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ORGULLO

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miércoles, 30 de diciembre de 2009

El día en que un inglés compró el Valencia CF

SUPER desvela la operación entre J. Soler y Kevin McCabe que pudo suponer un cambio radical en la historia del club.

Pocos, o seguramente nadie, imaginaban que lo que había detrás de esas imágenes era la venta del Valencia a un magnate inglés, a un gurú de los negocios con ganas de gastarse su dinero en el Valencia.

Puede que sea algo tarde para contarlo, pero dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, y la historia lo es. La historia y la dicha son buenas, y reales. Tan buenas y reales que de haber fructificado el asunto, el Valencia CF no sería ahora como es. Si esta historia que SUPER desvela en las próximas líneas hubiera llegado a buen puerto, el valencianismo se habría ahorrado los episodios de Villalonga y su famosa rueda de prensa, las promesas incumplidas de Vicente Soriano y el tormentoso verano de Inversiones Dalport. De haberse cumplido el libro de ruta que Juan Soler y Kevin McCabe —el inglés protagonista de esta historia— trazaron, Manuel Llorente tampoco sería en estos momentos presidente del Valencia. No toca valorar ahora si fue bueno o malo que este cuento del pasado no llegara a buen puerto, y si no toca es porque la realidad es la que es y dice que el Valencia parece estar en buenas manos. Esto es tan solo una historia escondida que este periódico desvela hoy, mucho tiempo después, para interés de sus lectores.

El Valencia acababa de ganar la Copa del Rey con Ronald Koeman pero Juan Soler buscaba casi desesperadamente una salida. Buscaba alguien que le pagara lo que él había gastado en acciones del Valencia y desaparecer del mapa. En esta coyuntura, un empresario valenciano cuyo nombre permanecerá en el anonimato y con intereses económicos en Hungría, contactó con Kevin McCabe, un tipo en busca de inversiones y con ganas de gastar dinero en el mundo del fútbol. Sin ir más lejos, meses antes de que se gestara lo que ahora relatamos, el tal McCabe poseía el Shefield United, actualmente en la segunda división inglesa.

El anónimo empresario valenciano ya mencionado anteriormente habló a McCabe de la posibilidad de comprar el Valencia CF. Se buscó un hombre puente entre McCabe y el Valencia y comenzaron las negociaciones. El elegido en cuestión fue Luis Miguel Romero Villafranca, personaje clave de ahora en adelante en todo el entramado. Abogado en la actualidad, Romero Villafranca ha sido decano del colegio de abogados de Valencia y letrado de Paco Roig. Y abogado de Jesús Wollstein, dato súmamente significativo.

Fueron días de eternas negociaciones para fijar el precio final de una operación que oscilaba entre los 70 y los 80 millones de euros. Pactada por tanto la cantidad, McCabe quiso saber cómo estaba aquello que se disponía a comprar. Encargó una auditoría con la que conocer el estado de salud de las finanzas del club y otra con la que conocer también de primera mano la nómina de empleados de la empresa —sueldos y temporadas de contrato de trabajadores y futbolistas—.Varias semanas pasaron los abogados de McCabe campando a sus anchas por las oficinas del Valencia sin que nada se supiera. Solo un trabajador de la parcela deportiva supo de la historia, pero se le pidió que permaneciera callado, «no vayas a estropear la operación» le dijeron. Así hizo. Un ejecutivo del momento sí sabía lo que en aquellos días se cocía; el entonces consejero delegado del Valencia Jesús Wollstein, hombre de confianza de Juan Soler y que aparece en las fotografías junto al propio Kevin McCabe, un asesor del empresario inglés y Luis Miguel Romero Villafranca.

Acuerdo privado

Las negociaciones avanzaron hasta el acuerdo total. McCabe compraba el Valencia. Quería hacer de él un grande de Europa y nombres como los de Mourinho o Drogba salían a la palestra. Y como no hay más prueba que la que se puede ver, ahí están las imágenes; Kevin McCabe —después de aterrizar en Manises sobre su avión privado— visita la ciudad deportiva del equipo de fútbol que se acaba de comprar. Era mayo de 2008 y las cámaras de SUPER están de testigo. Como convidado de piedra si se quiere, pero testigos de aquella operación que ahora se desvela. ¡El que salía en aquella foto era el dueño del Valencia en ese momento! Sí, era el dueño porque McCabe no viajó a Valencia hasta que el acuerdo privado fue total. Y si visitó Paterna fue para ver la cocina de lo que acababa de adquirir; el vestuario donde todo se cuece, el Santa Santorum de un equipo de fútbol... aquello que si eres escocés y no eres ni futbolista ni entrenador solo se puede visitar si es tuyo.
Satisfecho como estaba el magnate con lo que acababa de comprar, solo quedaba darle formalidad a la operación. Primero que la UEFA aprobara la compra y segundo que el Consejo Superior de Deportes español hiciera lo propio. Situación que, por ejemplo, sí se dio con la compra de Dalport aunque no hubiera ni un duro de por medio. Los formalismos legales, son así…

OK de Bancaja

Todo estaba preparado, Bancaja —principal acreedor del club entonces y ahora— había dado el visto bueno y la Generalitat Valenciana estaba perfectamente informada, pero los formalismos dieron al traste con la jugada. La UEFA no permite que una misma persona, jurídica o física, sea la propietaria de dos clubes que pueden luchar en la misma competición en un momento dado, —ya era dueño del Sheffield United—, pero dispuesto como estaba a salvar aquel escollo formal, McCabe presentó una empresa paralela para que se conviertiera en la nueva propietaria del Valencia, como hizo meses antes, en febrero, para comprar el Fenercvaros húngaro, equipo que compró por 45 millones de euros a través de la empresa inmobiliaria ´Esplanade Real Estate´. La aparición de otra empresa levantó los recelos de Soler y su hombre de confianza Enrique Lucas. ¿Un error? Jamás se sabrá, pero lo cierto es que meses después, en septiembre de 2008 y antes de que se firmara la opción de compra de Soriano sobre las acciones de Soler tras la salida de Villalonga, el propio Soler contactó de nuevo con un McCabe que por aquel entonces ya había perdido interés en la operación a pesar de que antes había asumido las condiciones impuestas por Soler, que entre otras, exigían que el consejo de administración del Valencia estuviera formado por valencianos, y a pesar de que a McCabe jamás se le pasó por la cabeza hacer una ampliación de capital dado que su intención era poner dinero contante y sonante. Sí, por dos veces estuvo firmada la venta del Valencia en favor de Kevin McCabe y por dos veces se rompió. Lo que vino después, es de sobra conocido…

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