HÉCTOR GÓMEZ. HOY Su plantilla no se cree su estilo. No cree lo de jugar al toque, sobando la pelota y tocando como si fuera el Barcelona. Ayer lo dijo bien claro Ricardo Costa, y en público.
VALENCIA.
El tiempo se le agota al serbio. Después de la durísimo derrota ante el Swansea, era la cuarta seguida, expresé mi total apoyo hacia el entrenador del Valencia. El técnico sigue teniendo mi confianza pero cada vez tiene menos crédito dentro del vestuario.
Su plantilla no se cree su estilo. No cree lo de jugar al toque, sobando la pelota y tocando como si fuera el Barcelona. Ayer lo dijo bien claro Ricardo Costa, y en público. Sin embargo, en privado son muchos los jugadores que repiten ese discurso. El mister ha contado con el apoyo mediático que otros no han tenido, pero o se da cuenta a la carrera que este equipo no tiene los mimbres necesarios para jugar ese fútbol o tiene un recorrido muy corto.
El serbio debe romper con Braulio. Lo que desde Valladolid veía reluciente, y el gallego se lo ponía todavía más brillante, ha resultado no ser tal. La plantilla que ha confeccionado el director deportivo, no tiene pies ni cabeza. No hay jugadores desequilibrantes, ni un sólo extremo que corra la banda, ni un delantero goleador. Eso sí, mediapuntas con buen toque tenemos una docena. Pero son de los de fogueo, de los que asustan pero nunca disparan.
Djukic debe rehacer el equipo. Pedirle al presidente un defensa central en condiciones. Meter músculo en el centro del campo. Juntar mucho las líneas, trabajar mucho la defensa en Paterna y tratar de aprovechar los jugadores rápidos que pueden jugar a la contra. Eso sí, es impepinable fichar un delantero en Navidad. El club lleva semanas buscando, como les contamos la semana pasada en PlazaDeportiva.com. Ahora no debe ser una posibilidad, el equipo necesita un delantero porque Ricardo Costa lleva más goles en Liga que Pabón y los mismos que Postiga. El central luso es el pichichi del equipo juntó con Jonas. Cuatro cada uno en competición oficial. Además, Paco Alcácer merece más minutos.
Ya la semana pasada escribía que la plantilla es la que es. Sin embargo, al entrenador le exijo que haga un equipo. Que ese equipo tenga cara y ojos. Que sea reconocible. Que sepa lo que quiere en el campo. Que sepa a lo que juega. Y que no haga ridículos como el de ayer en el Madrigal. Si no consigue eso, pronto hablaremos de posibles sustitutos. Es la ley del fútbol. O Djukic espabila y consigue que su plantilla vaya a la par con él o está condenado al fracaso.