Alto, muy delgado y con una moral a prueba de bomba, José Ignacio Goirigolzarri (Bilbao, 1954) hubiera podido pasar hace dos años por Don Quijote al aceptar el encargo de reflotar la desprestigiada Bankia, un conjunto de molinos de viento que amenazaban con llevarse por delante en su caída a todo el sistema bancario español. 'Goiri', como le llaman en el entorno financiero, es un gestor muy experimentado. Antes de decirle sí a De Guindos, llevaba dos años en un retiro dorado, tras dejar su cargo de consejero delegado del BBVA con una pensión multimillonaria. Miró las tripas de Bankia y pidió más de 22.000 millones de las arcas públicas. Hoy, Bankia da beneficios, no es un espectro en Bolsa, vuelve a generar interés comercial y está lista para una reprivatización por tramos que quizá derive a largo plazo en la recuperación del capital público. Su convicción en el proyecto de Bankia le llevó a anunciar hace un año que se «dejaría la vida» en devolver las ayudas públicas. Uno de los asuntos que Bankia lleva entre manos es la venta del Valencia, un asunto que la entidad quiere resolver pronto bajo la máxima del consenso.
No quiere dejar de ser políticamente correcto, de ahí que -durante la entrevista- recurra varias veces a una máxima aprendida de joven: nunca hables de personas ni de la competencia. Intenta pasar de puntillas por las imputaciones judiciales de los dos anteriores presidentes de Bankia, Miguel Blesa y Rodrigo Rato, pero no puede evitar que se le tuerza el gesto y deje claro que él no tendría al segundo como asesor en el banco, lo que sí ha hecho Emilio Botín con Rato en el Santander. De hecho, Goirigolzarri reconoce que han sido encontrados indicios de delito en algunas operaciones anteriores que la entidad ha enviado al fiscal. Cuando se le pregunta sobre la reprivatización, pone como ejemplo al británico Lloyds, del que el año pasado el Gobierno de David Cameron vendió el 6% y espera vender el 32,7% que le resta este año. En la misma línea, Goirigolzarri calcula un período de dos o tres años para la privatización total de Bankia, que es el máximo de plazo que permite Europa.
-En 2013, BFA-Bankia superó el objetivo de beneficios de 800 millones al ganar 818. ¿Cuánto prevé ganar este año?
-No damos una cifra para este año. En nuestro plan estratégico dijimos que en 2015 tendríamos una rentabilidad sobre fondos propios del 10% y mantenemos ese objetivo.
-Eso son como 1.200 millones en 2015 y una progresión lógica para este año serían unos 1.000 millones de beneficio.
-Sí, efectivamente. Eso es lo que está diciendo la gente. Nosotros preferimos no decirlo, por los analistas.
-¿Y qué más objetivos tiene Bankia este año?
-Seguir con nuestro plan estratégico para incrementar la rentabilidad. Queremos ser muy activos en el mundo del crédito porque es la manera de generar ingresos y hacer rentable a la entidad. De la misma manera que en 2013 incrementamos cuota de mercado en crédito, sobre todo en pymes, ese también es nuestro objetivo para 2014.
-El año pasado dieron 15.000 millones en créditos. El objetivo hasta 2015 son 52.000 millones; quedan 37.000 en dos años, ¿mitad y mitad?
-Lo razonable es que algo menos de la mitad se produzca en 2014 porque la demanda de crédito va a ser creciente y en 2015 daremos más.
-¿Por qué no quiere concretar una cantidad si el año pasado lo hizo?
-El año pasado teníamos que decirla para ganar credibilidad de cara al mercado.
-Uno de los asuntos que sigue abierto es la venta del Valencia. ¿Qué va a pasar con el club?
-Nosotros fijamos una posición clara desde el primer momento. Defendemos a nuestros accionistas y el 68% son los contribuyentes. A partir de ahí buscamos un proyecto sostenible desde el punto de vista económico y deportivo. El Valencia lo que necesita es que un inversor insufle fondos y en la búsqueda de esa figura tenemos que ser muy profesionales. Queremos conducir el proceso con total transparencia y concurrencia.
-Tras una nueva negociación, han llegado a un acuerdo con la Fundación para encontrar un comprador. ¿Por qué rechazaron las anteriores condiciones de venta?
-No rechazamos, mostrábamos las líneas para que se asegurara el principio de igualdad de oportunidades, de publicidad y de concurrencia. Estamos hablando de una operación a nivel internacional y les dijimos que hay unos principios que hay que respetar y que así es como se hace en el mundo. Hay un proceso abierto de ofertas no vinculantes, hay varias que tienen enjundia, y si se incorpora alguna oferta más dentro de los principios expuestos nos va a parecer muy bien porque cuanta más competencia más valor tendrá. El propietario es la Fundación y son los que tienen que liderar.
