Cuando acabó la distendida comida con el nuevo entrenador, el propio Pellegrino, junto a Braulio Vázquez y Damià Vidagany, director de comunicación, abandonaron el restaurante, pero el consejo y el presidente se quedaron todavía en la mesa durante más de una hora.
Todos querían comentar la jugada, intercambiar impresiones sobre lo que les había transmitido el técnico argentino. Pero había más cosas en el ambiente que interesaban a la directiva. El revuelo en torno Llorente, después de que un juzgado le esté investigando a raíz de la denuncia anónima relacionada con unas cuentas en el extranjero, fue el tema central de conversación.
Los consejeros mostraron su firme y unánime apoyo al presidente. Incluso propusieron emitir un comunicado oficial para expresar esa confianza, a lo que el propio Llorente se negó. Alegó que se trata de un tema personal y no quiere que el club se vea implicado, pero lógicamente agradeció la muestra de solidaridad.
Aunque muy de pasada, también se abordó cuestiones delicadas como el 'plan Bankia' o la deuda de la Fundación. En este sentido, no fueron los consejeros los únicos que hablaron de economía durante el día. En la comida previa el propio Pellegrino se interesó por la cruda realidad del club. Y hasta en el campo de los números el argentino demostró que viene con el objetivo de que todo el mundo sume para conseguir el bien común, los objetivos colectivos. A los presentes en el ágape les agradó que Mauricio mostrara inquietud y sensibilidad por los problemas de la entidad, sabedor de que en los dos años que ha firmado como primer entrenador la agenda económica puede marcar el destino deportivo. Y que eso puede afectar a la parcela deportiva, que es la suya.
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