ALBERTO SANTAMARÍA . HOY
VALENCIA. Año a año, temporada tras temporada, este Valencia pierde calidad. En ocasiones, demasiada. Este es el precio que hay que pagar debido a la pésima situación económica por la que atraviesa el club de Mestalla y a la, por lo menos, discutible política económica que ha implantado el presidente Manuel Llorente, basada únicamente en la venta de estrellas. Y cuándo uno vende y vende estrellas, llegará el día en el que acabe por estrellarse. Y tal vez eso es lo que ahora esté sucediendo en el carril zurdo de la primera plantilla.
¿Quién me ha robado mi banda izquierda? ¿Qué ha sido de ese ala que la temporada anterior maravilló a toda Europa? ¿Por qué Mestalla ha pasado de presumir con la compenetración de Mathieu y Jordi Alba, a padecer domingo tras domingo con Cissokho y Guardado? Y ojo, estamos hablando de dos jugadores, el francés y el mexicano, que se dejan la piel sobre el césped en cada partido. Que acaban de llegar, que les falta adaptación y que no escatiman en esfuerzo. Pero, o mucho me equivoco, o será complicado que cualquiera de los dos llegue a rendir cómo sí lo hicieron sus predecesores.
Y las cosas como son. La respuesta a tantas preguntas es compleja. Empezando por el adiós de quién hoy es el mejor lateral zurdo de toda España y uno de los mejores de toda Europa. Jordi Alba fue traspasado al Barça por 14 millones de euros, una buena venta toda vez que apenas le quedaban 12 meses de contrato y la renovación -en su momento pactada con los documentos en la notaría- quedó estancada. Pero obviamente el error no estuvo en la cifra de su marcha, sino en el por qué se había llegado a esa coyuntura. ¿Por qué el Valencia no había renovado antes a Jordi cuando lo tuvo en su mano? Unos míseros euros en la ficha del catalán tuvieron la culpa. Luego cuando desde la entidad se intentó rectificar ya fue demasiado tarde.
Con Alba de blaugrana, todavía sobrevivía Jeremy Mathieu. Y digo bien, sobrevivía. A duras penas, con dolor en su tendón de Aquiles, callado, sufriendo por el bien del equipo, sin decir esta boca es mía y aguantando estoicamente desde el mes de marzo. Incluso hubo días en los que el galo llegaba a su casa casi entre lágrimas de las molestias que le producía su lesión cuando desaparecían los efectos de la anestesia por la infiltración. Desde los servicios médicos, con Jordi Candel a la cabeza, le transmitían tranquilidad. Relativa, claro. Que no pasaba nada y que con reposo, todo desaparecería. Pues señores, estamos a 7 de noviembre y Mathieu sigue sin recuperarse y, lo que es aún peor, todo apunta a que acabará pasando por el quirófano y se perderá otros tres meses más de competición. Que no les engañen, en el club sabían que esto podía pasar porque de no haber sido así, Dídac hoy sería jugador del Valencia y Cissokho seguiría defendiendo la camiseta del Olympique de Lyon. ¿O no Braulio?
Y hablando de la banda izquierda, no entiendo qué hace Juan Bernat fuera de la convocatoria para el partido de hoy frente al BATE. Que en una lista de 20 futbolista, el canterano sea el único descarte técnico tiene poca explicación. Al menos, deportiva. Bernat no es el culpable de la derrota en Sevilla ante el Betis y es sólo el chaval el que paga los platos rotos. Demasiado fácil para Pellegrino; señalar al débil. Más si cabe, cuando su competencia directa no está rindiendo como de Guardado se esperaba. Del interior que deslumbraba en Riazor, apenas hemos visto algún chispazo intermitente. Y para colmo, sí está en la lista Pablo Piatti. Y me alegro. Pero no a costa del chaval. El argentino regresa una vez solventado su rotura de cúbito y radio, para gozar de su enésima oportunidad. Ésa que casi nunca tienen los canteranos que salen de Paterna y sí los futbolistas fichados a golpe de talonario o que se convierten en apuestas de determinados directores deportivos.
El error del ‘Caso Isco' es demasiado reciente como para volverlo a cometer. Confíen en Bernat y que sea él quien se lo gane sobre el césped. Y si no es así, adiós muy buenas. Pero a sus aficionados no les quiten su ilusión por ver triunfar a los chicos de la tierra y más a éste, que con minutos, nos puede ayudar a reconquistar esa banda izquierda que hace unos meses nos robaron.
Y las cosas como son. La respuesta a tantas preguntas es compleja. Empezando por el adiós de quién hoy es el mejor lateral zurdo de toda España y uno de los mejores de toda Europa. Jordi Alba fue traspasado al Barça por 14 millones de euros, una buena venta toda vez que apenas le quedaban 12 meses de contrato y la renovación -en su momento pactada con los documentos en la notaría- quedó estancada. Pero obviamente el error no estuvo en la cifra de su marcha, sino en el por qué se había llegado a esa coyuntura. ¿Por qué el Valencia no había renovado antes a Jordi cuando lo tuvo en su mano? Unos míseros euros en la ficha del catalán tuvieron la culpa. Luego cuando desde la entidad se intentó rectificar ya fue demasiado tarde.
Con Alba de blaugrana, todavía sobrevivía Jeremy Mathieu. Y digo bien, sobrevivía. A duras penas, con dolor en su tendón de Aquiles, callado, sufriendo por el bien del equipo, sin decir esta boca es mía y aguantando estoicamente desde el mes de marzo. Incluso hubo días en los que el galo llegaba a su casa casi entre lágrimas de las molestias que le producía su lesión cuando desaparecían los efectos de la anestesia por la infiltración. Desde los servicios médicos, con Jordi Candel a la cabeza, le transmitían tranquilidad. Relativa, claro. Que no pasaba nada y que con reposo, todo desaparecería. Pues señores, estamos a 7 de noviembre y Mathieu sigue sin recuperarse y, lo que es aún peor, todo apunta a que acabará pasando por el quirófano y se perderá otros tres meses más de competición. Que no les engañen, en el club sabían que esto podía pasar porque de no haber sido así, Dídac hoy sería jugador del Valencia y Cissokho seguiría defendiendo la camiseta del Olympique de Lyon. ¿O no Braulio?
Y hablando de la banda izquierda, no entiendo qué hace Juan Bernat fuera de la convocatoria para el partido de hoy frente al BATE. Que en una lista de 20 futbolista, el canterano sea el único descarte técnico tiene poca explicación. Al menos, deportiva. Bernat no es el culpable de la derrota en Sevilla ante el Betis y es sólo el chaval el que paga los platos rotos. Demasiado fácil para Pellegrino; señalar al débil. Más si cabe, cuando su competencia directa no está rindiendo como de Guardado se esperaba. Del interior que deslumbraba en Riazor, apenas hemos visto algún chispazo intermitente. Y para colmo, sí está en la lista Pablo Piatti. Y me alegro. Pero no a costa del chaval. El argentino regresa una vez solventado su rotura de cúbito y radio, para gozar de su enésima oportunidad. Ésa que casi nunca tienen los canteranos que salen de Paterna y sí los futbolistas fichados a golpe de talonario o que se convierten en apuestas de determinados directores deportivos.
El error del ‘Caso Isco' es demasiado reciente como para volverlo a cometer. Confíen en Bernat y que sea él quien se lo gane sobre el césped. Y si no es así, adiós muy buenas. Pero a sus aficionados no les quiten su ilusión por ver triunfar a los chicos de la tierra y más a éste, que con minutos, nos puede ayudar a reconquistar esa banda izquierda que hace unos meses nos robaron.
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