Dos de cada tres euros gastados por el Valencia desde 2009 han ido a futbolistas de calidad cuestionable
MOISÉS RODRÍGUEZ | .-
Los recursos financieros son escasos y no nos podemos equivocar con ningún fichaje». Son palabras de Manuel Llorente en junio de 2009, en su primera entrevista como presidente en LAS PROVINCIAS. El destinatario del mensaje era Fernando Gómez, entonces director deportivo, pero por lógica se hace extensible a su heredero, Braulio Vázquez. Cuatro años después, en plena búsqueda del rumbo futbolístico perdido, aquel discurso recobra el protagonismo. El viernes volvió a quedar demostrado que el Valencia disfruta deambulando al filo de la navaja. Aparte de la irregularidad y la eterna sombra de la autogestión (desde luego no encara de igual manera todos los partidos), sobresale la endeblez mental. La victoria ante el Getafe endulza la Navidad, pero no disipa las dudas sobre un proyecto deportivo bajo sospecha. El vaso se desbordó ante la Real Sociedad y el chaparrón chopó a Pellegrino y su valedor, Llorente. Pero además de apostar por un técnico inexperto, ¿qué responsabilidad tiene el presidente en los defectos del grupo?
Esta plantilla ha sido reconstruida durante el mandato de Manuel Llorente bajo (relativos) criterios económicos. Relativos porque se ha vendido a las estrellas (los Villa, Silva, Mata, Jordi Alba...) por alrededor de 140 millones, pero también se han hecho fichajes por valor de 80. Y el problema es que las estadísticas pocas veces mienten. Si se analiza los fichajes realizados en cuatro temporadas, sólo la tercera parte del dinero se materializó en jugadores que han dado un gran rendimiento al equipo, lo que despejaría el dato de que se ha dilapidado dos de cada tres euros.
Después de casi cuatro años, la plantilla del Valencia está marcada por la irregularidad. Como se vio ante el Getafe, el equipo es capaz de hacer daño arriba en arranques de orgullo, pero sufre en defensa y le cuesta dominar los partidos en los que se pone por delante. Mestalla ha cerrado por vacaciones tras mostrar una versión esperanzadora del bloque, aunque a Valverde todavía le queda mucho trabajo.
El equipo padece especialmente en el aspecto defensivo y, aunque es cierto que tanto esta labor como la de atacar es de todo el bloque, las incorporaciones realizadas en la demarcación maldita durante todas estas temporadas no han dado el resultado deseado. Sólo se salva el 'plan renove' de la portería, donde Diego Alves y Guaita forman una dupla equiparable a la de Cañizares y Palop. El brasileño es una de las buenas inversiones realizadas en la era Llorente y una de las apuestas acertadas de Braulio Vázquez, cuya labor empieza a ser cuestionada en el consejo, como avanzó LAS PROVINCIAS.
Porque entre los debes del gallego está la incapacidad para construir una defensa férrea. La referencia, de nuevo, debe ser aquel Valencia de Benítez que se construyó desde la solidez. Tras más de dos años de búsqueda y cerca de 15 millones de euros en fichajes, ni Emery ni Pellegrino ni Valverde han hallado una línea de cuatro de garantías.
En el verano en que fue destituido Fernando Gómez (2010) llegó a coste cero Ricardo Costa. Antes se fichó a Dealbert y se recuperó a David Navarro. El castellonense abandonó ya el Valencia y el de Puerto de Sagunto nunca fue titular indiscutible antes de marcharse al Neuchatel y luego firmar por el Levante. Mientras tanto, el portugués estuvo a punto de irse al Betis en el mercado invernal de la pasada temporada. Doce meses después, el luso se ha convertido en el central del que más se fía la grada y los técnicos, a los que ha conquistado con su entrega.
Braulio Vázquez inició su etapa como responsable de la dirección deportiva con la incorporación de Stankevicius en calidad de cedido. Muy irregular, también a base de entrega se ganó a los técnicos: el club se llegó a plantear el desembolso de los 1,5 millones de euros que costaba retenerlo. Ese mismo verano llegaron tanto Rami como Víctor Ruiz, dos futbolistas con cartel pero que no han acabado de rendir como se esperaba.
Esta inversión choca frontalmente con la filosofía del 'low cost' implantada por Manuel Llorente. Conforme la grada ha perdido la ilusión -ha pasado de ganar dos ligas a ver cómo se vendían sucesivamente a los mejores futbolistas-, el presidente ha sido más condescendiente a la hora de dar dinero a su director deportivo. El galo y el catalán costaron 14 millones.