-¿Van a entrar en una campaña comercial de hipotecas como la que ya han lanzado Banco Santander y Bankinter?
-El 65% de nuestra cartera de crédito está en hipotecas individuales y seguiremos con este negocio. Pero tenemos nuestra propia dinámica. Nos parece que hay mercados muy pujantes en pymes y en consumo; seguramente nos concentraremos más ahí que en hipotecas. Aspiramos a incrementar nuestra cuota de mercado en crédito, como hicimos en 2013.
-¿Cómo debería hacerse la privatización de Bankia para poder devolver todas las ayudas públicas? ¿Valdría más Bankia si se espera más tiempo?
-Eso nunca se sabe porque una cosa son los resultados de una entidad y otra el apetito del mercado por unos valores. Lo razonable es que el proceso de privatización sea muy parecido al que se está llevando en Lloyds. Es decir, que se vaya haciendo por fases y que lleve dos o tres años. Eso es lo que todo el mundo tiene en mente. Lo que hay que hacer es que genere valor para la entidad. Los inversores internacionales están pidiendo mayor liquidez del valor. Y si te la piden y das una liquidez razonable, es un fortalecimiento del valor, del precio de la acción en el medio y largo plazo.
-¿De qué tamaño puede ser el primer paquete a privatizar?
-Los primeros serán más pequeños que los siguientes. Tenemos que pensar que en un primer momento estará entre el 5% y el 10%. Y se colocará también a muchos inversores institucionales.
-Su gestión en Bankia ha sido elogiada por el ministro de Economía y por los competidores. La revalorización bursátil y la gran demanda en la emisión de deuda que hizo recientemente confirman la confianza en la entidad. ¿Piensan sacar otra emisión este año?
-Probablemente. Cuando hicimos la emisión no era por necesidades de liquidez, sino para dar una muestra de la confianza que el mercado tiene en nosotros y porque es bueno estar presente en él. Desde ese punto de vista resulta razonable que a lo largo de este año hagamos alguna otra emisión.
-Desde la competencia se reconoce la buena gestión, pero también se apunta que la inyección de capital público (22.400 millones para BFA-Bankia) y haber traspasado los activos tóxicos a la Sareb lo facilita. ¿Ha sido difícil? ¿Se ha dejado mucha vida en ello?
-Pues la verdad es que bastante. Con independencia del aspecto financiero, está la gestión y ha sido muy dura en lo personal para todo el equipo. Teníamos que recortar 1.000 oficinas y reducir la plantilla en 6.000 personas, con un ERE para 4.500 que está avanzado en un 90%. Eso es un ejemplo que nada tiene que ver con el capital, pero que es muy difícil de gestionar. Podíamos haber entrado en un círculo vicioso en el que los clientes mostraran desafección hacia Bankia y el personal entrara en una bajada de moral; y todo eso podía llevar a que la franquicia se disolviera como un azucarillo. ¿Por qué no ha ocurrido esto? Por la fidelidad de nuestros clientes. Eso ha hecho que en 2013 no sólo hayamos estabilizado las cuotas de mercado sino que hemos subido en fondos de inversión y en créditos. En segundo lugar, por la responsabilidad de nuestra gente. A medida que terminaba el proceso de reestructuración hemos tenido un incremento de productividad comercial extraordinario. Todos estamos muy motivados porque hemos dejado atrás los malos momentos y estamos convencidos de que estamos haciendo una nueva empresa. Queremos innovar y ahí están las oficinas ágiles.
-¿Cree que recibir ayudas públicas es competencia desleal con los bancos que no las han recibido y, además, han tenido que poner dinero para ayudar al rescate?
-No. Cuando se producen ayudas públicas hay muchos beneficiarios. La razón final es la defensa del depositante, pero también aseguran la estabilidad del sistema, y eso es bueno para los bancos que tienen buena salud y para los que la tienen mala.
-¿Han dejado de hacer desahucios?
-Desahucios en sentido estricto, que son los de familias vulnerables, no estamos haciendo ninguno. Somos la entidad más activa en aportación de viviendas al fondo social e incluso en autonomías como la valenciana hemos abierto un fondo para dar el dinero a la gente para que pueda pagar el alquiler social de las viviendas. Nos acercamos a clientes que pueden tener problemas de liquidez. Resulta fundamental evitar embargos. Son malos para clientes y entidad. No tenemos interés en enladrillar nuestro balance.