Salvo desvelará su plan de viabilidad y pedirá un mensaje público de confianza al gobierno y otro ejercicio de paciencia al banco
A. BADILLO | VALENCIA..-
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No es una mera toma de contacto, el primer paso testimonial hacia un armisticio. El Valencia ve un ahora o nunca en la cumbre que mañana dispondrá sobre un mismo cuadrilátero a Bankia y Consell, con el club y su propietario como árbitros. Si de la refriega sale un mensaje institucional de respaldo a los actuales gestores y el banco acepta por su parte las reglas del juego a la espera de la presumible reposición del aval, el 'modelo Salvo' tendrá vigencia. De lo contrario, en los despachos del club cada vez se habla más de venta o ley concursal.
Salvo descubrirá todas sus cartas en el cónclave con Bankia y el Consell. Detallará el plan que llevan meses elaborando tanto el club como la Fundación. Un conjunto de medidas que, según sus ideólogos, permiten regatear la asistencia financiera y no sólo reportarán ingresos a la entidad que preside Aurelio Martínez, sino a medio plazo también a la sociedad deportiva.
Sin embargo, para que el castillo de naipes siga en pie Salvo necesita arrancar un alto el fuego a sus interlocutores. De la Generalitat, representada por el conseller Juan Carlos Moragues, espera algo más que un guiño público. El Valencia comprende que sin aval el gobierno autonómico no puede bajo ningún concepto situarse detrás del crédito a la Fundación. Pero sí, y es lo que se le pedirá, lanzar un mensaje decidido que confirme que el club ha encontrado la solución a su entuerto económico, que le permitirá afrontar los compromisos sin recibir un euro de las arcas públicas. Y a partir de ese testimonio, confirmar sin titubeos que cuando haya sentencia avalará.
Y de Bankia, ¿qué espera Salvo? A la entidad financiera se le reclamará paciencia. Más todavía de la que ha tenido hasta el momento. Partiendo de la convicción de que en un año el Consell volverá a asumir los compromisos adquiridos en 2009, el Valencia confía en que la entidad financiera no ceda a la tentación de una venta. Es el desenlace cada vez más temido en Mestalla, pese a que el banco sólo mira a las acciones como último recurso. Salvo pedirá al representante de Bankia que no se desprenda del club por 50 millones cuando hay un plan de viabilidad que contempla el aumento de los ingresos y la finalización del nuevo estadio.
La cúpula blanquinegra cree que tras la compra del Valencia hay básicamente fondos de inversión cuyo lógico interés es hacer dinero rápido. Dicho de otro modo, adquirir la propiedad a bajo precio, anunciar un plan ilusionante similar al que propugna el actual consejo -búsqueda de inversores para el estadio, 'naming' incluido, revalorización de la marca 'Valencia CF', potenciación de la cantera-, lograr así la refinanciación con Bankia y, a raíz de ahí, presentar concurso de acreedores, desprenderse de jugadores y terminar vendiendo la sociedad por bastante más dinero de lo que costó.
El contundente discurso del vicepresidente Císcar en su última comparecencia no destensa la cuerda, como tampoco el paso al frente de Bankia. El reto de Salvo y Aurelio Martínez es buscar una tregua que permita impulsar la refinanciación de los créditos de Valencia y Fundación a 15 años con tres de carencia. Si les compran el plan para eludir la asistencia financiera, lo presentarán en sociedad esta semana. Si no todo es posible, aunque de momento no se plantean dimitir.
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