El presidente admite que ningún club ha preguntado por jugadores del Valencia y que busca fórmulas alternativas para hacer caja .
A mes y pico para que se levante la veda para hacer contrataciones de cara a la próxima temporada y a siete para que concluya la competición y vuelva el sainete de fichajes, la película en torno al club de Mestalla vuelve a tener el mismo argumento que el verano pasado: la venta de jugadores por motivos económicos y, en concreto, la de uno o varios cracks de este Valencia con Villa, por supuesto, como actor principal sin olvidar tampoco el papel reforzado del otro David, Silva.
Y es que no va a haber comparecencia pública de Manuel Llorente en todo lo que falta hasta que finalice este larguísimo culebrón que no vaya a girar en torno a la economía de guerra del club -endeudado hasta las cejas y agobiado por la obra del paralizado nuevo Mestalla- y la necesidad de cubrir esos 44 millones presupuestados por venta de activos. El presidente, además, tampoco desaprovecha cada vez que se le pone a tiro la oportunidad de lanzar mensajes en la misma dirección. El último lo hizo ayer, sacando partido de la presencia mediática en un coloquio organizado por el Ateneo Mercantil. Llorente, conversador interesante y experto a la hora de manejar los tiempos y sobre todo la escena, fue capaz de mojarse sin cruzar la línea que pudiera agitar la calma que parece experimentar el vestuario de Paterna. «No quisiera vender ni a Silva ni a Villa pero tenemos que equilibrar los presupuestos». Una de cal y otra de arena.
Las palabras del dirigente encierran además una curiosa coincidencia, la de unir en la misma frase al buque insignia de la entidad (Villa) y al futbolista que para muchos no debe entrar en el mercado (Silva). Son, ambos, los más atractivos junto con Mata y Pablo para el mercado futbolístico. Por si acaso, Llorente fue rápido en reflejos y volvió a la trinchera: «Hay otras fórmulas también -sin especificar si se refería a vender a otros jugadores o a la operación del viejo Mestalla-. No debemos de seguir perdiendo dinero».
Además, y para que no hubiera duda de que Llorente actúa siempre con el fin de proteger la viabilidad existencial de la entidad sin dañar el lado deportivo (nadie se lo ha discutido desde que tomó posesión del cargo), explicó: «Ya vendrá el tiempo -de negociar- y veremos lo que pasa. Hoy por hoy no planteamos ningún jugador. No hay ni conversaciones con ningún club. Lo que queremos es no desviar la atención ahora que el equipo está yendo bien».
Una de las cuestiones que se plantearon en la mesa redonda, en la que estuvieron presentes jugadores del pasado (Carrete), de ayer (Fernando Gómez) y de hoy (David Albelda), el ex presidente Pedro Cortés y el máximo responsable de las peñas, Jaume Part, fue la de concretar qué precio tienen en la actualidad los valencianistas antes mencionados. Cortés echó mano de su ironía (recurriendo a Benzema) y de su experiencia para dar en la diana y anular sueños imposibles: «El poder del dinero es tan grande que cuando un club viene con dinero, se lo lleva -al futbolista en cuestión- y se le pone hasta un lacito si hace falta. Lo demás son milongas». Llorente, de firmes convicciones y sabedor de que sabe lo que se cuece en la trastienda, también entró al trapo: «El precio lo pone el mercado. El Inter nos compraba al Kily por 16 millones y no lo vendimos y al final se fue por algo más de un millón que, encima, se lo tuvimos que dar a él. Tú no vendes al jugador, al futbolista te lo compran. No hay precio».
Por cómo transcurrió la línea de las aportaciones de los presentes, Llorente comprobó de primera mano que la presión económica anula -al menos por ahora- las posibles posturas en contra de la marcha de los cracks. Tampoco parece que haya otra salida mientras el ladrillo del viejo Mestalla no halle comprador. «Un día me lo dijo Jesús Martínez -ex secretario técnico-, hay que sacar rendimiento deportivo y económico a los jugadores», rememora Llorente.
Tampoco quedó ninguna duda de que es a Fernando Gómez al que le corresponde encontrar aquello de bueno, bonito y barato. «Me gustaría un Valencia recuperado económicamente, estabilizado a nivel social y que mantenga los objetivos que ha tenido a lo largo de su historia». Ese inciso del consejero y director deportivo respecto a la estabilidad social fue una cuestión que sumó coincidencias, nada que ver con el tema de la distribución accionarial. «Si la democracia es decir cada uno lo que piensa, en el Valencia ocurre pero es una sociedad anónima y es lo que hay», cierra Llorente.
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