La Fundación se replantea el diseño del nuevo estadio y piensa en la cubierta o en reducir el aforo para abaratar costesEl descenso del número de espectadores y la apuesta por la auteridad llevan a los patronos a sopesar fórmulas que racionalicen el proyecto
C. V. | VALENCIA..-
Hay que rascar de donde sea, y más cuando se insiste una y otra vez en la necesidad de reiniciar sí o sí las obras del nuevo Mestalla, paradas cuatro años y medio. Por eso algunos patronos de la Fundación contemplan la posibilidad de modificar el plan de actuación para acabar de vestir el estadio. Hacerlo aún más austero, después de que el actual consejo de administración ya abaratara el faraónico proyecto de Soler en 60 millones.
Aunque la cuestión no se ha tratado en reunión alguna del patronato y no se conocerán detalles hasta hablar con los propios arquitectos e incluso con los futuros inversores que podrían pagar el resto de las obras a cambio de la explotación comercial del recinto, en las conversaciones mantenidas por los patronos sí se ha puesto encima de la mesa puntos tan significativos como la reducción del aforo y hasta la renuncia a la cubierta. No es casualidad que en el patronato haya entrado el arquitecto Alberto Peñín, quien curiosamente compitió con una maqueta suya en el primer concurso, el que ganó Arena pero luego cambió por completo Soler.
Con 32.000 abonados y una afluencia de espectadores que no permite excesivas alegrías (y menos si el equipo baja uno o dos peldaños en sus aspiraciones deportivas), pensar que el Valencia llene 75.000 butacas del nuevo campo parece un ejercicio de imaginación demasiado exagerado. Eso sí, el incremento de la capacidad permitiría un abaratamiento mayor del precio de los abonos, con el fin de lograr así un equilibrio entre recaudación y número de espectadores.
No obstante, aunque se decidiera reducir el aforo -no actuando en el anillo superior o incluso replanteando la estructura del campo-, dicha medida no supondría un pellizco importante en el montante global de la operación. Para acabar Mestalla faltan 150 millones después de haber invertido ya 145.
Otra cosa es la cubierta. Si en un primer momento el deseo de Juan Soler era dotar al nuevo campo de una piel de madera y aluminio, posteriormente la directiva presidida por Llorente consiguió reducir costes cambiando esos materiales por vídrio azul y renegociando también algunas partidas. El mayor abaratamiento vendría si se hiciera reposar la cubierta sobre la grada en lugar de alzarla desde el suelo, pero eso es imposible por las características de la cimentación. Ahora hay quien se plantea si es posible prescindir de ella.
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