LA DOBLE P
Uno se pregunta si tanto dolor acabará algún día. La decisión de cerrar RTVV, echando a la calle a un millar de trabajadores, curritos sin voz ni voto en las decisiones de las altas esferas, deja bien a las claras la situación de urgencia total que se vive en el Consell ante unos números que no cuadran. La pregunta resultante es más que lógica: ¿será el Valencia CF lo siguiente?
Y no es una pregunta improcedente, a estas alturas. El nuevo equipo de trabajo configurado por el 'establishment' el pasado mes de mayo ya sufrió una baja importante en la figura deFederico Varona, que se inmoló como respuesta a la dimisión de Manuel Llorente. Desde entonces, Amadeo Salvo y Aurelio Martínez han llevado el timón del barco con suerte dispar. En lo deportivo, todo son dudas a día de hoy que Salvo quiere cortar de raíz remozando la dirección deportiva -el cadáver de Braulio todavía está caliente- y entregándose en brazos de Miroslav Djukic. Al serbio le toca lidiar con el extra de presión añadida que supone ser consciente de que, si el equipo no funciona, no sólo la temporada se iría al traste sino el castillo de naipes al completo.
Pero los reveses más duros han tenido lugar en el aspecto societario, con un progresivoalejamiento del poder político con respecto a club y Fundación. La primera triquiñuela llegó cuando Martínez y Salvo todavía se estaban quitando el abrigo tras entrar a su nueva casa: la decisión de la juez Alabau con respecto al aval y el desmarque del Consell supuso el primer golpe serio a la línea de flotación de la nueva Fundación. Alas negras, palabras negras.
Desde entonces, las pasos de bebé en busca de la solución, mientras Aurelio acomete ejercicios de ingeniería financiera y Salvo se patea medio mundo en busca de inversores para acabar el estadio, se han encontrado con un sospechoso silencio institucional, sólo roto por las habituales palabras de Císcar cada viernes despejando a córner toda cuestión relacionada con el Valencia. La justicia ha seguido su curso y la juez fallará en breve -las partes esperan que antes de Navidad-, y probablemente lo haga en contra de los intereses de la Generalitat, que retomará el papel de avalista de la Fundación al que se comprometió en agosto de 2009, con Llorente y Jose Luis Olivas como cabezas visibles.
Y 82 millones, qué quieren que les diga, son muchos millones. Miren lo que ha ocurrido con RTVV.
En circunstancias normales, nadie en su sano juicio especularía con la posibilidad de que el Valencia CF pudiese entrar en causa de disolución. De que la Generalitat se haga con lamayoría accionarial perteneciente a la Fundación y, ante el tremebundo agujero existente, tire la toalla. De que desconecten al moribundo de la respiración asistida. Demasiado dinero, demasiados intereses, demasiado que perder en todos los bandos. Y, sin embargo...tampoco nadie hubiese imaginado que Canal Nou pudiese echar la persiana. Ayer mi corazón se encogía por los compañeros y amigos que se irán al paro, y por la naturaleza aséptica y surreal de una decisión ejecutada fría y metálicamente en un simple martes de noviembre. La realidad, a veces, supera la ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario