El técnico se muestra tranquilo y seguro de contar con el respaldo del vestuario pese a lo sucedido con Éver Fernando Gómez acude a Paterna para conversar con el entrenador
Está tranquilo y seguro de que su autoridad dentro del vestuario no ha sufrido ni un solo rasguño pero, pese a todo, Unai Emery se encuentra en la actualidad en su segundo momento más delicado desde que es entrenador del Valencia. El primer golpe amargo le llegó al técnico la temporada pasada, curiosamente casi más o menos a estas alturas de curso, cuando el equipo dilapidó todo el botín que había acumulado en la competición de Liga para cerrarse él mismo, por fuera, las puertas de la Champions. De nada le sirvió aquella justificación de que nadie le había dicho que el objetivo era entrar en la competición de los grandes.
Ahora, la situación no es la misma pero con el precedente que hay, los nervios pueden aparecer en cualquier momento. Más aún tras una jornada que a todos los niveles ha sido nefasta para el entrenador vasco. Primero porque perdió su equipo y la ventaja con sus dos perseguidores se ha reducido a cinco puntos; segundo porque la imagen del Valencia resultó durante muchos minutos más que dudosa; tercero porque su decisión de prescindir de Silva y Villa (la contractura que arrastraba el domingo le desapareció ayer y se entrenó con absoluta normalidad) se pone en tela de juicio tras la derrota; cuarto porque su presidente volvió a ser fiel a su ambigüedad cuando tras el partido le preguntaron por Emery y contestó un aséptico: «Me gustan todos los entrenadores que trabajan y hacen que su equipo gane»; y quinto por el gesto de Domínguez de no darle la mano al ser sustituido (el argentino asegura que no se dio cuenta) y sobre todo por el desplante de Banega, donde todo -con cruce de palabras incluido- saltó por los aires.
La situación se ha enrarecido de tal manera que ayer en Paterna se habló más de la posición del entrenador y de su reacción errónea tras lo de Banega que de la molesta y permanente plaga de lesiones que siguen dejando al Valencia excesivamente limitado. Emery y Banega aparentaron dar una sensación de normalidad en la primera sesión de trabajo de la semana, porque según se asegura desde el entorno del entrenador, «entre ambos hay muy buena relación, incluso personal». El técnico, vigilado en todo momento por si coincidía con Banega, ni se dio cuenta del grito lanzado desde un grupo de espectadores (los mismos que colgaron una pancarta en la que se leía «César selección, Valdés paquetón»), que seguía el entrenamiento: «¡Emery, vete a tu casa!». Unai siguió a lo suyo, charlando y gesticulando a su manera con su fiel Carcedo.
Siempre ha dicho Emery que su situación personal no debe en ningún momento quitarle un ápice de su dedicación en favor del equipo. Sabe, en definitiva, que su futuro pasa ineludiblemente por la solución final, por lo que haga este equipo en la Liga, la única vía que le queda al valencianismo para salvar la temporada. Y Llorente, en este sentido, se mueve con una prudencia tremenda. Ayer no acudió a Paterna (por la tarde viajó a Valladolid donde hoy se reúne la junta directiva de la Federación), lo que hubiera podido interpretarse como una vuelta de tuerca más a todo lo sucedido en Palma. El presidente ya tuvo bastante con la charla que mantuvo con el entrenador en el mismo Son Moix tras el encuentro.
Es habitual que el dirigente baje al vestuario y cambie impresiones con el técnico, como también no debe sorprender ver a Fernando Gómez, director deportivo y consejero, acercarse por la Ciudad Deportiva para hablar con Emery. Esto último fue, de hecho, lo que ocurrió ayer aunque se quiera restar trascendencia para evitar precisamente que se pueda ver en este gesto una situación atípica.
Lo mejor que puede pasarle a Unai es que este jueves el Valencia gane, con o sin Banega en el campo. Con las bajas que arrastra el equipo se hace difícil pensar, no obstante, que el argentino -a pesar de que su rendimiento en las últimas semanas ha disminuido- pudiera ser apartado como medida de castigo. Juegue de titular o esté en el banquillo, lo cierto es que la afición volverá a tener -como viene ocurriendo toda la campaña con Emery- motivo de debate. Sí fue apartado, en cambio, Miguel esta misma temporada por otro acto que se puede considerar de indisciplina -lo de la gravedad va a gusto de cada uno- al haber llegado tarde al entrenamiento.
De cualquier forma y aunque parezca sorprendente por el margen que existía hace muy poco, al Valencia le pueden entrar las urgencias. En Mestalla, de momento, es fiable el equipo, aunque deberá andarse con cuidado con el Athletic , que en cuatro de sus últimas cinco visitas a Valencia ha conseguido tres empates y una victoria. Lo que más tranquilidad ofrece es que el equipo, al menos ante su afición, está sacando adelante los partidos. Justo lo contrario que ocurre lejos de Mestalla, ya que no sabe lo que es ganar desde hace tres meses. Ha perdido sus últimos cuatro encuentros en los que ha recibido además trece tantos. La última vez que se ganó fue en Xerez (1-3). Y este domingo, si finalmente se juega, debe visitar el Santiago Bernabéu.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-04-13/todos-ojos-puestos-emery-20100413.html
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