Y ese es el duro peso con el que han de competir tanto estos futbolistas como otros con los que se intenta recupera la ilusión. Rami empezó a un nivel enorme e incluso se habló de la necesidad de renovarlo ante la posibilidad de que el siguiente verano -el pasado- viniesen equipos de la Premier a por él. Pero se diluyó hasta el punto de perder su puesto como titular en la selección francesa.
Rami, que costó seis kilos, sigue a día de hoy como titular. Peor rendimiento está dando Víctor Ruiz, firmado por ocho millones y que apenas ha brillado como blanquinegro. Un dato que llama la atención es que el central catalán sólo costó dos millones menos que Roberto Soldado, sin duda el mejor fichaje de la era Llorente.
El delantero valenciano llegó procedente del Getafe el verano en que se vendió a Villa al Barcelona y a Silva a Manchester City. Había que traer un recambio para la punta de ataque y el club se decantó por Aduriz y Soldado. Por el vasco se pagaron 4,3 millones de euros al Mallorca y para fichar al 'killer' de Don Bosco hubo que abonar al Getafe su cláusula, de 10 kilos.
Ambos, en todo caso, han dado un gran rendimiento al Valencia. Incluso sería cuestionable la idoneidad de traspasar este verano a Aduriz, delantero titular del Athletic y que está viendo puerta con asiduidad. En el caso de Soldado, la Premier no lo pierde de vista.
Pero además estos dos casos, curiosamente los futbolistas que más rendimiento han dado en los últimos años han sido los futbolistas que han llegado por menos dinero, como Feghouli o Jonas. En verano de 2011, Llorente vendió a Mata al Chelsea y a Joaquín e Isco (en este caso se pagó la cláusula) al Málaga. Ello, junto a los dos millones que dejó en caja Manuel Fernandes, permitió al club ingresar algo más de 40 millones por traspasos.
Llorente dio a Braulio 33 millones para fichar a Diego Alves, Parejo, Canales, Piatti, Rami y Víctor Ruiz. Demasiado dinero en seis futbolistas que por una razón u otra, salvo el meta brasileño no han justificado el esfuerzo que ha realizado un club que aún debe 377 millones de euros y tiene su estadio a medio construir. Al madrileño y al catalán se les considera los dos grandes errores de la gestión de Braulio, mientras que Piatti tampoco ha justificado los 7,5 millones invertidos en él. Sólo queda el interrogante de Canales, que ha sufrido dos lesiones de gravedad, aunque sí es cierto que en los ratos que ha podido jugar ha dado otra cara al equipo.
Este verano se ha dado una nueva vuelta de tuerca a lo del 'low cost'... con la excepción de Cissokho, Gago y Joao Pereira. De los tres, sólo el lateral portugués está ofreciendo un buen rendimiento. El francés, que costó 6,5 millones, fue una salida de urgencia ante la fallida incorporación de Dídac Vilà (abortada al constatar que una pubalgia le obligaría a pasar por el quirófano) y la incertidumbre por la lesión de Mathieu.
El fichaje de Gago deja al descubierto, junto al desacierto al construir la línea defensiva, la otra razón para que este Valencia viva siempre al filo de la navaja. El viernes contra el Getafe se volvió a ver al mejor Albelda. Pero como el propio futbolista admite, la hora de su adiós está cerca y no se halla un sustituto de garantías.
Tino Costa, muy irregular, no ofrece la solidez y el apoyo a los centrales que sí da el mejor Albelda, y el estilo de Gago tampoco se parece al del mediocentro de La Pobla Llarga. Mientras tanto, futbolistas como Iborra o Diop, cuyo fichaje costaría una cantidad parecida al desembolso por otros jugadores, siguen fuera de la órbita de Mestalla.
Además de esto, el futuro que se plantea al valencianismo apenas contempla desvios de esa hoja de ruta. Este verano han llegado apuestas de futuro como Viera y gente que vino gratis, caso de Guardado. Es cuestión del mercado, pues otros equipos que también luchan por la Champions echan mano de futbolistas libres, como el Atlético de Madrid con Cebolla Rodríguez o Emre.
Lo que no ha hecho aún el Valencia es apelar a los fondos de inversión, algo muy extendido en Sudamérica pero que la UEFA quiere prohibir en Europa. Atlético y Sevilla sí que han optado por esta alternativa, que permite tener jugadores de primer nivel sin efectuar un gran desembolso, pero que limitan la posibilidad de hacer caja con traspasos. Con la actual economía del Valencia, esta alternativa aparece como vía a valorar. La otra posibilidad es apostar por la cantera o futbolistas de segundo nivel como Javi Fuego, Xumetra o Vitolo.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2012-12-23/planificacion-bajo-sospecha-20121223.html
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