Ni juego, ni testosterona... ni ´res de res´

J. V. Aleixandre

He ahí un equipo, el Málaga de Pellegrini, que juega muy bien al futbol. He aquí otro, el Valencia de Pellegrino, que no se sabe muy bien a qué se dedica. Entre uno y otro hay cuatro contundentes goles de escandalosa diferencia. Frente al At. Madrid y el Bayern Múnich hizo el Valencia sus dos mejores partidos en lo que llevamos de temporada. En ambos, el equipo puso en valor la intensidad de su fútbol, la entrega, el sacrificio y la lucha. La aportación fundamental de sus futbolistas en esos dos choques fue la testiculina. Pero fútbol, lo que se entiende por fútbol „eso que desarrolla tan estupendamente el Málaga„, el Valencia aporta muy poco. Esta campaña apenas lo ha ofrecido en cuentagotas. Y sin ese ingrediente, básico en un juego que por algo se denomina así, fútbol, es difícil abrirse camino en la mejor liga del mundo. Para colmo de males, en La Rosaleda, el Valencia se quedó también sin testosterona. O sea, nada de nada. Cero. Un ridículo descomunal ante un rival muy académico, una de cuyas estrellas es Isco, ese chico que hace tan sólo unos meses pateaba en Paterna y en Mestalla y al que el Valencia dejó marchar, todavía no se sabe muy bien por qué. Las fuentes oficiosas del club „las oficiales no se pronuncian„ le atribuyen la pifia a Unai Emery „ahora que anda lejos y no se puede defender„ porque decía que Isco tenía tendencia a engordar. Como si no hubiera dietistas en este mundo. Con todo y con eso, la opinión de un entrenador que estaba en el disparadero no puede determinar el futuro de un futbolista de 20 años que viene siendo internacional en todas las categorías. ¿Para qué está el secretario técnico? ¿Para dar el visto bueno a su salida a cambio de los seis millones que pagó el Málaga por su cláusula de rescisión? Porque, otra cosa no, pero con Isco el Valencia hizo caja. Que al fin y al cabo es a lo que se dedica Llorente, a cuadrar las cuentas pendientes con Bankia. No tiene otra. Mientras tanto, el Málaga escala pujante hacia la cumbre de la tabla y el Valencia se estanca en el centro de la vulgaridad.

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