El consejo y la Fundación esperan obtener resultados del proyecto en un plazo de tres años
J. M. BORT VALENCIA
Los nuevos gestores del Valencia miran el futuro con optimismo. Existe tanta confianza en rescatar al club de Mestalla del agujero económico en el que se encuentra que, incluso, ya se valora la futura cotización del club en la Bolsa. Es una posibilidad que se contempla, lógicamente, a medio o largo plazo, porque antes hay muchos obstáculos que salvar. Pero aparece, a lo lejos, en el horizonte que han pintado los responsables del Valencia, tanto desde la Fundación como desde el núcleo del Consejo de Administración. En tres años esperan haber logrado la estabilidad financiera y revalorizar el precio de sus acciones, cuyo valor hoy es prácticamente nulo.Tóxico casi.
La idea de salir al parqué fue lanzada sutilmente por el presidente del patronato, Aurelio Martínez, el pasado 29 de abril. Fue durante la presentación del proyecto económico y social que ha de ejecutar el Consejo de Administración de la mano de la Fundación, que a partir de ahora actúa de órgano "vigilante". Y el planteamiento está en la cabeza del nuevo órgano gestor del Valencia, tal como aseguró ayer el presidente del club, Amadeo Salvo, en su visita a las instalaciones del periódico Levante El Mercantil Valenciano, apenas diez horas después de ser investido por la junta de accionistas. "Necesitamos tres años para que el proyecto obtenga resultados", dijo.
La posibilidad de que el Valencia llegue a cotizar en Bolsa en unos años está directamente relacionada con el plan de transparencia que ha diseñado el patronato. "Hay que hacer mucho camino... Pero es que es que cotizar en Bolsa te obliga a tener claras las cuestiones de transparencia, tan necesarias". Las palabras son de Aurelio Martínez, días después de presentar el proyecto económico de la Fundación para salvar al Valencia.
El camino que ha de recorrer la entidad de Mestalla para que sus títulos salgan algún día al parqué es, efectivamente, largo. Pero ya está marcado. La renegociación conjunta de los dos préstamos con Bankia (81 millones de la Fundación y 219 del club) -que permitiría contar con varios años de carencia para conseguir estabilidad financiera- y la construcción del nuevo estadio son los dos objetivos prioritarios, y necesarios, para que el Valencia consiga eliminar su deuda, que asciende a 360 millones de euros. Una vez el club consiguiera alcanzar el equilibrio económico y multiplicar sus ingresos con la explotación del recinto de la Avenida de Las Cortes -así como obtener mayores rendimientos del grueso de su patrimonio, como vender la parcela del viejo Mestalla o beneficiarse del proyecto urbanístico previsto para los terrenos de la Ciudad Deportiva de Paterna-, entonces afrontaría el reto de salir a Bolsa. Para ese día, las cuentas del club estarían completamente saneadas. El club de Mestalla seguiría, así, los pasos del Borussia Dortmund, el modelo que pretende copiar el nuevo Valencia.
Los clubes europeos más representativos que han dado el paso de sacar sus acciones a la Bolsa, a parte del Borussia, son el Manchester United, el Tottenham, el Ajax de Holanda, el Celtic de Glasgow, el Juventus de Turín, el Oporto, el Benfica y el Olympique de Lyon. El equipo de Dortmund es el único club alemán que mueve sus acciones en el parqué. Tras unos años de dudas, sus títulos se han revalorizado esta temporada, en la que su proyecto de apuesta por la cantera y de relanzamiento de la marca -un plan que ha sido estudiado en profundidad por Aurelio Martínez para ponerlo en práctica en el Valencia- ha dado resultados. Subcampeón de Europa y de la Bundesliga, el Borussia se ha ganado un puesto en la aristocracia del fútbol del viejo continente.
La clasificación del Borussia para la final de la Liga de Campeones tuvo un reflejo directo en la cotización en Bolsa del club alemán, cuyas acciones subieron un 6 por cierto. En un mundo tan susceptible a los cambios como es el fútbol, los bonos del equipo germano se recuperaron de la caída que tuvo cuando se anunció el traspaso de una de las estrellas del equipo Mario Götze al Bayern Munich por 37 millones de euros.
Números al margen, el Valencia seguirá el modelo alemán, también, para democratizar el Valencia. El Borussia tiene el 90 por ciento de las acciones repartidas entre los socios, es rentable y presume de transparencia. La Fundación del Valencia quiere copiar la estructura del club, que se dividió en dos sociedades: Una, la sociedad anónima, está compuesta por los pequeños accionistas con unos derechos políticos limitados. El segundo brazo es el inmobiliario. En una parte se concentraría el sentimiento, donde está la sociedad democratizada, y en la otra los gestores que controlan los números y la parte inmobiliaria.
La idea de salir al parqué fue lanzada sutilmente por el presidente del patronato, Aurelio Martínez, el pasado 29 de abril. Fue durante la presentación del proyecto económico y social que ha de ejecutar el Consejo de Administración de la mano de la Fundación, que a partir de ahora actúa de órgano "vigilante". Y el planteamiento está en la cabeza del nuevo órgano gestor del Valencia, tal como aseguró ayer el presidente del club, Amadeo Salvo, en su visita a las instalaciones del periódico Levante El Mercantil Valenciano, apenas diez horas después de ser investido por la junta de accionistas. "Necesitamos tres años para que el proyecto obtenga resultados", dijo.
