C. V. | VALENCIA..-
No hay nada como poner cara y voz a una empresa para cambiar el ánimo y las perspectivas. Que la Fundación del Valencia está metida en un lío tan gordo como pueden ser 81 millones de euros de deuda nadie lo duda. Pero la visita de José Granell, consejero delegado de Newcoval, al patronato sirvió para mucho más de lo que aparentemente parece. Granell no sólo mostró maquetas y explicó las reformas y modificaciones que se harán en el proyecto del nuevo estadio sino que -además de su discurso-, su presencia inyectó un renovado espíritu de ánimo en algunos recelosos patronos.
Aún con algunas reservas, no son pocos los patronos que dan por hecho de que la Fundación saldrá del marrón que lleva entre manos con esos 5,6 millones de euros que tiene que saldar en noviembre. El pago de intereses y la futura devolución del crédito se vincula de manera directa al nuevo estadio. Cuando Valencia y Newcoval activen las obras en septiembre, el panorama de la entidad habrá cambiado por completo y, por añadidura, también el de la Fundación.
Seguirá teniendo pendiente esos 81 millones pero la Fundación dejará de ser el máximo accionista de un club casi en quiebra. Los hay que piensan que se podría entonces ampliar por segunda vez la línea de crédito para cubrir el pago de los intereses; los hay que creen que así sería más fácil encontrar compradores; los hay que incluso llegan a considerar que entonces Bankia podría comprar títulos para compensar deuda -otros lo niegan en rotundo-; los hay que implican directamente a las instituciones (el IVF es ahora el avalista) para arrimar todavía más el hombro y algunos se han atrevido a hablar de que el Valencia podría quedarse acciones en autocartera (la ley sólo permite un 20 % y por unos pocos años).
Las soluciones, de cualquier forma, empiezan por ventilar esos 2,5 millones de euros lanzados al pequeño inversor. No va a ser nada fácil. La Agrupación de Peñas se ha puesto manos a la obra y ayer se reunió la junta directiva para trazar un plan: se quiere ofrecer un bloque de 60 acciones a cada peña divididas en paquetes de 15. «La gente tiene que participar porque el club lo necesita. Así, se comprarían 11 para obtener el descuento en el pase y 4 más como gesto hacia el Valencia», decía anoche el presidente de las peñas, Blas Madrigal.
En otro colectivo, el de Nou Valencia, la posición es mucho más ácida, particularmente con Társilo Piles. «Es una burla hacia el socio que este hombre menosprecie a algunos accionistas. Vuelve a mentir porque no quiere democratizar al Valencia, nosotros sí queremos comprar», dice Andrés Sanchis.
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