Su cátedra de Economía Aplicada le roba la mayor parte del tiempo,
aunque acepta asumir el reto valencianista tras trece días de vacío de
poder
Aurelio Martínez, un veterano socialista y hábil financiero que llega de
la mano del PP a la presidencia de la Fundación
J. CARLOS VALLDECABRES | VALENCIA..-
«Federico Varona dimitió, entre otras cosas, porque su padre se lo dijo». El consejero del Valencia que hace esta reflexión asegura que conoce bien a la familia del efímero presidente de la Fundación del Valencia. Lo dice sin saber en ese momento que el trece se va a convertir en un número cuanto menos anecdótico en todo lo que tiene que ver últimamente con los plazos que afectan a este brazo del Valencia.
Trece días tan sólo estuvo Varona al frente del patronato y hoy lunes, trece días después de que arrojara la toalla por recomendación o no de su padre, la Fundación estrena nuevo presidente. El séptimo de su acelerada y convulsa historia, sobre todo en este tramo final. Aurelio Martínez Estévez será elegido esta tarde como máximo exponente del patronato, una situación para la que en un principio no había sido escogido.
Pensar a estas alturas que Aurelio Martínez cometerá los mismos errores que cavaron la fosa de Federico Varona es no conocer en profundidad el poso que tiene este prestigioso economista y también convencido socialista. A este catedrático de Economía Aplicada es difícil encontrarle enemigos declarados, más allá de los alumnos que pueden sentirse molestos cuando no obtienen su aprobado académico.
Sólo hay que abrir un poco el plano en la fotografía actual de esta Fundación para observar que bajo un gobierno del Partido Popular, el 'caramelito' de la Fundación, y después de la 'espantà' de Varona, caiga en manos de un exconseller de Economía y Hacienda (1993-1995) en la época de Joan Lerma. Hasta José Císcar regó de elogios su opinión pública sobre este militante socialista.
Porque, aunque Aurelio no ocupa ningún cargo de representación de calado dentro del PSPV, dicen quienes le conocen bien que al margen de la buena relación que mantiene con Ximo Puig, su opinión es siempre valorada dentro del partido. Es el buqué que tiene tras haber ocupado plazas de cierto renombre como la presidencia del Instituto de Crédito Oficial (2004-2009), la de Navantia (2009-2011) o de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (2011-2012).
Haber toreado esos miuras le dan aparentemente la fortaleza suficiente para conducir sin mayores titubeos a la Fundación a un final que nadie a estas alturas conoce con exactitud. Quizás sea la voluntad de hierro y la constancia de montañero que arrastra Aurelio lo que le dan la confianza para haber asumido este reto. Porque a este hombre de 66 años, ya abuelo de gemelos, le motiva lo verdaderamente difícil. Todo lo que está a muchos cientos de metros sobre el nivel del mar le provoca emoción. Casi todos los fines de semana, y siempre que sus obligaciones estudiantiles se lo permiten, se escapa a la montaña.
Pirineos, Alpes y Kilimanjaro
Es ahí donde los números y las tácticas fiscales quedan a un nivel inferior. Ha tocado picos en Pirineos, en los Alpes y hasta en el Kilimanjaro (Tanzania). Le va la marcha. Su físico le permite esta pequeña licencia a un nivel bastante aceptable de exigencia. Casi disfruta más en la montaña que cuando se le ve pelotear en la pista de squash o en la de tenis.
De momento, la papeleta de la Fundación empieza a ocuparle bastante tiempo. Más incluso de la que podía prever en un principio. Aun así, hasta que no acabe el semestre en la facultad no se sentirá del todo liberado. El tiempo se le echará encima porque sabe que en agosto, el 26, le viene la primera gran prueba de fuego. Si antes de esa fecha no ha encontrado un callejón de salida para el problema del pago de los intereses, tendrá su primer borrón.
De cualquier forma, también es verdad que de su etapa más activa en la política aprendió a encajar golpes. Al frente del ICO bajo el manto de Pedro Solbes se puede decir que es donde más cómodo y satisfecho estuvo pese a las críticas recibidas desde el bando popular, mientras que su paso por Navantia lo ha llegado a calificar como «muy interesante». Lo de las Loterías es quizás la espina que tiene clavada y por la que todavía sangra. Él apostó de manera bastante firme por la privatización parcial de este sector, iniciativa que le produjo un importante desgaste a nivel político.
«El nuevo Gobierno tendrá que privatizar Loterías sí o sí», dijo como lema de cabecera argumentando que de esta forma la empresa podía competir con la nueva ley del Juego. La firmeza con la que dijo aquella frase es la misma con la que ahora se pronuncia cuando se le pregunta si verdaderamente hay soluciones al problemón de la Fundación.
Los siete pecados capitales...
