Un informe cuestiona operaciones como el crédito avalado con el suelo de Mestalla
A. B./J. L. | VALENCIA..-
Amadeo Salvo toma el relevo del desgastado Aurelio Martínez, cada vez más cerca de arrojar la toalla, en busca de un acuerdo para la refinanciación. Bankia calla, consciente de que el silencio presiona más que las palabras.El Consell rechaza la venta que siempre apoyó, la Fundación espera noticias instalada en el pesimismo y los juzgados meditan una nueva suspensión del aval. El nudo del Valencia y su máximo accionista se tensa, fruto de un panorama muy turbio que ya advirtieron en 2009 los inspectores del Banco de España. Varias fueron las anomalías detectadas entonces en la relación entre el club y Bancaja, cuyo impacto se traduce en este callejón sin salida.
1. Deficiente tasación del solar de Mestalla
En diciembre de 2007 el Valencia pidió el préstamo de 200 millones, con el viejo Mestalla como garantía. Un mes antes, Tinsa había calculado el valor de mercado del solar en 296 millones, y dos fueron las irregularidades detectadas por el Banco de España. La primera, formal, ya que el tipo de tasación que se hizo no cumplió la normativa española para firmar una hipoteca. Pero, además, los inspectores denunciaron que, dando por bueno ese precio de venta de las parcelas, el Valencia incurriría en un déficit de fondos de 32 millones, ya que el estadio en el que se había embarcado, incluido Porchinos, costaba 328.
2. Quiebra técnica pese a ampliar capital
Cerrada la primera fase de la ampliación de capital, el Valencia seguía en situación de quiebra técnica, con un patrimonio negativo de 17 millones. Fue entonces cuando entraron en acción Bancaja y el IVF, salvando el 'match ball' y elevando la cifra hasta los 56,6 millones. Aun así, los inspectores recordaban en 2009 que «posiblemente» a partir de aquella maniobra que convirtió a la Fundación en máximo accionista deberían haberse consolidado las cuentas del club y de su nuevo propietario, juntando todos los activos y deudas de ambas entidades y anulando las operaciones que tuvieran entre sí. De actuar así -entonces no era obligatorio-, la Fundación habría pasado a estar en quiebra, con la consiguiente liquidación del Valencia. Por ley esa consolidación es obligatoria desde el 1 de enero de 2012, merced a la entrada en vigor del Real Decreto 14/91 de 2011, y hoy ya se ha corregido aquel desfase contable. De hecho, en estos momentos se registra un patrimonio consolidado positivo de 21 millones.
3. Vista gorda en préstamos dudosos
El Banco de España se hacía cruces ante la aprobación por parte de Bancaja de operaciones económicas de evidente riesgo. Por ejemplo, el informe incide en que el crédito de 200 millones, que contaba con una fianza adicional de Juan Soler, no tuvo en cuenta la capacidad de pago del entonces presidente, que convertía en ineficaz la garantía. Por tanto, aquella operación, calificada generosamente como subestándar (de riesgo), debió ser directamente considerada dudosa.
4. El destino del dinero de la parcela de Soler
El Valencia debía reembolsar los 200 millones prestados por Bancaja a través de la venta de las cuatro parcelas del viejo Mestalla. En 2007, con un resultado de explotación claramente negativo (por encima de los 44 millones), el club aclaró las cuentas vendiendo a Soler una de estas parcelas por 90 millones de euros. Al margen de todas las consideraciones en torno a esta operación (luego fue recomprada y Andrés Sanchis todavía pregunta cómo se contabilizó ese movimiento), el Banco de España incidió en una paradoja. El dinero que en su momento entró en el club no se destinó a cancelar deuda, como se había pactado, sino a equilibrar el ejercicio.
5. Un tren de vida alejado de la realidad
El escenario al que se enfrentaba Bancaja cuando tendió su mano al Valencia era desolador. En el ejercicio 2006-07, antes de la firma del crédito más importante, el club perdió casi 33 millones de euros, quedando en situación de quiebra técnica. Un año después, en marzo de 2008, un cálculo de riesgos recordaba que el Valencia ya debía a Bancaja 249,5 millones, lo que significaba el 90% de una deuda total de 275,8 millones. A 30 de junio de 2008, el patrimonio de la entidad era claramente negativo (-33 millones), y en concreto ese último ejercicio se zanjó con un agujero de 39 millones debido al elevado gasto de personal. En septiembre de 2009 el pasivo de la sociedad (club, Litoral del Este y Fundación) ya se había disparado hasta los 331 millones. Pese a todo ello, y a la situación concursal salvada gracias a la irrupción del IVF, el Banco de España dejaba constancia de que podía aún ser peor. La construcción del nuevo estadio «está demandando flujos de efectivo superiores a los generados por las actividades de explotación y financiación», se detallaba.
6. El aval que condujo al caos es 'normal'
En el exhaustivo análisis de las cuentas del Valencia, el supervisor bancario no vio, sin embargo, problema alguno en el aval a la Fundación. Tras explicar que la entidad sólo tenía unos fondos de 36.000 euros, los inspectores pasaron por encima el crédito de 75 millones de euros, que calificaron como «normal».
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