La persona que más se echó en falta ayer en Mestalla fue Parejo. Sin el madrileño el equipo se rompe en el centro del campo por falta de fluidez y circulación de balón. El tridente, sin balón, de poco sirvió
AMPARO BARBETA
La incógnita ya está resuelta. El tridente puede jugar. Otra cosa es que funcione que, ayer, no lo hizo. Mestalla, en el partido más espeso e incómodo de la temporada, vio cómo se desenvolvían sobre el césped Alcácer, Rodrigo y Negredo. O intuirlo. Hubo que esperar al minuto 68 para que los tres delanteros avivaran la polémica sobre su compatibilidad en un partido en el que, sin fluidez en el centro del campo, el equipo no funcionó.
El Valencia cedió el protagonismo al Athletic que, con lo mínimo, puntuó en Mestalla. Un campo casi impracticable porque, en la operación de maquillaje de Mestalla, el club se ha olvidado de lo más importante: el césped. Las altas temperaturas del otoño han impedido que el nuevo césped „plantado en junio„arraigue y está tan deteriorado que los jugadores lo temen y no se atreven a hacer determinadas cosas. Pero era el mismo césped para los dos equipos. El problema, más allá del escenario, fue el juego. O la falta de fútbol. Sin Dani Parejo, el equipo no acaba de arrancar porque se rompe. El doble pivote, en años anteriores la garantía del éxito, no crea juego y a los jugadores ofensivos no les llegan balones.
El Valencia, abonado al éxito en Mestalla, dejó escapar los primeros dos puntos de la temporada y la afición salió del campo decepcionada. El desenlace, de un partido diferente por el poso de ambos equipos, se intuía prácticamente desde el principio y por primera vez en la temporada, en Mestalla no hubo goles.
El Athletic, el equipo de un Valverde al que la inestabilidad social le empujó a rechazar la oferta de renovación del Valencia , pisó el césped con la lección bien aprendida. El balón para ellos, les debió aleccionar el extremeño. Y el Valencia, con ello, sufrió de valiente porque así era imposible dar fluidez al juego.
Sin juego en el centro de campo „porque el doble pivote no acaba de funcionar y la baja de Parejo se está convirtiendo en un lastre„, era imposible alimentar a un ataque al que prácticamente no le llegaban los balones para desesperación de Rodrigo y Alcácer. Y es que, a pesar del entusiasmo de la grada por empujar al equipo, éste no respondía. Tampoco ayudaba a ello el patatal en el que se ha convertido el césped. El Valencia, anclado en un mar sin ideas, se limitaba a defenderse sin saber qué hacer mientras Valverde movía el banquillo y acertaba en sus elecciones. Nuno, en otras ocasiones pillo en los cambios, volvió a esperar al tramo final para espabilar el grupo. Pero ni aún así. Primero sentó a Piatti, el jugador que más peligro había generado, y acto seguido, repitió gesto con Feghouli. Pero el problema estaba en el centro, de dónde debía emanar juego, y ahí no existía reacción. Quizás por ello, echó mano de Carles Gil para buscar la superioridad del centro del campo pero, el Athletic, muy bien colocado ya sabia cómo frenar al Valencia.
El Valencia, sin plan B a la ausencia de Parejo, veía cómo pasaban los minutos mientras la grada trataba de echar mano de todo el repertorio habido y por haber de cánticos para tratar de empujar al equipo pero, éste se había estancado y de ahí no salía.
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