideales los refuerzos que se han hecho al venir a crecer?
—Hay de todo un poco, unos vienen a crecer y otros tienen ya su status como Fernando Gago, que ha estado en clubes importantes. Cada uno tiene sus condiciones, lo importante es que aporten, colaboren y ayuden a mejorar.
—¿En qué se parece su fútbol con el de Gago?
—El estilo de juego es completamente distinto, bastante distinto. Digamos que yo puedo ser más físico y él más técnico, no sé, pero como te digo, lo importante en la plantilla es tener variedad, cada partido es una historia y un mundo, y ahí es el míster el que decide qué tipo de jugador necesita para cada partido. Al final estamos hablando de una temporada que puede tener 60 partidos y vamos a necesitar la ayuda de todos.
—Usted ya ha pasado por sus etapas, ¿gente como Alcácer o Juan Bernat puede aprender mucho en el primer equipo o también es importante que cambien su hábitat y salgan de casa? No es lo mismo jugar en un filial que estar en un club de una ciudad donde si pierdes por la calle te pueden decir de todo.
—No creo que sea ese el tema. La presión que tiene el jugador profesional es diferente a la del filial, pero depende de la evolución que ellos hagan o tengan. Hay un hándicap, que es bueno para el club, pero para el que sale de abajo es más complicado. No es lo mismo llegar a un equipo que necesita resultados inmediatos, que encima compite en Champions, que a otro donde a lo mejor tienen la posibilidad de darles más oportunidades. Por ponerte un ejemplo; el VCF vendió a Isco al Málaga, equipo que tenía un partido a la semana y que tenía muchas más opciones de darle oportunidades a la gente que sale de la cantera, que a lo mejor el VCF. Porque desde el momento en que comienzas compites desde el primer día y necesitas resultados inmediatos, es complicado encontrar ese equilibrio para ver cuándo les das la oportunidad. Pero es importante, que si están entre nosotros, por lo menos tengan sus participaciones.
—La cantera sigue dando sus frutos, ¿cuál es la fórmula en época de crisis para maximizarla?
—La fórmula sería tener todos paciencia y apostar, voy a darlos oportunidades, pero para eso deberíamos quitarnos un poco de presión y no ver los resultados. Si el VCF quiere estar todos los años en la Champions, acercarse a Barça y Madrid, pues siempre es más complicado porque necesitas jugadores contrastados, con un cierto status. Por eso digo que depende de muchos factores, pero algún día habrá que apostar.
—¿Qué le dice a un aficionado que se puede quedar sin trabajo en unos días, porque cada vez hay más paro, para que se saque el pase de abonado? ¿Cómo se le puede convencer?
—Es difícil, actualmente estoy convencido de que mucha gente que tiene mucha pasión por el Valencia no se saca desgraciadamente el abono porque no puede, no porque no quiera, que es diferente. Se comenta que se baja un tanto por ciento la venta de abonos, ¿qué equipo no lo baja? No creo que sea por la ilusión que se le transmite a la gente, es más por la situación general del país, con tanto paro.
—¿Le gustaría seguir siendo capitán? ¿Tiene fuerza?
—Claro que tengo fuerza, si no, no estaría aquí. A mí ser capitán ni me da ni me quita fuerza, es algo que está ahí y el míster tiene la libertad para elegir.
—Han comenzado los Juegos Olímpicos y usted estuvo en la última selección que conquistó una medalla, en Sidney 2000. ¿Qué queda de aquel David?
—Han pasado muchos años pero algo queda porque aún estamos por aquí. Las Olimpiadas son más para disfrutar, no vives con la presión que tienes en tu equipo día a día.
—¿Cómo ha sido el hacerse una cuenta de twitter?
—El aburrimiento y en este caso, Roberto (Soldado) que tiene, me dijo, vamos a hacerte una cuenta, pero entro poco.
—Acaba de nombrar a Soldado, ¿es de agradecer a la gente que se puede ir fuera y ganar más dinero, pero prefiere quedarse en el Valencia? ¿Se necesitan jugadores así?
—Cada uno es diferente. Toda la vida han habido casos, sobre todo en el Valencia, porque cuando un jugador crece llega el momento€
—¿Usted también se pudo ir?
—De eso hace muchos años.
—Y decidió quedarse.
—Sí, porque llega un momento en que has de tomar decisiones y se toman, siendo consecuente de las decisiones que tomas. A mí me cogió en una época fantástica, donde gané títulos y donde considero que yo era más radical. Yo crecí siendo del VCF de toda la vida, ese radicalismo de cuando era más joven que si otros equipos españoles llegaban a una final no quería ni que ganaran. Sólo era del VCF y hoy en día, si los equipos españoles llegan a la final, si ganan pues ya me parece bien.
—No es fácil y debe ser un orgullo decir que ha hecho toda su carrera en el Valencia.
—Fácil no es, pero tampoco mantenerte en la élite y en un grupo como el Valencia. Han habido jugadores que en su época han tenido la misma suerte que yo, mi privilegio es con 34 años estar en un equipo que me dé la posibilidad de jugar en Champions.
—¿Notan que el ´Flaco´ no haya sido nunca primer técnico a nivel profesional?
—Para nada, cuando uno tiene los conceptos, no creo que para aplicarlos sea necesaria una experiencia. Si hiciera falta creo que no nos hubiera venido bien Benítez, Unai o muchos tipos de entrenador. La experiencia se va cogiendo, y si uno la coge en el VCF y sale bien, pues fenomenal.