El Valencia bajó de la nube en la que se encontraba el pasado domingo en Vallecas y se dio un auténtico golpe de realidad en el partido frente al Rayo Vallecano. El equipo estaba instalado en una ola de buenos resultados y de halagos que le hicieron saltar al verde del pequeño coliseo rayista con excesiva relajación.
Este aspecto se vio incrementado con el dominio inicial del partido y con la primera gran ocasión de Paco Alcácer primero, y Vargas después, que bien pudo ser el cero a uno y que hubiera deparado un partido totalmente distingo. El Valencia se veía superior al conjunto madrileño y la relajación llego al equipo de Pizzi.
Si por algo se caracteriza el equipo del argentino es por mantener siempre la intensidad alta, algo que no se vio frente al Rayo Vallecano y fue la principal causa de la derrota, como así reconocieron el técnico y los jugadores al finalizar el partido. El encuentro frente a los vallecanos devolvió al Valencia a una realidad que parecía haber olvidado: si el equipo no es intenso los noventa minutos, cualquier equipo puede vencerles. Y así sucedió.
Los jugadores no encontraron su forma de jugar sin un Dani Parejo que se ha vuelto fundamental en el esquema de Pizzi. Portu y Keita cumplieron bien en sus parcelas, pero Michel, que quizá debía ocupar más el rol del de Coslada estuvo muy impreciso y nunca terminó de encontrarle el pulso al partido.
La defensa, que se estaba convirtiendo en un fortín, estuvo mucho más insegura de lo habitual. Empezando por un Mathieu al que se le nota fundido, y que no fue el gran Mathieu que dio una lección en este mismo estadio la pasada temporada y terminando por un Barragán que tuvo una noche aciaga. El equipo de Paco Jémez encontró un filón en la banda izquierda de su ataque y lo aprovechó. El lateral valencianista acabó expulsado fruto de la desesperación un jugador que se vio superado en todas las facetas del juego.
El equipo, además, se vino abajo en la segunda parte y fue incapaz, por ningún medio, de generarle peligro al cuadro rayista. Por más que Pizzi lo intentó introduciendo toda la pólvora que tenía en el banquillo, pero el problema del equipo no estuvo en el ataque, que no recibió balones en condiciones, si no en un centro del campo que nunca supo que hacer con la pelota.
La euforia de la que tanto habló Pizzi hace una semana y que tan poco le gustó ha quedada reducida a nada y el equipo ha vuelto a poner los pies en el suelo. La Champions se antoja un sueño inalcanzable y la Europa League empieza a pasar factura. La plantilla es muy corta y hay que decidir por que se apuesta, si por ir a por el título en Europa, o afianzar en Liga la clasificación europea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario