ALBERTO SANTAMARÍA. HOY ¡A mucha honra! Estoy cansado de que cada vez que el Valencia le planta cara al Madrid haya que tener en cuenta la figura arbitral...
VALENCIA.
Reconózcanlo, ganar en el Santiago Bernabéu, asegurar de forma virtual la cuarta plaza de la clasificación y dejar al Real Madrid sin opciones de ganar la Liga, les pone. Alguno habrá que no, pero la mayoría de ustedes seguro que piensan como yo. Sería como matar dos pájaros de un tiro. La guinda a una temporada en la que el Valencia ha dado un enorme salto de calidad. Cierto es que alcanzar al Atlético de Madrid se antoja más que complicado, pero certificar la disputa de la fase previa de la Champions significaría cumplir con el objetivo marcado en el primer año del proyecto Peter Lim. Y dando la sorpresa en Chamartín la meta estaría a tan sólo un último paso. Incluso existe una carambola matemática que permitiría al equipo de Nuno certificar su pase: si el Sevilla pierde en Vigo y los che regresan de la capital de España con el triunfo en el bolsillo, el Valencia volverá a estar entre los mejores combinados del continente. Ahora bien, conseguir esto se antoja difícil. Derrotar a los blancos en su estadio suele ser misión -casi- imposible. Este año, por ejemplo, los de Ancelotti únicamente han perdido un partido jugando como locales. Fue en agosto y contra el propio Atlético de Madrid. Y de aquello, como pueden comprobar, ya ha llovido. Hablar de las virtudes del actual campeón de Europa suena a absurdo porque resultan obvias. Sin embargo, históricamente cuando los merengues no las acaban de demostrar al cien por cien, suele aparecer un invitado especial a la fiesta: el árbitro.
Reconózcanlo, ganar en el Santiago Bernabéu, asegurar de forma virtual la cuarta plaza de la clasificación y dejar al Real Madrid sin opciones de ganar la Liga, les pone. Alguno habrá que no, pero la mayoría de ustedes seguro que piensan como yo. Sería como matar dos pájaros de un tiro. La guinda a una temporada en la que el Valencia ha dado un enorme salto de calidad. Cierto es que alcanzar al Atlético de Madrid se antoja más que complicado, pero certificar la disputa de la fase previa de la Champions significaría cumplir con el objetivo marcado en el primer año del proyecto Peter Lim. Y dando la sorpresa en Chamartín la meta estaría a tan sólo un último paso. Incluso existe una carambola matemática que permitiría al equipo de Nuno certificar su pase: si el Sevilla pierde en Vigo y los che regresan de la capital de España con el triunfo en el bolsillo, el Valencia volverá a estar entre los mejores combinados del continente. Ahora bien, conseguir esto se antoja difícil. Derrotar a los blancos en su estadio suele ser misión -casi- imposible. Este año, por ejemplo, los de Ancelotti únicamente han perdido un partido jugando como locales. Fue en agosto y contra el propio Atlético de Madrid. Y de aquello, como pueden comprobar, ya ha llovido. Hablar de las virtudes del actual campeón de Europa suena a absurdo porque resultan obvias. Sin embargo, históricamente cuando los merengues no las acaban de demostrar al cien por cien, suele aparecer un invitado especial a la fiesta: el árbitro.
No soy partidario de poner la venda antes de que surja la herida, pero en la Castellana llueve sobre mojado. No me cabe ninguna duda de que este Valencia va a competir ante los Cristiano, James, Bale y compañía. Ninguna. Lo ha dejado patente frente a todos y cada uno de los rivales de entidad contra los que ha medido sus fuerzas a lo largo de este ejercicio 2014/2015. Pero competir en el Bernabéu en muchas ocasiones no basta. Aseguran los estudiosos que todo comenzó en 1930. Por aquel entonces, el Valencia disputaba el duelo de vuelta de los cuartos de final de la Copa de España. En la ida había caído por 2-5 y en tierras madrileñas se imponía por 0-2 cuando el colegiado Fausto Martín le anuló otros dos goles. El trencilla dejó sin validez la diana de Picolín que suponía el empate a cinco en la eliminatoria y a un cuarto de hora para el final, hacía lo propio con Navarro. Sus decisiones desquiciaron a los valencianistas hasta el punto que su capitán Amorós llamó al resto de sus compañeros y el equipo abandonó el césped. Clasificarse para semifinales estaba prohibido.
Ochenta y cinco años han transcurrido de una tarde que forma parte de los libros que rememoran las andanzas de una entidad con más de 96 años de existencia. Desde aquel día hasta la actualidad son innumerables las polémicas que han generado las visitas blanquinegras al coliseo madridista.El gol anulado a Ilie, las expulsiones de Albelda o los inexistentes fueras de juego de Soldado son los primeros ejemplos que me vienen a la mente...aunque estoy convencido de que usted, amigo lector, recuerda alguna que otra tropelía mayor. Y no, no me olvido del famosísimo ‘Ushiro Nage' de Marchena a Raúl en el año del doblete. Faltaría más. Corría el año 2004 cuando el equipo de Benítez, dos campañas más tarde, volvía a pelearle el título a los de Florentino y para intentar justificar lo injustificable apareció de la nada el presidente de la Federación Española de Judo, Alberto Blanco, para convertir en penalti una acción en la que, como mucho, había falta del delantero. Ya me dirán ustedes que pinta un ‘experto' en Judo para sentar cátedra sobre lo que es y lo que no es infracción en el fútbol. Para llorar.
Porque si hacer memoria significa ser un llorón, pues lo soy. ¡A mucha honra! Estoy cansado de que cada vez que el Valencia le planta cara al Madrid haya que tener en cuenta la figura arbitral. ¡Y ojo, que por si faltaba algo, el sábado pita Clos Gómez! El aragonés fue quien, con su actuación, impidió a los de Valverde acabar cuartos en la campaña 12/13. ¡Qué atraco el del Pizjuán! Los penaltis, la expulsión de Jonas... Pero es que los números del zaragozano no terminan ahí: en los 16 encuentros que se ha cruzado con los che a domicilio, Carlos -para los colegas-, ha expulsado a 8 futbolistas vestidos de blanquinegro. Uno cada dos partidos. El último, Joao Cancelo en Málaga. Pero no se crean, que aseguran por La Meseta, y tiene narices la cosa, que la designación de Clos les perjudica porque fue tras uno de sus arbitrajes cuando José Mourinho sacó a la luz la famosa lista de errores en contra del Madrid. Leer para creer. Que Dios, o quien sea, nos coja confesados porque pasado mañana el Valencia va a competir y cuando el Valencia compite en el Bernabéu...acaben ustedes la frase.
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