Desgarro en el corazón

El colegiado Florian Meyer ni ninguno de sus cinco ayudantes pita un clamoroso penalti sobre Zigic en los últimos minutos - Villa chuta al larguero en el tramo final después de las ocasiones de Forlán.

Vergonzoso. Indignante. Deshonroso. Inmoral. Los adjetivos no se acaban para describir la actuación del equipo arbitral, ayer, en la eliminación del Valencia a manos del Atlético de Madrid. La UEFA tendrá que hacérselo mirar, y más después de los arbitrajes recibidos por el Valencia enlas dos anteriores eliminatorias. Cuesta creer que sea verdad que al colegiado y a todos sus ayudantes -seis, contando a los dos árbitros de área- se les escapara la imagen de Juanito agarrando, empujando y derribando a Zigic en el área pequeña, en una jugada a cámara lenta. Una acción que dejó al delantero serbio con un enorme agujero en la camiseta, mirando incrédulo al árbitro, con cara de trastornado, esperando una respuesta lógica ante semejante agravio. El resultado es la eliminación del equipo de la Liga Europa, con las consiguientes pérdidas económicas y el duro golpe anímico sobre sus aficionados. Esa fue la sensación que dejó el partido, pese a que el Valencia no apareció en el partido hasta el tramo final.
Unai Emery salió a por todas, con un planteamiento valiente, especialmente afilado en las bandas. Un sistema 3-4-3 con tres centrales, los dos laterales -Pablo y Jordi Alba- completando la linea de cuatro en el medio y tres delanteros, con Joaquín y Mata de guardaespaldas de Villa en el balcón área del Atlético. Con mucha gente con criterio para darle movimiento a la pelota, el objetivo de Emery quedó retratado rápidamente: Apropiarse del balón y dominar el campo desde el principio con el dinamismo de sus futbolistas ofensivos, ayer mayoría en la alineación.
Frente al evidente peligro del Atlético al contragolpe, el reaparecido Alexis intentó marcar el territorio en la primera acción del partido. El defensa tumbó descaradamente a Agüero, en una acción que recordó aquella entrada tan dura como "efectiva" de Giner sobre Butragueño en el inicio de un Valencia-Real Madrid de Liga. Con la diferencia de que Agüero, desgraciadamente para el Valencia, salió indemne de la falta mientras Alexis recibió una dura reprimenda del árbitro. A la siguiente acción, Maduro no pudo parar al argentino, que estuvo a punto de marcar en el primer contragolpe del Atlético.
Repartidas las piezas sobre el tablero, el partido avanzó con el dominio claro del Valencia, conducido por Baraja, ayer en su versión más pura de administrador de la pelota. Pim-pam, no paró de abrir el campo en busca de Mata y Joaquín, mientras Silva se pasaba de una linea a otra sin fijar su posición, desconectado siempre con Villa. Fue uno de los motivos por los que el Valencia fue un equipo previsible, encallado en el centro del campo. El grupo de Emery sólo generó una ocasión en el primer tiempo: Un disparo de Villa al primer palo desde el corazón del área. No tuvo más opciones el Guaje de armar otro remate antes del descanso, fruto del cuidado con el que Quique Sánchez Flores organizó la defensa de su portería. Por el centro, Assunçao frenó las conexiones con el asturiano, y por las bandas Mata y Joaquín no estuvieron finos en el uno contra uno.
Como en las anteriores eliminatorias, el Valencia tampoco tuvo esta vez de su lado al árbitro. Floren Meyer no se atrevió a pitar un penalti, por interceptar Domínguez con el brazo un servicio de Pablo. El ambiente hostil del Calderón volvió a intimidar al alemán, que se frenó a la hora de sacar la segunda amarilla a Reyes, que no hizo más que repartir en la primera parte. Quique lo sacó, con razón, del campo en el descanso.
El partido se fue al intermedio con muy poco gasto ofensivo por ambos bandos. Lo mejor, el control sobre Forlán y Agüero, taponsados.
El partido pedía una chispa de locura para generar más emociones en la segunda parte. Más libertad de movimientos, menos rigor táctico, en definitiva, para acercarse al orgasmo de fútbol y goles con el que se había anunciado el partido en los días previos. Pasados unos minutos, los dos equipos dieron un paso adelante en su decisión de animar la eliminatoria. El Valencia avanzó unos metros y el Atlético aprovechó para abrir agujeros. Forlán protagonizó la primera escapada y, sólo ante César, picó mal la pelota. El portero salvó un uno a uno ante Ujfalusi y después desvió al palo un disparo del uruguayo. Un presavio
Entre tanto, Emery dio entrada a Vicente y Zigic para ganar metros en el campo rival. Poco a poco, el Valencia provocó el miedo en el área del Atlético, decidido a buscar el gol del pase a las semifinales. Así llegó la ocasión escandalosa de Villa tras un pase sensacional, entre lineas de Pablo. El chut de Villa se fue al larguero y botó en el suelo, ante el silencio sepulcral del Calderón. A continuación, llegó la jugada decisiva de la noche. Zigic, atento al remate en un córner, terminó en el suelo, abatido, con la camiseta desgarrada, en una muestra clara del penalti del que fue objeto. Una falta clamorosa de la que no quiso saber nada el árbitro, ni el juez de linea, ni el cuarto árbitro. Emery, con razón, perdió el control desde la banda y terminó expulsado. Aún llegó otra ocasión de Vicente, que fue una de las buenas noticias de la noche entre tanto disgusto. La Uefa tiene un video que repasar estos días.


http://www.levante-emv.com/deportes/2010/04/09/desgarro-corazon/694671.html