La posibilidad de que el Valencia llegue a cotizar en Bolsa en unos años está directamente relacionada con el plan de transparencia que ha diseñado el patronato. "Hay que hacer mucho camino... Pero es que es que cotizar en Bolsa te obliga a tener claras las cuestiones de transparencia, tan necesarias". Las palabras son de Aurelio Martínez, días después de presentar el proyecto económico de la Fundación para salvar al Valencia.
El camino que ha de recorrer la entidad de Mestalla para que sus títulos salgan algún día al parqué es, efectivamente, largo. Pero ya está marcado. La renegociación conjunta de los dos préstamos con Bankia (81 millones de la Fundación y 219 del club) -que permitiría contar con varios años de carencia para conseguir estabilidad financiera- y la construcción del nuevo estadio son los dos objetivos prioritarios, y necesarios, para que el Valencia consiga eliminar su deuda, que asciende a 360 millones de euros. Una vez el club consiguiera alcanzar el equilibrio económico y multiplicar sus ingresos con la explotación del recinto de la Avenida de Las Cortes -así como obtener mayores rendimientos del grueso de su patrimonio, como vender la parcela del viejo Mestalla o beneficiarse del proyecto urbanístico previsto para los terrenos de la Ciudad Deportiva de Paterna-, entonces afrontaría el reto de salir a Bolsa. Para ese día, las cuentas del club estarían completamente saneadas. El club de Mestalla seguiría, así, los pasos del Borussia Dortmund, el modelo que pretende copiar el nuevo Valencia.
Los clubes europeos más representativos que han dado el paso de sacar sus acciones a la Bolsa, a parte del Borussia, son el Manchester United, el Tottenham, el Ajax de Holanda, el Celtic de Glasgow, el Juventus de Turín, el Oporto, el Benfica y el Olympique de Lyon. El equipo de Dortmund es el único club alemán que mueve sus acciones en el parqué. Tras unos años de dudas, sus títulos se han revalorizado esta temporada, en la que su proyecto de apuesta por la cantera y de relanzamiento de la marca -un plan que ha sido estudiado en profundidad por Aurelio Martínez para ponerlo en práctica en el Valencia- ha dado resultados. Subcampeón de Europa y de la Bundesliga, el Borussia se ha ganado un puesto en la aristocracia del fútbol del viejo continente.
La clasificación del Borussia para la final de la Liga de Campeones tuvo un reflejo directo en la cotización en Bolsa del club alemán, cuyas acciones subieron un 6 por cierto. En un mundo tan susceptible a los cambios como es el fútbol, los bonos del equipo germano se recuperaron de la caída que tuvo cuando se anunció el traspaso de una de las estrellas del equipo Mario Götze al Bayern Munich por 37 millones de euros.
Números al margen, el Valencia seguirá el modelo alemán, también, para democratizar el Valencia. El Borussia tiene el 90 por ciento de las acciones repartidas entre los socios, es rentable y presume de transparencia. La Fundación del Valencia quiere copiar la estructura del club, que se dividió en dos sociedades: Una, la sociedad anónima, está compuesta por los pequeños accionistas con unos derechos políticos limitados. El segundo brazo es el inmobiliario. En una parte se concentraría el sentimiento, donde está la sociedad democratizada, y en la otra los gestores que controlan los números y la parte inmobiliaria.
Llorente ya realizó en 2001 un estudio para la salida al parqué
El plan que persigue Aurelio Martínez no es nuevo. Manuel Llorente ya lo propuso en 2001, cuando era consejero delegado en el mandato de Jaime Ortí. Llorente llegó a realizar un estudio, a través de la entidad financiera Banco Espiritu Santo. El club, en aquellos momentos tenía un panorama accionarial que nada tiene que ver con el de ahora. Los grandes accionistas, con Paco Roig a la cabeza, controlaban la entidad de Mestalla, por lo que difícilmente el consejo podía tomar la decisión de salir a Bolsa sin tener al menos 126.868 acciones y la necesidad de ampliar capital social. Ahora, con el 70 % de los títulos en poder de la Fundació VCF, ese escollo estaría salvado, pues siempre saldría adelante en una junta de accionistas. El proyecto de Llorente acabó diluyéndose en el tiempo y nunca más se volvió a retomar la ininiciativa. La Sociedad Anónima Deportiva iría endeudándose de forma progresiva, con lo que además la autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores estaba de antemano denegada. Salir a bolsa implica unas cuentas perfectamente saneadas. m. d. valencia
El plan que persigue Aurelio Martínez no es nuevo. Manuel Llorente ya lo propuso en 2001, cuando era consejero delegado en el mandato de Jaime Ortí. Llorente llegó a realizar un estudio, a través de la entidad financiera Banco Espiritu Santo. El club, en aquellos momentos tenía un panorama accionarial que nada tiene que ver con el de ahora. Los grandes accionistas, con Paco Roig a la cabeza, controlaban la entidad de Mestalla, por lo que difícilmente el consejo podía tomar la decisión de salir a Bolsa sin tener al menos 126.868 acciones y la necesidad de ampliar capital social. Ahora, con el 70 % de los títulos en poder de la Fundació VCF, ese escollo estaría salvado, pues siempre saldría adelante en una junta de accionistas. El proyecto de Llorente acabó diluyéndose en el tiempo y nunca más se volvió a retomar la ininiciativa. La Sociedad Anónima Deportiva iría endeudándose de forma progresiva, con lo que además la autorización de la Comisión Nacional del Mercado de Valores estaba de antemano denegada. Salir a bolsa implica unas cuentas perfectamente saneadas. m. d. valencia
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