De momento, Aurelio compartía la queja más o menos pública de estos nuevos patronos de sentirse con cierto desamparo por parte del Consell. Císcar, pese a las reticencias iniciales, ha acabado cediendo y está en el aire señalar la fecha con la que el vicepresidente de la Generalitat se reunirá con la Fundación. Están condenados a ir todos de la mano.
Es algo que Aurelio Martínez siempre ha tenido claro desde el primer momento. Esta aventura en la que se ha metido la Fundación no puede salir si no recibe el gotero institucional.
Si no, a nadie extrañaría que en un futuro al nuevo presidente de la Fundación le diera por escribir un libro. No sería el primero. Hace apenas tres meses salió a la luz un ejemplar con un llamativo título: 'Los siete pecados capitales de la economía española'. Escrito a dos manos junto con Vicente Pallardó, en el libro se extraen conclusiones sobre los motivos que han llevado a España a zambullirse en esta ciénaga económica.
Los autores apuntan a la banca, la construcción, las administraciones públicas y a la mala utilización del dinero barato que en lugar de hacer uso correcto y a largo plazo, se destinó a infraestructuras tan abusivas como el ladrillo y tan absurdas como los aeropuertos en sitios que no lo merecen, por ejemplo.
Lo más probable es que si se le preguntara qué opinión le merece el aval que en su día firmó la Generalitat para salvar al Valencia, su respuesta no gustara en el Consell, aunque en realidad tampoco a los actuales inquilinos del gobierno autonómico les es cómoda la situación firmada en aquel fatídico verano de 2009.
Aurelio Martínez, pese a todo lo que su cerebro es capaz de generar, habla un idioma popular. Ofrece mucha más empatía que Federico Varona, siempre correcto pero con otro talante en sus formas.
«No sabe decir que no»
«Siempre ha sido muy sincero pero tiene un pequeño problema: no sabe decir que no a nada», afirma un amigo suyo que lo conoce desde hace más de 25 años. Quizá por eso fue por lo que aceptó 'mojarse' tanto en la Fundación como en el Valencia, un club al que adora desde una cerebral pero decidida posición. Al fin y al cabo, fue uno de los cuatro miembros que impulsaron en 1997 la creación de la prestigiosa Tertulia Torino, junto a dos antagónicos políticos como el expresidente de la Generalitat Francisco Camps y el exconcejal Joserra García Fuster, y el jefe de Opinión de LAS PROVINCIAS Pablo Salazar.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-04-30/montanero-numeros-20130430.html
J. CARLOS VALLDECABRES | VALENCIA..-
«Federico Varona dimitió, entre otras cosas, porque su padre se lo dijo». El consejero del Valencia que hace esta reflexión asegura que conoce bien a la familia del efímero presidente de la Fundación del Valencia. Lo dice sin saber en ese momento que el trece se va a convertir en un número cuanto menos anecdótico en todo lo que tiene que ver últimamente con los plazos que afectan a este brazo del Valencia.
Trece días tan sólo estuvo Varona al frente del patronato y hoy lunes, trece días después de que arrojara la toalla por recomendación o no de su padre, la Fundación estrena nuevo presidente. El séptimo de su acelerada y convulsa historia, sobre todo en este tramo final. Aurelio Martínez Estévez será elegido esta tarde como máximo exponente del patronato, una situación para la que en un principio no había sido escogido.
Pensar a estas alturas que Aurelio Martínez cometerá los mismos errores que cavaron la fosa de Federico Varona es no conocer en profundidad el poso que tiene este prestigioso economista y también convencido socialista. A este catedrático de Economía Aplicada es difícil encontrarle enemigos declarados, más allá de los alumnos que pueden sentirse molestos cuando no obtienen su aprobado académico.
Sólo hay que abrir un poco el plano en la fotografía actual de esta Fundación para observar que bajo un gobierno del Partido Popular, el 'caramelito' de la Fundación, y después de la 'espantà' de Varona, caiga en manos de un exconseller de Economía y Hacienda (1993-1995) en la época de Joan Lerma. Hasta José Císcar regó de elogios su opinión pública sobre este militante socialista.
Porque, aunque Aurelio no ocupa ningún cargo de representación de calado dentro del PSPV, dicen quienes le conocen bien que al margen de la buena relación que mantiene con Ximo Puig, su opinión es siempre valorada dentro del partido. Es el buqué que tiene tras haber ocupado plazas de cierto renombre como la presidencia del Instituto de Crédito Oficial (2004-2009), la de Navantia (2009-2011) o de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (2011-2012).
