El árbitro señaló el final del partido de las semifinales de la Copa de la Reina y en el Estadio Municipal Álvarez Claro de Melilla algunas jugadoras quedaron rendidas sobre el césped llorando. No eran las futbolistas que acababan de perder un partido áspero, sin tregua y jugado a cara de perro. Sobre el campo, las vencedoras, las que llevaban los colores blanquinegros, derramaban lágrimas de felicidad absoluta porque habían vuelto a hacer historia.
El Valencia Femenino ya está en la Final de Copa y lo ha conseguido dejando en el camino al Athletic de Bilbao y al FC Barcelona. El equipo culé es el actual campeón de la competición y la semana pasada conquistó su cuarta Liga consecutiva. Tiene una plantilla repleta de excelentes futbolistas nueve de las cuales estarán en el Mundial de Canadá con la selección el próximo verano. El Barça era claro favorito para llegar a la Final pero había un dato previo que beneficiaba al Valencia. El equipo culé sólo ha perdido tres partidos este año y dos de ellos han sido, precisamente, contra el equipo blanquinegro.
El factor de los precedentes ligueros tuvo, inevitablemente, su importancia. El Barça salió prevenido tratando de intimidar al Valencia con una ofensiva continuada y queriendo explotar el hecho de la inexperiencia de las jugadoras blanquinegras en este tipo de partidos. Por otra parte, comentábamos en la previa que Cristian Toro, en esas dos victorias frente al Barça, había dispuesto sobre el campo un 3-5-2. Sin embargo hoy, el técnico argentino tenía otro plan. La versatilidad táctica ha sido una de las señas de identidad de este equipo y las jugadoras ejecutaron con precisión el guión establecido por su entrenador.
El explosivo arranque culé tuvo la respuesta sobria de un equipo bien plantado sobre el campo. Al Valencia no le pesaba nada la responsabilidad porque, en realidad, no tenía nada que perder. El equipo blanquinegro estaba sabiendo jugar el partido, sin dar opciones cuando el Barça tenía la posesión y creciendo cada vez más en ataque. En el minuto 18 llegó el primer aviso del Valencia con un disparo de Mari Paz en el que Ràfols se tuvo que emplear a fondo para despejar a córner.
El partido transcurría con un ritmo entrecortado. El Barcelona ya había comprobado que su puesta en escena no le había servido para nada y no tenía mucho éxito a la hora de poner en práctica su fútbol control. Se jugaba mayoritaramente en campo del Valencia pero el equipo culé estaba incómodo. La futbolista azulgrana que recibía el balón siempre tenía encima una jugadora blanquinegra.
En el minuto 34 llegó la mejor ocasión del partido hasta ese momento y fue para el Valencia. Carol recibió el balón dentro del área procedente de Mari Paz en un contragolpe y encaró a su par sin llegar a superarla pero consiguiendo sacar un tiro muy peligroso que no soreprendió a Ràfols por poco. El plan se estaba cumpliendo: no se pasaban apuros defensivos y el equipo estaba afilado en ataque.
El Barcelona se empezaba a desesperar como se pudo constatar en la fea entrada de Alexia Putellas a Gio. El equipo dirigido por Cristian Toro había conseguido trastocar el ímpetu y la moral de su rival y estaba mucho más metido en el partido. Se pudo comprobar, también, en un lanzamiento de falta en el que sorprendió al Barcelona sacando rápido.
Y en el mnuto 37 llegó el golazo de Carol. Si el otro día Gio, en cuartos de final contra el Athletic, le quitaba las telarañas a la escuadra con un 'voleón' desde más de 30 metros, en esta ocasión, Carol, envió un zambombazo que entró por el mismo sitio pero en Melilla y en la portería defendida por Ràfols.
La única mala noticia para el Valencia fue la lesión de Gio que tuvo que abandonar el terreno de juego cojeando por la entrada recibida minutos antes. En su lugar entró Manu. El Valencia se recompuso manteniendo el 4-4-2 pero con Manu pegada a la banda derecha y Naiara recolocada en el centro del campo. La primera parte acabó con una clara ocasión por parte del Barcelona, la primera del partido para el equipo culé pero no la última. Fue un aviso de que iba a tocar sufrir.
En el segundo periodo cabía esperar la reacción del FC Barcelona pero el partido no cambió en exceso. Quizá ahora la diferencia era que la jugadora culé que recibía el balón tenía dos futbolistas blanquinegras encima en vez de una. El Valencia, además, tuvo la virtud de no esperar a su rival demasiado atrás. Aún así, es imposible parar todo el caudal ofensivo azulgrana. Ganar al Barça está al alcance de muy pocos equipos pero ganarle sin sufrir no lo hace ninguno. Una jugada individual de Marta Corredora desde la derecha acabó con un disparo peligroso y después, la misma jugadora, tuvo un remate de cabeza prácticamente a puerta vacía.
Pero el Valencia tampoco renunciaba a irse hacia arriba cuando recuperaba el balón. Era preciso seguir manteniendo abierta esa ventana para que el partido no fuera un monólogo culé. Mari Paz Vilas, como siempre, estuvo magnífica desahogando el juego de su equipo fajándose con las centrales. El técnico barcelonista, lógicamente, no lo veía claro y agotó las sustituciones en el minuto 66. Llegaba la ofensiva final del Barça que conseguía generar situaciones de mucho peligro pero sin acierto en el remate final.
Estuvo cerca el vigente campeón de la Copa de encontrar la recompensa cuando el árbitro señaló un penalti de Ivana sobre Sonia Bermúdez en una jugada muy rápida y dudosa. La propia Sonia fue la encargada de ejecutar la pena máxima pero su lanzamiento ajustado al poste se encontró con la espectacular estirada de Mariajo Pons que consiguió desviar el disparo.
El Barça, definitvamente, estaba desquiciado como evidenció otra dura entrada sobre Mulán. La lateral derecho valencianista bregó al máximo y recibió bastante. La tendencia del partido había cambiado claramente tras el penalti detenido por Mariajo. El Valencia aprovechó el efecto anímico para buscar el segundo gol. Estuvo a punto de llegar con un disparo precioso de Naiara Beristain desde fuera del área con el exterior de la pierna derecha que se marchó rozando el poste
Cristian Toro decidió hacer el segundo cambio dando entrada a Ana Amo por Sara Monforte. El Barcelona, poco a poco, se iba recomponiendo y volvía a llegar a las inmediaciones de la portería defendida por Mariajo. Cristian Toro decidió darle el relevo a Leila que estaba siufriendo mucho para detener a Marta Corredera y entró Trueno en el terreno de juego.
Los minutos se agotaban y las valencianistas multiplicaban sus esfuerzos. El técnico del Valencia hzo el úlimo cambio en el tiempo añadido dando entrada a Sara Micó por Mari Paz pero ya no quedaba tiempo para más.
El árbitro señaló el final del partido y la locura embargó a la expedición valencianista. Las jugadoras del banquillo salieron al campo en estampida para abrazarse a sus compañeras. Algunas futbolistas blanquinegras no saltaron ni gritaron, simplemente, se derrumbaron sobre el césped y lo más que pudieron hacer fue llorar de alegría para liberar un cúmulo de sensaciones: la victoria contra el rival más difícil posible por tercera vez en la temporada, la conciencia de estar haciendo historia, la persepectiva de la Final, el excelente trabajo de todo el año, el mal trago del final de Liga y el hambre de gloria en la Copa.