Valverde, todo lo contrario de Llorente

J. V. Aleixandre

02.04.2013 | 05:30

Cualquiera sabe por dónde andaría ahora el Valencia si Manolo Llorente no hubiera tenido la ocurrencia de sentar a Mauricio Pellegrino en el estresante banquillo de Mestalla. El presidente del VCF siempre anduvo con pies de plomo cuando pisaba territorios técnicos, consciente de que al fútbol no sólo llegó tarde, sino también primerizo „cuando aterrizó en el Valencia procedente de Mercadona y avalado por Juan Roig, no sabía muy bien si la pelota era redonda, cuadrada o triangular„ . Pero el verano pasado, tras varias décadas en el mundo del balón, se creyó graduado. Así que se fijó en Pellegrino, con el que mantenía una buena relación desde sus años de jugador, y que iniciaba sus primeras armas como técnico. Quien debió disuardirle del riesgo que corría con esa elección tan prematura, se cuadró y adoptó la posición de primer tiempo de saludo. No está Braulio en condiciones de llevarle la contraria a Llorente porque sabe como las pagan quienes osan hacerlo. Así que pegó la cabotá... y adelante con los faroles. Pero, a parte de Braulio que fue corresponsable de aquella por omisión del deber que le correspondía en su función de secretario técnico, también hubo otros culpables: todos esos lavacaras „por no referirnos a otras zonas posteriores mas escatológicas„ que asesoran a Llorente, unos muy bien remunerados, otros a cambio de pasar la gorra. 
Visto la visto, supongo que Llorente desconfiará para siempre de ellos, y no volverá a meter la cuchara en temas futbolísticos „lo suyo no es el chándal sino los manguitos, el lapicero bicolor engarzado a la oreja y la visera de los antiguos contables„ y se limitará, durante el tiempo que le reste en el machito, a cumplir con Bankia, como ha hecho hasta ahora.
Porque por Ernesto Valverde, no puede sacar pecho. A parte de no ser su opción, es todo lo contario del presidente. El técnico se está revelando como un entrenador muy cuerdo, con amplio repertorio de recursos, buen manejo del vestuario y profundo conocedor del oficio. El partido que planteó en el Calderón fue impecable. El Valencia desarmó al Atléti „un equipo más glorificado por sus hagiógrafos que glorioso por sus gestas„ y le tuvo contra las cuerdas. Un Dani Parejo colosal lideró al grupo, que dominó el partido de cabo a rabo, ayudado por los dos laterales que, ante los falsos extremos de Simeone, se incorporaron a la media para adueñarse del centro del campo. Pereira y Guardado flanquearon a Parejo y desmembraron al rival. Lástima que la vena pendenciera de Joao „a imagen y semejanza de lo que les suele ocurrir a Feghouli y Soldado„ estuviera a punto de costarle un disgusto. Pero este Valencia ha adquirido seriedad, juega con sentido común y hace sencillo lo complicado. Es la viva imagen de un entrenador muy sensato.

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