Emery debe decidir si opta ante el Barça por el serbio o dos pequeños El delantero se reivindica con goles
Ha llegado la hora de Nikola Zigic. El espigado delantero del Valencia está convencido de que puede demostrar a su entrenador que es útil para el Valencia. Para eso se quedó contradiciendo a los responsables del club el pasado verano al negarse a ser traspasado al Zenit de San Petersburgo. El futbolista serbio regresó a Mestalla tras una espectacular media temporada cedido en el Racing, con el que marcó 13 goles, aval que reforzó la confianza en sí mismo, de ahí su negativa a marcharse.
Ni siquiera saber que es el último de la fila para Unai Emery le hizo dudar acerca de su continuidad en Valencia. Se lo ha tomado como una cuestión personal, de orgullo, y no baja la guardia. Y sabe que no lo va a tener fácil. Un ejemplo de ello fue el encuentro del pasado domingo en Santander. Su entrenador optó por conceder descanso a Silva y metió en liza a Miku antes que a él. Pero el grandullón serbio, muy curtido, nunca se viene abajo.
En función del sistema
Zigic quiere jugar la semana próxima contra el Barcelona y por ganas y trabajo por su parte no va a quedar. Sin embargo, la última palabra la tiene obviamente Unai Emery. Si el entrenador del Valencia optara por jugarle al Barça a la contra, a pesar de estar en Mestalla, Zigic no le sirve. Si cambia el libreto, tendrá opciones.
Contando siempre con que no estará David Villa, Emery dispondrá también de la baza de Miku. Su presencia en Santander aportó muy poco, no por culpa del chaval, que se entregó a la lucha y dio la cara, pero el equipo como bloque fue un desastre, sobre todo en el primer tiempo. Después, el venezolano fue reemplazado.
Sin embargo, existen otra serie de alternativas a la hora de componer la alineación inicial que se enfrente al Barcelona. Y, a lo peor, Emery decide no utilizar a Zigic ni tampoco a Miku, teniendo en cuenta el superior potencial del rival que tendrá enfrente y al que habrá que parar, principalmente, en el centro del campo para impedir que su maquinaria funcione.
Ello podría llevar al entrenador del Valencia a ubicar al dúo Albelda-Marchena en la medular, con Éver Banega por delante, como media punta, pasando Silva a la banda izquierda y Mata al centro del ataque. Tiempo tiene Emery para estudiar detenidamente lo que puede ser más aconsejable y rentable para su equipo.
Aliado con el gol
A pesar de cuantas posibilidades puedan existir y de las especulaciones que conlleva el fútbol, hay una razón incuestionable en favor de Zigic: su olfato goleador. No lo pierde, a pesar de la intermitencia con que aparece en las alineaciones. Cuando sale al campo se reivindica con goles. Y prueba de ello fue lo que hizo en la segunda mitad de la temporada con el Racing, a pesar del ostracismo al que se vio sometido en Valencia antes de partir hacia Santander.
Zigic quiere triunfar en su equipo, está cansado de demostrar sus dotes de goleador -sin olvidar las innumerables asistencias que proporciona a los compañeros- en todas partes donde ha jugado y le rebela que se le resista el Valencia. Con su camiseta ha vuelto a marcar en Liga, en Santander, lo que hizo por última vez el 23 de diciembre de 2007, en La Romareda, con un gol que significó el definitivo empate a dos tantos.
Desde entonces, su presencia en las alineaciones del Valencia fue tan solo testimonial, lo que le llevó a aceptar la cesión de la campaña pasada, porque quería jugar. Ha vuelto, sigue aliado con el gol y sería una pena no aprovecharlo. Emery tiene la palabra.
Ha llegado la hora de Nikola Zigic. El espigado delantero del Valencia está convencido de que puede demostrar a su entrenador que es útil para el Valencia. Para eso se quedó contradiciendo a los responsables del club el pasado verano al negarse a ser traspasado al Zenit de San Petersburgo. El futbolista serbio regresó a Mestalla tras una espectacular media temporada cedido en el Racing, con el que marcó 13 goles, aval que reforzó la confianza en sí mismo, de ahí su negativa a marcharse.
Ni siquiera saber que es el último de la fila para Unai Emery le hizo dudar acerca de su continuidad en Valencia. Se lo ha tomado como una cuestión personal, de orgullo, y no baja la guardia. Y sabe que no lo va a tener fácil. Un ejemplo de ello fue el encuentro del pasado domingo en Santander. Su entrenador optó por conceder descanso a Silva y metió en liza a Miku antes que a él. Pero el grandullón serbio, muy curtido, nunca se viene abajo.
En función del sistema
Zigic quiere jugar la semana próxima contra el Barcelona y por ganas y trabajo por su parte no va a quedar. Sin embargo, la última palabra la tiene obviamente Unai Emery. Si el entrenador del Valencia optara por jugarle al Barça a la contra, a pesar de estar en Mestalla, Zigic no le sirve. Si cambia el libreto, tendrá opciones.
Contando siempre con que no estará David Villa, Emery dispondrá también de la baza de Miku. Su presencia en Santander aportó muy poco, no por culpa del chaval, que se entregó a la lucha y dio la cara, pero el equipo como bloque fue un desastre, sobre todo en el primer tiempo. Después, el venezolano fue reemplazado.
Sin embargo, existen otra serie de alternativas a la hora de componer la alineación inicial que se enfrente al Barcelona. Y, a lo peor, Emery decide no utilizar a Zigic ni tampoco a Miku, teniendo en cuenta el superior potencial del rival que tendrá enfrente y al que habrá que parar, principalmente, en el centro del campo para impedir que su maquinaria funcione.
Ello podría llevar al entrenador del Valencia a ubicar al dúo Albelda-Marchena en la medular, con Éver Banega por delante, como media punta, pasando Silva a la banda izquierda y Mata al centro del ataque. Tiempo tiene Emery para estudiar detenidamente lo que puede ser más aconsejable y rentable para su equipo.
Aliado con el gol
A pesar de cuantas posibilidades puedan existir y de las especulaciones que conlleva el fútbol, hay una razón incuestionable en favor de Zigic: su olfato goleador. No lo pierde, a pesar de la intermitencia con que aparece en las alineaciones. Cuando sale al campo se reivindica con goles. Y prueba de ello fue lo que hizo en la segunda mitad de la temporada con el Racing, a pesar del ostracismo al que se vio sometido en Valencia antes de partir hacia Santander.
Zigic quiere triunfar en su equipo, está cansado de demostrar sus dotes de goleador -sin olvidar las innumerables asistencias que proporciona a los compañeros- en todas partes donde ha jugado y le rebela que se le resista el Valencia. Con su camiseta ha vuelto a marcar en Liga, en Santander, lo que hizo por última vez el 23 de diciembre de 2007, en La Romareda, con un gol que significó el definitivo empate a dos tantos.
Desde entonces, su presencia en las alineaciones del Valencia fue tan solo testimonial, lo que le llevó a aceptar la cesión de la campaña pasada, porque quería jugar. Ha vuelto, sigue aliado con el gol y sería una pena no aprovecharlo. Emery tiene la palabra.
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