@kike_mateu
EL AIRE FRESCO DE LAS VICTORIAS DEVOLVERAN A LA NORMALIDAD A ESTE TREMENDO TORNADO LLAMADO FÚTBOL.
Todo en la vida desprende su propio olor. A veces nos gusta y a veces huele mal. Otras huele raro. Con esa sensación de que el olor te resulta familiar pero no sabes indentificar a simple vista. A ese hay que darle tiempo.
El Valencia también tiene el suyo. Desprende su propio aroma, por mucho que no se pueda ver. Hace poco mas de un mes era de euforia desmedida y se palpaba en todos los rincones.El Valencia ganaba, muchas veces convencía, metía goles de tres en tres y sumaba puntos como churros. Olia a champions y algo mas. Pero todo ha cambiado. Como ese manjar que dejas al aire libre y va perdiendo color, sabor y por supuesto el olor, que pasa de delicioso a poco agradable.
Antes Rodrigo era una bala por banda y daba asistencias de gol para compensar los propios tantos que terminarían por llegar. Antes Alcacer era el killer de Mestalla y de España entera. Renovaba sin debates. Antes Piatti centraba todos los goles y los suplentes no podían hacer otra cosa que aplaudir y esperar su oportunidad con responsabilidad. Antes Nuno sonreía cada domingo y nos hacia sonreír con el fútbol de su equipo y su discurso de líder.
Pero parece que al Valencia lo han dejado al aire libre y la naturaleza ha hecho el resto. El olor del éxito se ha transformado en tufillo a no se sabe qué.
Ahora Rodrigo ya no juega bien y sigue jugando siempre. En la banda en punta, en la mediapunta. Donde haga falta. Y claro, Piatti a pasado de dar asistencias como en basket al banquillo de la incomprensión. No caben todos. Y a su lado Carles Gil y De Paul, que ya no encuentran explicación a no jugar en las victorias ligueras del equipo, pero que siguen viendo la liga desde el banco. Nuno ya no sonríe, su discurso ya no hace sonreír y el fútbol de su equipo tampoco. Y nos da en la nariz que algo pasa.
Y luego está Alcacer. Que se debe oler lo mismo o más. De titular a jugar diez minutitos. De la delantera a la banqueta. Sin pasar por la mediapunta o por las bandas. Pónganse en su lugar. Quizá les olería igual. Su renovación se ha impregnado de todo eso.
Así está el patio. El aire fresco de las victorias devolveran a la normalidad a este tremendo tornado llamado fútbol. Mientras tanto, hay que buscar oxigeno en la paciencia y el convencimiento de que las malas rachas, los problemas y las dudas, siempre llaman a la puerta a lo largo del año.
Yo apuesto por el optimismo ante el desánimo. Creo en este equipo, en su entrenador -que en un mes de pretemporada creó una idea donde otros tardan años- y mucho más en elproyecto a medio y largo plazo con Lim a la cabeza. Pero no dejo de ver las cosas como son en este momento de la película. Y las derrotas han cambiado la atmósfera. Ese lugar donde flotan los olores. Donde cohabitan las sensaciones, las intuiciones y muchas veces las realidades. Aunque, como el olor, no se vean. Se huelen.
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