JUGOSO PERO POCO FIABLE

Cuando el podium de los mejores del Valencia en un partido jugado en Mestalla se lo reparten Albelda por su abnegada dedicación, Maduro por su gol y sobre todo César por sus necesitadas intervenciones, es que algo no ha salido todo lo bien que se esperaba. Desde luego, el equipo de Emery no ha podido iniciar de mejor forma la temporada. Dos de dos, cosa que ni Barça ni Real Madrid pueden decir. Es magnífico que el Valencia vaya acumulando medallas en cada etapa porque el camino va a empezar empinándose a partir de este instante pero ya puede ir Emery apretando las tuercas en Paterna si no quiere empezar a recibir sustos imprevistos a las primeras de cambio.

La pretemporada ha estado salpicada de algunas dudas, al menos eso es lo que ha quedado de puerta del vestuario para afuera, y algunas de ellas persisten aunque matemáticamente no se le puede poner hasta el momento ni un solo pero al equipo. Desde luego, el 1-0 al Racing borra esa incómoda losa que permitía a la formación cántabra salir viva de este campo en las últimas cinco temporadas pero tras el pitido final Mestalla se quedó con la mosca detrás de la oreja.

Se ganó, sí; pero también se pudo empatar y quizás hasta incluso perder. Con esa variedad de criterios, un equipo ganador como está obligado a ser el Valencia no debe caer en conformismos. Sería lo peor que le podría pasar porque el día que delante no esté el Racing, capaz de desperdiciar claros remates de gol hasta en cuatro ocasiones, la situación puede resultar bastante incómoda. Durante muchos minutos, demasiados, el Racing estuvo excesivamente a gusto sobre el césped. A Portugal le salían las cuentas con un dibujo sencillo de pizarra pero ágil y dinámico. A Unai, en cambio, el panorama se le empezó a torcer cuando tras la decisión inicial de sus jugadores, estos fueron perdiéndose en una incertidumbre bien aprovechada por el rival.

El Valencia persistente del arranque fue dando vida a un rival con mejor disposición sobre el terreno de juego. De la insistencia de Joaquín se pasó a las apariciones de Rosenberg, un jugador tan dinámico como poco certero. El aviso de que no iba a ser un paseo para los valencianistas llegó pasados los primeros veinte minutos de juego, cuando hizo falta que César diera la primera de sus pinceladas. Fue tras un remate de Rosenberg después de que por velocidad dejaran a la defensa blanquinegra en enaguas, con una duda incluida de Ricardo Costa de ir o no al cruce.

Al Racing le resultaba extremadamente fácil superar la improvisada presión valencianista, tocar en el centro del campo, ocupar espacios libres y exprimir al incombustible y guerrillero Munitis. Fue él, precisamente, el que hizo el segundo de los avisos serios. Colada por la banda de Jordi Alba y pase atrás dentro del área para que el veterano racinguista la enviara casi a la Malvarrosa cuando lo más fácil era colarla. El Valencia se había hecho un nudo y se había metido en un débil pero inquietante desconcierto. Atrás no se sabía salir con el balón controlado y en el centro del campo a Tico Costa le venía grande el traje que le había dejado Éver Banega. La transición de un argentino a otro, tras la lesión del primero, no aportó nada bueno al Valencia en la zona de cocción y sólo los arreones de Joaquín permitían mantener alerta a la defensa cántabra.

El Valencia fallaba la cohesión entre líneas, justo todo lo contrario que exhibía el rival, capaz incluso de estrellar un balón en el larguero con remate de cabeza de Ronseberg.

Pero en los últimos segundos del primer tiempo llegó la jugada del partido. Mata colgaba con muy mala baba un balón largo y por ahí aparecía Maduro para conectar un difícil cabezazo pero inapelable. Apenas unos segundos antes ya había podido marcar el Valencia tras un inteligente pase de Mata sobre Aduriz, que dejó al delantero completamente solo ante Toño aunque su toque lo despejó casi sobre la línea un defensa a la desesperada. Del 0-1 o 0-2 se iban todos al vestuario con el 1-0.

Mejor no se podían poner las cosas para el Valencia en el descanso. Con ventaja era fácil deducir que con un poco más de ajuste el resultado se podía ampliar con relativa facilidad. No fue lo que pasó. Al menos en su totalidad. El equipo, en el segundo tiempo, sí se comprometió mucho más. Las alianzas aparecieron por Mestalla, se empezó a presionar con más decisión arriba y Albelda tiró del equipo de la manera más sencilla: ahogando a Colsa, a Diop y a cuantos se le cruzaran en el camino. La fórmula empezó a dar resultado. Lástima que Joaquín fuera diluyéndose poco a poco. En lugar de hacer daño por la derecha como ocurrió en la primera parte, el Valencia cambió de lado y Vicente comenzó a activarse, tímidamente pero con la suficiente presencia para estropear la calma que hasta ese momento lucía el Racing. Eso sí, para no variar la costumbre, César volvió a aparecérsele una vez más a Rosenberg. El veterano guardameta fue la peor de las pesadillas para el delantero.

Llegaría la reaparición del Chori (Mestalla tiene muchas ganas de ver lo que es capaz de hacer el argentino) y unos minutos de intensidad para el Valencia, que apretó mucho más al equipo contrario permitiendo de esta manera un final de encuentro mucho menos comprometido. A Mestalla le queda el sabor de la victoria y una pizca de impaciencia; y al equipo una interesante ración de calma de cara sobre todo al partido de Champions del martes en Turquía donde hace falta algo más de cuajo.

http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-09-12/jugoso-pero-poco-fiable-20100912.html