Haber toreado esos miuras le dan aparentemente la fortaleza suficiente para conducir sin mayores titubeos a la Fundación a un final que nadie a estas alturas conoce con exactitud. Quizás sea la voluntad de hierro y la constancia de montañero que arrastra Aurelio lo que le dan la confianza para haber asumido este reto. Porque a este hombre de 66 años, ya abuelo de gemelos, le motiva lo verdaderamente difícil. Todo lo que está a muchos cientos de metros sobre el nivel del mar le provoca emoción. Casi todos los fines de semana, y siempre que sus obligaciones estudiantiles se lo permiten, se escapa a la montaña.
Pirineos, Alpes y Kilimanjaro
Es ahí donde los números y las tácticas fiscales quedan a un nivel inferior. Ha tocado picos en Pirineos, en los Alpes y hasta en el Kilimanjaro (Tanzania). Le va la marcha. Su físico le permite esta pequeña licencia a un nivel bastante aceptable de exigencia. Casi disfruta más en la montaña que cuando se le ve pelotear en la pista de squash o en la de tenis.
De momento, la papeleta de la Fundación empieza a ocuparle bastante tiempo. Más incluso de la que podía prever en un principio. Aun así, hasta que no acabe el semestre en la facultad no se sentirá del todo liberado. El tiempo se le echará encima porque sabe que en agosto, el 26, le viene la primera gran prueba de fuego. Si antes de esa fecha no ha encontrado un callejón de salida para el problema del pago de los intereses, tendrá su primer borrón.
De cualquier forma, también es verdad que de su etapa más activa en la política aprendió a encajar golpes. Al frente del ICO bajo el manto de Pedro Solbes se puede decir que es donde más cómodo y satisfecho estuvo pese a las críticas recibidas desde el bando popular, mientras que su paso por Navantia lo ha llegado a calificar como «muy interesante». Lo de las Loterías es quizás la espina que tiene clavada y por la que todavía sangra. Él apostó de manera bastante firme por la privatización parcial de este sector, iniciativa que le produjo un importante desgaste a nivel político.
«El nuevo Gobierno tendrá que privatizar Loterías sí o sí», dijo como lema de cabecera argumentando que de esta forma la empresa podía competir con la nueva ley del Juego. La firmeza con la que dijo aquella frase es la misma con la que ahora se pronuncia cuando se le pregunta si verdaderamente hay soluciones al problemón de la Fundación.
Los siete pecados capitales...
De momento, Aurelio compartía la queja más o menos pública de estos nuevos patronos de sentirse con cierto desamparo por parte del Consell. Císcar, pese a las reticencias iniciales, ha acabado cediendo y está en el aire señalar la fecha con la que el vicepresidente de la Generalitat se reunirá con la Fundación. Están condenados a ir todos de la mano.
Es algo que Aurelio Martínez siempre ha tenido claro desde el primer momento. Esta aventura en la que se ha metido la Fundación no puede salir si no recibe el gotero institucional.
Si no, a nadie extrañaría que en un futuro al nuevo presidente de la Fundación le diera por escribir un libro. No sería el primero. Hace apenas tres meses salió a la luz un ejemplar con un llamativo título: 'Los siete pecados capitales de la economía española'. Escrito a dos manos junto con Vicente Pallardó, en el libro se extraen conclusiones sobre los motivos que han llevado a España a zambullirse en esta ciénaga económica.
Los autores apuntan a la banca, la construcción, las administraciones públicas y a la mala utilización del dinero barato que en lugar de hacer uso correcto y a largo plazo, se destinó a infraestructuras tan abusivas como el ladrillo y tan absurdas como los aeropuertos en sitios que no lo merecen, por ejemplo.
Lo más probable es que si se le preguntara qué opinión le merece el aval que en su día firmó la Generalitat para salvar al Valencia, su respuesta no gustara en el Consell, aunque en realidad tampoco a los actuales inquilinos del gobierno autonómico les es cómoda la situación firmada en aquel fatídico verano de 2009.
Aurelio Martínez, pese a todo lo que su cerebro es capaz de generar, habla un idioma popular. Ofrece mucha más empatía que Federico Varona, siempre correcto pero con otro talante en sus formas.
«No sabe decir que no»
«Siempre ha sido muy sincero pero tiene un pequeño problema: no sabe decir que no a nada», afirma un amigo suyo que lo conoce desde hace más de 25 años. Quizá por eso fue por lo que aceptó 'mojarse' tanto en la Fundación como en el Valencia, un club al que adora desde una cerebral pero decidida posición. Al fin y al cabo, fue uno de los cuatro miembros que impulsaron en 1997 la creación de la prestigiosa Tertulia Torino, junto a dos antagónicos políticos como el expresidente de la Generalitat Francisco Camps y el exconcejal Joserra García Fuster, y el jefe de Opinión de LAS PROVINCIAS Pablo Salazar.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-04-30/montanero-numeros-20130430.html
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