Curioso el apodo que nos han puesto desde los medios de la capital de España.
Este mote ya nos lo pusieron las temporadas en la que terminamos ganando títulos, en referencia a nuestro supuesto uso abusivo de la fuerza sobre el terreno de juego, siendo señalados como un equipo que traspasa el limite físico permitido.
No me acaba de encajar este nombre si tenemos un gran potencial ofensivo, no solo defensivo, y en muy escasas ocasiones y solo cuando es clamoroso se nos pitan penaltis a favor, siendo otros equipos, como en que nos enfrentamos el domingo pasado, líder en este aspecto. Parece que hay que ir en cuidado en según qué equipo juegas a la hora de realizar entradas a jugadores rivales, especialmente si se tratan jugadores que visten de blanco, ya que son muy propensos a padecer caídas accidentales en el área de los rivales, y en ese preciso momento parece que los árbitros tiene algún problema en sus laringes que acaban produciendo que suenen sus silbatos. Muy curioso.
Si a los equipos predestinados a ocupar las dos primeras plazas no les van bien las cosas, el recurso es fácil, los otros equipos abusan del juego físico y sus jugadores deberían estar mucho más protegidos, por ejemplo no se… pitando más penaltis y expulsando a mas jugadores del equipo rival, siendo la cantidad necesaria para que el equipo gane y si es posible (que lo es) acabe goleando.
De esta forma se consiguen disipar datos como que el Valencia Club de Futbol, lanzó 11 disparos y su rival (Real Madrid), nada más ni nada menos que 19. Una escasez de acierto notable, pero hay gente que piensa que es mejor obviar esto para no perjudicar a su jugador estrella en la lucha de un preciado trofeo individual. Por otra parte si bien al equipo valencianista se le señalaron 24 faltas, que es un numero bastante significativo, cabe decir que a su rival se le señalaron 17 faltas, lo cual indica que precisamente tampoco son monjas de la caridad, recalcando una dura jugada donde un central del conjunto merengue, que tiene muchos antecedentes antideportivos, deja el brazo suelto para golpear al joven Paco Alcacer en su garganta, curiosamente los mismos que nos llaman Violencia C.F. a este jugador lo llaman “Don Limpio”.
En el lado positivo que se nos haga referencia como Violencia C.F. me gusta. Me gusta porque volvemos a ser llamados como antaño, y porque los regalos defensivos y los defensores que no meten la pierna han quedado atrás, y todavía me gusta más porque me hace saborear los triunfos del pasado una vez más y sentirlos aproximarse.
Si tenemos que ser el Violencia C.F. lo seremos deportivamente, y no por nuestra supuesta agresividad sino por nuestro ímpetu victorioso el cual a algunos empieza a causar pavor.
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